Padres e Hijos – Los Grandes Cuadros de las Enfermedades Infantiles 1

 

Según su origen y naturaleza el campo de la enfermedad infantil se puede dividir en tres grandes grupos. Dos grupos básicos bien definidos y hasta contrapuestos, y un tercero que podría denominarse «mixto», porque participa de ambos en diversas proporciones e incluye cuadros cuyo origen aún es desconocido.

1. Enfermedades de Origen Orgánico.

Este grupo está integrado por todas las enfermedades y agentes físicos, por ejemplo: traumatismos que en forma directa o indirecta producen una lesión, destrucción o defor­mación del tejido nervioso. Es decir, que en alguna medida se ha dañado la estructura anatómica o celular del sistema nervioso. Como la célula nerviosa o neurona posee la carac­terística de no reproducirse después del nacimiento, de no poder restituir sus unidades destruidas, las lesiones cerebrales son irreparables y permanentes.

Según el momento biológico, la enfermedad orgánica se divide en hereditaria o adquirida.

En el primer caso se trata de fallas o defectos genéticos que se transmiten a través de la herencia y que se manifiestan en algunos miembros del árbol familiar. Al parecer en las primeras etapas de la vida fetal, producen atrofias, malformaciones orgánicas diversas, deterioro acentuado del sistema nervioso, y su expresión posterior son retardos mentales severos, microcefalia, y otras malformaciones neurológicas.

Pero, también, se incluyen entre las afecciones hereditarias algunas formas de epilepsia, sordera congénita, o estados maníacos que no muestran alteraciones físicas ni perturbaciones mentales ge­nerales, sino manifestaciones específicas bien definidas, que incluso, pueden revelarse varios años después del nacimiento como es el caso de la aparición de crisis convulsivas.

Los casos orgánicos adquiridos consisten en enfermedades que atacan la integridad del sistema nervioso en tres momen­tos diferentes: durante la vida intrauterina del feto, durante el proceso del parto y en el primer año de vida. Se las deno­mina afecciones cerebrales prenatal, natal y postnatal respec­tivamente.

Las afecciones intrauterinas transmitidas al feto por la madre a través de la placenta, son severas, producen malformaciones o atrofias y están acompañadas por defectos físicos groseros que casi siempre son observables en el momento de nacer. El proceso del parto, que abarca varias horas antes y después del alumbramiento, es quizás uno de los momentos más críti­cos de la vida humana, pues en el pasaje al ambiente exterior el nuevo ser se halla expuesto a una serie de dificultades capaces de interferir su normal funcionamiento y posterior desarrollo.

Alrededor del 25% de la patología orgánica cerebral infan­til se produce durante este período. Felizmente los progresos médicos han reducido la incidencia de esta patología, pero aún sigue habiendo riesgo por las consecuencias posteriores al parto mismo. Las afecciones postnatales que interesan son las que atacan al sistema nervioso, como la encefalitis y la meningitis.

Otras causas de lesiones cerebrales adquiridas son los trau­matismos craneales y ciertas intoxicaciones.

En los dos primeros años de vida, resulta decisiva la buena alimentación del lac­tante y los adecuados cuidados maternos, pues el desarrollo cerebral es acelerado y requiere el aporte constante de alimentos completos, especialmente proteínas; la carencia de las mismas en esta etapa puede dar lugar a un retraso mental o madurativo general irreversible.

Lo mismo se puede decir de la falta de afectos y cuidados maternales, ya que la privación afectiva (una hospitalización prolongada y solitaria en la lactancia, por ejemplo) ha sido señalada como causa importante de autismo infantil o graves perturbaciones emocionales, in­telectuales y de conducta.

Muchas de las dificultades presentes en el aprendizaje esco­lar con limitaciones en el nivel intelectual, se deben a la nutrición insuficiente o carencias afectivas de la lactancia, que obstaculizan el crecimiento armónico y homogéneo de la per­sonalidad y la inteligencia en el nivel orgánico.

Nos queda por describir entre las afecciones orgánicas algunos cuadros específicos ocasionados por lesiones circuns­criptas y localizadas en zonas cerebrales vinculadas con el lenguaje, que son la causa de las llamadas afasias infantiles. Se trata de una patología especializada muy poco conocida, pero de gran significación por sus repercusiones no sólo en el lenguaje, sino en toda la estructura intelectual del niño.

 

2. Enfermedades de Origen Ambiental.

Es un grupo bien diferenciado del anterior por no afectar el aspecto orgánico de los tejidos y centros nerviosos y por no ser producido por enfermedades y agentes físicos. Se incluyen todos los problemas de conducta o cuadros reactivos emo­cionales o neuróticos que se movilizan como respuesta del «yo» ante presiones, conflictos o frustraciones que inciden sobre el niño, en un período de la vida que como ya hemos dicho, es particularmente sensible por sus continuos cambios y su extrema dependencia del grupo familiar.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Dejadlos Venir a Mí”

Por Daniel Bravo

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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