Familias Cristianas – Orar por la Habitación de tu Hijo 1

 

Cuando mi hijo tenía alrededor de 11 años, de repente comenzó a tener pesadillas sin razón aparente. No había visto nada en una película o en la televisión que le asustara, y no mostró síntoma de que algo fuera de lo común le hubiera sucedido. Oramos con él varias veces, pero noche tras noche, los malos sueños persistían.

Mientras oraba al respecto a solas una mañana, le pedí a Dios que me mostrara cuál era la causa de estas pesadillas. Al hacerlo, percibí una fuerte necesidad de ir al cuarto de mi hijo.

«Señor, si hay algo en el cuarto de Christopher que no debiera estar aquí, muéstramelo». De inmediato me sentí dirigida hacia la computadora y a mirar sus juegos. El primer juego que tocaron mis manos era uno que había pedido prestado a un amigo de la iglesia.

La parte de afuera de la caja se veía inofensiva por completo; era solo un juego de niños de acción y de aventura. Lo abrí y extraje el pequeño panfleto de instrucciones. Las primeras páginas no revelaron nada fuera de lo común, pero en las de atrás encontré la peor clase de basura satánica. Yo estaba horrorizada, pero dije: «Gra­cias, Jesús», y de inmediato saqué el juego de su cuarto.

Si hubiera sido propiedad de mi hijo, lo habría destruido de inmediato, pero al ser propiedad de otro niño, llamé a los padres de aquel y les conté acerca de lo encontrado. Estaban tan sorprendidos y ajenos a la situación, como nosotros. Cuando Christopher regresó del colegio, le mostré lo que había descubierto. Me dijo que no había avanzado tanto en el juego todavía, y que no se había percatado de lo que había en él. No vaciló en devolverlo.

Cuando mi esposo regresó a casa, ungimos el cuarto de nuestro hijo con aceite y oramos profundamente por toda la habitación. Nosotros sabíamos que la Biblia decía: «El yugo se pudrirá a causa de la unción» (Isaías 10:27). Y aunque la mayor parte de los ejemplos bíblicos de esto son personas siendo ungidas, también hay ejemplos de edificios o cuartos recibiendo unción para ser santificados. «Y tomarás el aceite de la unción y ungirás el tabernáculo, y todo lo que está en él; y lo santificarás con todos sus utensilios, y será santo» (Éxodo 40:9).

Puesto que queremos romper cualquier yugo del enemigo y limpiar el aposento de nuestro hijo de todo lo impuro, ungimos el dintel de la puerta y oramos por su cuarto, invitando al Espíritu Santo a morar allí y a desplazar cualquier cosa que no fuera de Dios.

La prueba de que habíamos hecho lo correcto fue que las pesadillas de Christopher cesaron súbitamente; así como ha­bían comenzado.

La casa de todos necesita una limpieza espiritual de vez en cuando, en especial los recintos donde nuestros hijos duermen y juegan. La Biblia dice que si traemos a nuestra casa cualquier cosa abominable, junto con eso acarreamos destrucción.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder de los Padres Que Oran”

Por Stormie Omartian

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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