Familias Cristianas – Trastornos Relacionados con la Sexualidad en los Niños 4
Continuemos.
El travestí y el transexual pueden ser homosexuales o no.
El transexual le da una reasignación corporal y el cambio de su cuerpo es por convicción.
En el travestí la ropa excita, en el transexual no.
En el travestí el pene cumple una función fundamental, generalmente el transexual se busca una relación heterosexual y su identidad es femenina.
El travestí no oculta su pene, tiene placer al mostrar el pene, donde los demás creen que no está.
El transexual evita tener relaciones con su pene, el pene no cumple ninguna función y su identidad es mujer.
El travestí juega a ser mujer y su identidad es ser hombre y su pene cumple una función (si no es homosexual) el travestí juega a la mujer con pene.
El transexual no se toca el pene y lo oculta rechaza su virilidad, el travestí no.
En el transexual el pene es un estorbo y su ideal es operarse (luego de operarse aparece la psicosis). El pene es un pedazo de carne sin significación y queda identificado con la madre.
Stoler habla de sexo y género, dice que el sexo tiene que ver con el órgano genital sea pene o vagina, mientras que género tiene que ver con la identidad. Dice luego que en una persona el sexo y el género no siempre coinciden. Es decir que una persona puede ser biológicamente hombre o mujer según sus órganos genitales pene o vagina. Pero la conducta sexual no necesariamente coincide con estos órganos.
7. Aprendiendo a Ser Padres: «Todo Comenzó En La Infancia…»
Para intentar comprender mejor como fueron desarrollándose en un individuo estas distintas alteraciones debemos ir al tiempo del desarrollo psicosexual del niño. No es lo mismo una madre que amamante a su hijo mirándolo a los ojos y sonriéndole, que lo haga prestando atención a otras cosas fuera del niño.
La mirada afectiva que el bebé recibe mientras es amamantado, cuando se le cambian los pañales o se lo baña, es sumamente importante para el posterior desarrollo de su sexualidad; así como también los gestos que los padres hagan cuando vean a su hijo tocar sus genitales o masturbarse.
Otra de las causas de la educación sexual infantil deficiente, es la falta de un lenguaje apropiado. Por un lado existe un lenguaje «vulgar» que utiliza la sociedad y que el niño escucha y aprende en la escuela, y que resulta inadecuado. Por otro lado tenemos el lenguaje científico que muchos padres desconocen o no utilizan en razón de sus prejuicios. Esto genera el uso de un lenguaje que expresa una gran contradicción entre el significado y el significante. Por ejemplo, si un padre, en lugar de llamar a los genitales de su hijo «pene», los llama «pistola», el niño inconscientemente podrá llegar a formarse la idea de que su aparato genital funciona como un arma, por lo tanto, puede lastimar o destruir. Y si utiliza términos peyorativos, como «pitito» o «pirulín», desvalorizará la sexualidad del niño.
Como padres debemos tener en claro que los mensajes verbales y no verbales que trasmitimos a nuestros hijos, formarán la creencia y actitudes que ellos luego desarrollarán de su propio cuerpo, con respecto al placer sexual y a la implicancia de ser hombre o mujer.
De acuerdo con el resultado de esta relación, el niño podrá:
A. Aceptar su cuerpo y su sexualidad como un aspecto positivo y natural, o sentir vergüenza por su cuerpo y por sus genitales.
B. Percibir su cuerpo como fuente de placer y satisfacción, o percibirlo como fuente de dolor y frustración.
C. Desarrollar confianza en las demás personas y aceptar su intimidad emocional, o aprender a desconfiar y no permitir ningún acercamiento de tipo emocional.
D. Sentir que la curiosidad sobre el sexo es positiva y satisface su deseo de saber o aprender que no tiene derecho a información sexual, permaneciendo en la ignorancia.
E. Aceptar como positivo el tener sensaciones placenteras y experiencias sensuales en su cuerpo o negar este derecho y desarrollar culpabilidad al tenerlas.
Extracto del libro “Dejadlos Venir a Mí”
Por Daniel Bravo