Predicaciones – Algo Que Toca el Corazón de Dios 1

 

«Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres” (Malaquías 4.6).

«Papá pégame a mí, pero no le pegues a mamá». Así gritaba llena de angustia la niñita de apenas seis años tratando de detener la brutalidad del hombre que golpeaba a su madre. ¡Cuántos casos como este enfrentamos a diario! «Salvemos la familia», un ministerio de nuestra Asociación Evangelísti­ca, está encaminado a brindarle ayuda a la decadente familia actual. Son muchos los ejemplos que nos alientan a seguir el camino de restaurar hogares, sanar heridas y ayudar a la gente a descubrir lo más valioso de la vida: la salvación mediante nuestro Señor Jesucristo. Veamos algunos de los muchos resultados de «Salvemos la familia»:

 

Problemas Familiares que Tuvieron Solución.

Denme otra oportunidad. Se necesitaron varias semanas de intensa consejería e intercesión. Con la madre y la niña por un lado, y por el otro con el esposo y padre. Luego con toda la familia junta. Poco a poco la luz del evangelio comenzó a ministrar a más personas. Cierto día la madre vio a una mujer joven en una actitud sospechosa. Estaba arrojando un «extraño bulto», dentro de un gran recipiente de basura. Algo o ALGUIEN,  se movió y corrió para ver qué contenía aquel recipiente. ¡Qué tremenda sorpresa! Era una bebita de 5 días de nacida que su madre abandonaba

– ¿Por qué haces esto? -le pregunto a la mujer.

– No quiero a esta niña… aborrezco a esta hija. No sé qué hacer y por eso la abandono.

– ¿Así que no quieres tomarla? – le preguntó y la madre salió corriendo como un rayo. La mujer muy emocionada, llevo la bebita recién nacida. La baño, la perfumó y la vistió. Le dio de comer y la llevó al doctor. Terminó adoptándola como hija de su familia. Y sobra decir que esa pequeñita hoy hace las delicias de todos en casa.

Un verdadero milagro. Una fría mañana de invierno, desde una caseta de teléfono público, una madre cuya voz temblorosa reflejaba una terrible angustia, llamó a las ofici­nas de «Salvemos la familia». La trabajadora que la atendió escuchó estas palabras: «Mi hija solo tiene dieciséis años, está embarazada y todo el mundo le está recomendando que aborte la criatura. Le he rogado que no lo haga, que la ayudaré a cuidarla mientras ella siga estudiando. Pero parece que todo está definido. Estoy aquí frente una de esas horribles «clínicas familiares», mi hija está allí llenando sus papeles para que le hagan el aborto». El caso estaba totalmente fuera de nuestra área geográfica. Era materialmente imposible llegar hasta allá a tiempo para salvar dos vidas: la de la joven madre y la de la inocente criatura. Pero hay un recurso que no falla: la dimensión vertical. Oramos y reclamamos esas vidas para Dios. Guerreamos contra Satanás y sus huestes, y en el Nombre de Cristo confiamos en que esa muerte no se produ­ciría. Días más tarde la misma madre nos llamó y nos dijo: «¡Ocurrió un verdadero milagro! Por una razón que no entien­do, mi hija salió corriendo de aquella clínica y me dijo: «Mamá, ya no voy a hacer esto tan horrible, quiero a mi bebé. Vamos, mami, busquemos a alguien que nos hable de Dios, necesito un cambio en mi vida”. Nuestras oraciones fueron oídas y contestadas.

Un aborto al parecer inevitable. «Hoy te harás el aborto. Eso ya está decidido. Así que báñate rápido y vamos que el doctor nos está esperando». De esta manera le habló el hombre duramente a su pareja en una comunidad cerca del centro de Los Ángeles. La mujer había tratado en vano de convencer a su compa­ñero de que no la obligara a abortar. Cuando salló del baño, algo extraño estaba sucediendo. El hombre tenía en sus manos el libro «Aborto» que escribió Noemí, mi esposa. Un líder de la Iglesia Bíblica de Norwalk se lo había regalado a su esposa. Sus manos temblaban y llorando le dijo a su esposa: “No vas a sufrir haciéndote el aborto… vamos a tener a nuestro hijo”.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder de su Presencia”

Por Alberto Mottesi

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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