Guerra Espiritual – Desarrollando la Vida de Oración Personal 1
Continuemos.
El Misterio de la Oración.
Además de nuestro planeta, todo el universo fue creado con un solo propósito: El de proveer una morada apropiada para la raza humana. La raza humana, a su vez, fue creada para proporcionar compañía eterna para el Hijo.
Después de la caída del hombre, y de la promesa de Dios de redención por medio de su Hijo, la raza mesiánica nació y fue preservada para traer al mundo al Mesías. Este vino con la sola y única intención de dar a luz a su iglesia y obtener así su novia.
Por lo tanto, vemos que la iglesia, que más tarde se convertirá en la novia de Cristo, es el objeto central y el propósito, no sólo de la historia, sino de todo lo que Dios ha estado haciendo en todas las esferas desde la eternidad.
En otras palabras, desde el principio, el único propósito con el que fue creado el universo fue el de producir y preparar una compañera eterna, llamada la novia, la esposa del Cordero, para el Hijo (Apocalipsis 21:9). Esta novia habrá de compartir el trono del universo en un terreno de igualdad con su divino Amante y Señor después de la cena de las bodas del Cordero (Apocalipsis 3:21). Es por esta razón que debe ser enseñada, educada y preparada para desempeñar su papel de reina.
En la Escritura sólo se nos dan atisbos de las responsabilidades de los santos en el reino milenial, pero está claro que incluirán la administración de la voluntad del gran Rey, y la supervisión de las diferentes partes de su extenso y eterno reino. Con esta función única y distinguida, Dios ordenó el plan de oración por medio del cual, su novia habría de entrar en un encuentro y conflicto personal con Satanás y su jerarquía, venciendo la oposición de éstos a Dios y a su reino.
No se trata de ayudar a Dios a triunfar sobre el diablo, sino de proporcionarle a la iglesia el ejercicio y la práctica en cuanto a vencer. El carácter adquirido venciendo es un requisito previo necesario para reinar con Cristo.
Esta es, creo yo, la única razón de ser del método y de la práctica de la oración. El plan magistral de Dios es producir vencedores para el trono. La oración no es para persuadir ni asistir a Dios, excepto en su programa de preparación, sino solamente para dar a la iglesia el ejercicio y la práctica en cuanto a vencer con objeto de aumentar su rango eterno y eficiencia. En el contexto de la batalla espiritual, la oración es pura, total y enteramente un aprendizaje; no se puede entender en ningún otro contexto.
Lo afirmaré de nuevo: El propósito eterno de Dios al crear el universo y la raza humana fue el conseguir una compañera eterna para su Hijo; este hecho es parte del misterio revelado en el libro de Efesios y alcanza su clímax iluminativo en el capítulo 5 del mismo, el cual explica el paralelo divinamente revelado entre los programas de Dios de matrimonio humano y divino.
El vs.32 aclara el misterio, cuando Pablo afirma de modo inequívoco que los cónyuges del programa de la boda son Cristo y su iglesia. En el propósito eterno de Dios, la iglesia ha de ocupar la posición más alta en el universo, sólo por debajo del mismo Dios, como eterna compañera de Cristo. Como novia del Hijo eterno habrá de compartir con él la eterna soberanía.
Note estas profecías del Nuevo Testamento:
«¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo?… ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?» (1º Corintios 6:2a-3a).
«Si sufrimos, también reinaremos cori él» (2 Timoteo 2:122 Timoteo 2:12).
«Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones» (Apocalipsis 2:26).
«Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono» (Apocalipsis 3:21).
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “Destinados a Vencer”
Por Paul E. Billheimer
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