Guerra Espiritual – Desarrollando la Vida de Oración Personal 3

 

Continuemos.

¿Por qué buscaría Dios un hombre? ¿Puede aca­so un hombre hacer algo que es imposible para Dios? ¿Puede un hombre ayudar a Dios a menos que sea en su programa de preparación? La res­puesta es no.

Dios ordenó el plan de la oración com­pletamente para el bien del hombre. Tan pronto como una persona nace de nuevo, entra en el apren­dizaje para gobernar en los siglos futuros. Todo creyente es un candidato al cargo más alto del uni­verso: el noviazgo y, por lo tanto, el señorío con Cristo. La oración es el método de Dios para en­señar a vencer a dichos candidatos al trono univer­sal.

Dios podía haber quitado de en medio a Satanás encarcelándolo inmediatamente después de su caída, pero le está utilizando en la tarea de prepa­rar a sus futuros cogobernantes.

«Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he senta­do con mi Padre en su trono» (Apocalipsis 3:21). Por esto Jesús dijo que ha dado a los creyentes au­toridad sobre toda fuerza o poder del enemigo (Lucas 10:19).

A muchos de nosotros, Satanás nos parece in­vencible, pero no es cierto. Sólo es una criatura de Dios, y el aprender progresivamente a vencerle es el primer requisito para gobernar en la eternidad. Esta es la razón por la cual Dios buscaba a un hom­bre para que venciera a Satanás en lugar de hacerlo él mismo. Esto también explica por qué Dios per­mite que el diablo contienda con el creyente: Para proveerle a éste ejercicio en cuanto a vencer.

 

La Oración no Ejerce Influencia Sobre Dios.

En el pasado, muchos pensaban que la oración ejercía influencia sobre Dios. Esto es un error. El orar no influye sobre él. Dios es soberano por com­pleto. Es el quien inicia toda oración que está de acuerdo con su voluntad. Cuando en su sabiduría decide tomar cierto curso de acción en el mundo que Él ha creado y gobierna, busca a un hombre sobre cuyo corazón pueda poner una carga de ora­ción, y que coopere con él manifestando su propósi­to y deseo.

Dios nunca contesta una oración, aunque él mismo la haya inspirado, hasta que encuentre a un hombre que la exprese, por lo menos en su espíritu. Nuestras palabras, nuestros deseos intensos, nues­tras ansiedades y lágrimas no tienen ningún poder intrínseco sobre Satanás mismo; pero ya que la ora­ción pone en acción el Espíritu de Dios y es un aprendizaje, «galvaniza» al cielo para que obre. Por eso dice Santiago: «No tenéis porque no pedís».

Puesto que la oración es un programa de prepa­ración, pone en marcha al Espíritu de Dios para que se enfrente a Satanás. Solamente lo que se ori­gina en el cielo tiene algún poder sobre el diablo. Esta es la razón por la cual Dios no hace nada sino mediante la oración y por la que ésta pertenece al terreno de la acción. He aquí la base para la afir­mación de que Dios rige el mundo por medio de la oración.

E. M. Bounds dijo: «Dios moldea el mundo mediante la oración. Las oraciones de los santos de Dios son el capital del cielo, por medio del cual Dios lleva a cabo su gran obra sobre la tierra».

Cuando Dios pone una carga de oración sobre usted, ésa es la manera que él tiene de revelarle su propósito y voluntad en una situación particular. Mediante dicha carga, Dios le da a entender que ya está movilizando las circunstancias para cumplir el propósito de la misma. Se trata, por lo tanto, de un estímulo sustancial para la fe.

Si está usted convencido de que el objeto que re­presenta su carga es verdaderamente de Dios, ya que él es Todopoderoso y contesta las oraciones que se hacen en su nombre, la contestación a dicha ora­ción no es nunca dudosa; de lo único que depende es de cuán persistente se es en cuanto a orar. Si usted no se rinde, puede tener la seguridad de que la respuesta vendrá.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Destinados a Vencer”

Por Paul E. Billheimer

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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