Guerra Espiritual – La Liberación es el Pan de los Hijos 3

 

Continuemos.

El Ministerio de la Liberación.

Es el Hijo de Dios quien introduce la liberación y comienza su ministerio echando fuera demonios y liberando los cautivos. Ya el profeta Isaías había profetizado acerca del ministerio del Mesías que sería ungido para libertar a los cautivos y abrir las cárceles a los presos (Isaías 61.1).

Esto era algo nuevo que las personas nunca habían visto, y por eso se decían: «¿Qué cosa nueva es ésta?» «¿Con qué autoridad y poder echa fuera demonios?» «¿Por qué llegaron estas señales con Jesús?» Porque Él comenzó a predicar el reino de Dios. Éste era un mensaje para el nuevo pacto que nunca antes se había predicado.

Cuando el reino de Dios llega a un lugar específico, trae una confrontación directa con el reino de las tinieblas. Ahí se confrontan los poderes satánicos con el poder de Dios y sobre esa región comienza la liberación de las opresiones de Satanás (Mateo 12.28). Jesús dice en este texto que echar fuera demonios es una señal de que el reino de Dios ha llegado, y que también, es la señal más visible de que el reino de Dios ha venido a la vida de una persona.

Dios tiene un reino y Él quiere traer más que salvación a los que en Él creen; desea traer su reino a nosotros. Grandes influencias demoníacas que han estado gobernando en ciertas áreas por generaciones tienen que ceder cuando llega el reino de Dios. Tanto en familias como en individuos, encontramos mal­diciones generacionales que tienen que romperse. Maldiciones de pobreza, de brujería, de divorcio; y de todas ellas, Cristo vino a liberarnos.

Cuando usted recibe a Jesús en su corazón como Salvador, el reino de Dios comienza a confrontar los espíritus del reino de las tinieblas que hay en su vida y usted comienza a recibir la revelación del evangelio. Esto es un misterio para muchos y locura para los que se pierden (Lucas 10.21).

Los discípulos regresaron contentos de predicar la palabra  porque las señales les habían seguido y, además, se gozaban porque los demonios se sujetaban en el nombre de Jesús. En todo esto, Jesús se regocijó en el espíritu y oró en gratitud a su Padre: «Te alabo porque escondiste estas cosas de los sabios y enten­didos y las has revelado a los niños».

¿Quiénes son los niños? La palabra niño significa uno que no es calificado ni especializado; es inexperto, «uno que es humilde para recibir instrucción». Éstos son los únicos que entienden: los que son humildes y mansos para recibir la instrucción, que no se creen expertos ni calificados para el Reino. A estos que son sencillos, Dios les revela Sus misterios, Sus maravillas y la obra de Sus manos.

¿Por qué Dios esconde estas cosas de las personas?

A. La primera razón es porque ellas no quieren recibir la revelación. Dios no les deja ver ni les revela cosa alguna porque ellas no quieren recibirlo. Dios revela sus misterios y su Palabra a aquellos que tienen hambre y sed de ella. El Señor no tira las perlas a los cerdos. Por eso, cuando Jesús enseñaba a sus discípulos, lo hacía con parábolas. La razón por la cual enseñaba de esta manera era para que los fariseos y religiosos de aquel tiempo no entendieran, ya que en sus corazones había dureza para recibir la verdadera revelación de Jesús (Mateo 13.13-15).

B. Muchas veces, Dios esconde cosas de las personas por causa del espíritu de orgullo y de soberbia que hay en ellos. Una de las maneras como Dios juzga el espíritu de orgullo es a través de la ceguera espiritual. Hay personas que creen que saben mucho, tienen muchos diplomas, expe­riencia y consideran que ellos lo saben todo, y como resultado, Dios los ciega con «ceguera espiritual». No entienden la liberación porque es un misterio (Isaías 6.9-10).

¿Por qué Dios enviaría profetas a su pueblo Israel si ellos no los iban a entender ni a oír? Porque el juicio de Dios estaba en contra la dureza de sus corazones y de su testarudez. Muchas personas no verán los misterios de Dios si no se humillan como niños ante Su presencia.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Sanidad Interior y Liberación”

Por Guillermo Maldonado

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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