Guerra Espiritual – La Liberación es el Pan de los Hijos 5

 

Continuemos.

Remedio Contra los Demonios.

Hay algunos creyentes que han ayunado, orado, atado, reprendido, clamado y no han obtenido ningún resultado. Han crucificado la carne, pero todavía dentro de ellos tienen deseos compulsivos que los llevan a hacer lo malo. Es algo que está fuera de su control, en su mente, en su cuerpo, en sus emociones y en sus áreas sexuales. El remedio contra los demonios es expulsarlos y echarlos fuera. Pero como a muchos se les ha enseñado, que ningún creyente puede estar influenciado por el diablo y que cuando recibe a Cristo en ese mismo momento es libre de todo, siguen por mucho tiempo arrastrando cosas del pasado que los controla y los oprime.

Hay creyentes tratando de crucificar los deseos provocados por los demonios, cuando más bien, deberían expulsarlos. Otros están tratando de echar demonios fuera cuando, en realidad, es un problema de la carne. El remedio para vencer la carne o el viejo hombre es la crucifixión y el remedio para vencer los demonios es expulsarlos y echarlos fuera.

 

¿Puede un Creyente Estar Poseído?

Por supuesto que un creyente «no» puede estar poseído por demonios, ya que el Espíritu Santo vive dentro de la persona y el maligno no la puede tocar (el Espíritu Santo no puede cohabitar con un demonio). Pero sí, la palabra del Señor habla que un creyente puede darle lugar al enemigo con sus acciones (Efesios 4.27).

Cuando un creyente camina en obediencia al Señor y no le da lugar al enemigo, éste no puede hacer nada en su contra. Ahora, si la persona cede un poco de su terreno para que él opere, le está dando un derecho legal. Él no tiene poseída nuestra vida, pero tiene un pequeño rincón de ella. Desde ese terreno, controla y envía deseos lujuriosos, pasiones desordenadas, envi­dias, que oprimen al creyente trayéndole depresión.

Pactos Directos e Indirectos.

En muchas ocasiones, se han hecho pactos con el enemigo, tales como: votos secretos de la masonería, Rosa Cruz, promesas y votos a imágenes, practicando así la idolatría, la magia, la santería, «vodoo», medi­tación trascendental y yoga. Debido a que nunca hemos renunciado a esos pactos y prácticas que son del enemigo, el demonio sigue con el derecho legal en nuestras vidas.

Ningún creyente puede estar poseído, pero sí puede ser oprimido o influenciado por espíritus inmundos y esto ocurre cuando les hemos abierto las puertas y les hemos dado derecho legal para influenciar nuestro diario vivir. Cuando hablamos de posesión, nos referimos a adue­ñase de alguien en espíritu, alma y cuerpo; es estar completamente controlado por demonios. Esto aplica a los inconversos; sin embargo, la opresión implica influencia para los creyentes.

Vemos, por ejemplo, cómo fue influenciado Pedro en un instante. Su pensamiento fue cargado de compasión en la carne para que Cristo no sufriera la muerte de cruz. Detrás de ese espíritu de compasión, estaba Satanás tratando de disuadir a Jesús para que desistiera de ir a la cruz. A Pedro, aún no se le habían abierto los ojos espirituales para entender la obra gloriosa del Cor­dero de Dios; por tal motivo, razonó y reaccionó se­gún sus instintos naturales. De ahí en adelante, Satanás le ciega el entendimiento a tal punto que llega a negar tres veces consecutivas a Cristo. Sólo es libre de esa influencia cuando Cristo lo mira con com­pasión y el Espíritu Santo le da convicción de pecado y arrepentimiento. Y dice la Palabra que lloró amargamente.

El enemigo puede influenciar y oprimir la mente de un creyente. Por eso, la Palabra nos exhorta a orar en el espíritu para no caer en tentación. ¡Cerrémosle las puertas de nuestra mente y de nuestro corazón al enemigo!

 

Algunas señales de una Opresión Demoníaca en una Persona:

1. La persona se siente seducida. Los demonios persuaden a las personas para hacer lo malo. Todos hemos  experimentado  esto. Cuando la gente dice: “Ni me di cuenta a qué hora lo hice, ni vi el peligro”, esto nos muestra que fue seducido por una influencia. Si usted se encontrara una cartera con dinero, inmediatamente, va a escuchar una voz que le va a decir: “Llévatela, nadie va a saber; otros harían lo mismo”. Le seduce hacer el mal de una manera astuta.

 

2. La persona ha ayunado y ha orado sin obtener resultados. A menudo, vemos creyentes que le dicen: “He orado, he ayunado, he reprendido, he ido a consejería, he ido al sicólogo, he atado y desatado, he clamado, pero hay algo que es más fuerte que yo, que me lleva a pecar”. Eso es una opresión diabólica, y esa persona necesita ser libre en el nombre de Jesús.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Sanidad Interior y Liberación”

Por Guillermo Maldonado

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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