Guerra Espiritual – La Guerra Espiritual a Nivel de Iglesia 3

 

Continuemos.

Luego de esta oración identificadora, cada hermano presente confesará y renunciará a los pecados actuales que hay en esa congregación. Lo harán todos juntos y con voz audible, para que luego de dicha oración el pastor tome autoridad  y eche fuera todo principado que gobernaba la iglesia hasta ese momento.

 

5. Ahora que lo Hemos Destronado.

¿Significa esto que no hay más lucha? NO. Ahora debemos estar alertas y velar porque los mismos u otros principados querrán entrar. Necesitamos tener discernimiento y profecía para que Dios nos muestre qué espíritus vendrán a atacarnos en el futuro cercano antes de que asienten.

La guerra nunca termina. Si logramos saber por revelación del Espíritu Santo qué espíritus vienen, podremos hacerles guerra de antemano. De allí la importancia de que todos los miembros participen activamente en la comprensión de la guerra espiritual. De lo contrario pasar a este nivel, es casi una locura porque el enemigo sabe cómo perturbar para dividir.

En realidad, podríamos nombrar tantos principados como pecados existen. Sin embargo, según nuestra experiencia en este nivel de guerra, estos son los espíritus inmundos que el enemigo utiliza con más frecuencia:

A. Espíritu de Orgullo y Rebeldía.

Absalón (2 S.15:1-4) y Jesabel (1 R. 21:5-10).

Este espíritu nos hace:

  • Creer que somos la iglesia o la denominación «más importante» o que somos los únicos que tenemos «la sana doctrina».
  • Pensar que no necesitamos nada de nadie.
  • Desobedecer a nuestros pastores.
  • Criticar a nuestros hermanos en la fe.
  • Sentirnos superiores a los demás debido a nuestra situación económica, nuestro apellido, nuestra posición en la iglesia, etc.

 

B. Espíritu de Incredulidad.

Tomás (Jn.20:24-29). Este espíritu provoca: dudas sobre el poder, los milagros y la grandeza de Dios; falta de fe; desánimo; visión de corto alcance (alcanzar el barrio y nada más).

 

C. Espíritu de Indiferencia o Amor Frío.

Mateo 24:10-12. Este espíritu rompe los lazos espirituales y afectivos entre los miembros de la iglesia. Nadie se interesa por nada ni por nadie. Nadie ama a Dios ni a quienes lo rodean. Existe un desinterés por leer la palabra, asistir a la iglesia u orar.

 

D. Espíritu de Envidia.

Caín (Gn.4). La envidia ha provocado la caída de muchas personas a través de la historia. Este espíritu hace que las personas se molesten cuando Dios levanta a alguien con más sabiduría o más fe entonces comienza a evaluar quien tiene más unción del Dios.

 

E. Espíritu de Pelea.

Sambalat y Semaías (Neh.6:1-12). El enemigo busca por todos los medios (discusión, división, peleas) perturbar, destruir la unidad espiritual de la iglesia

 

F. Espíritu de Seducción o Adulterio.

Dalila (Jue.16:4-23). La obra de este espíritu se manifiesta cuando los miembros de la iglesia comienzan a involucrarse en toda clase de inmoralidad sexual: sexo prematrimonial, adulterio, zoofilia el incluso seducción entre los miembros. Esto último ocurre generalmente cuando los hermanos o las hermanas comienzan a sentir «afinidad» espiritual con otro. Como resultado de esa afinidad, comienzan a pasar tiempo junto a ese hermano, a fantasear con él o ella y el espíritu de Dalila comienza a hacer de las suyas hasta lograr que ambos caigan en adulterio o fornicación.

Del acuerdo con nuestra experiencia, a continuación mencionaré los principados «más difíciles de combatir».

 

G. Espíritu de Letargo o Burocracia.

A veces nos metemos tan de lleno en los trámites, las comisiones y los reglamentos de la iglesia, que nos quedamos estancados y enredados en reglas y estructuras que nos impiden cumplir con nuestra verdadera misión como iglesia de Cristo.

 

H. Espíritu de Idolatría.

Este espíritu nos hace idolatrar tradiciones o hábitos. Por ejemplo:

  • La Biblia debe estar abierta sobre el púlpito.
  • Los bancos no deben reemplazarse por sillas.
  • Los símbolos de la Cena del Señor deber estar cubiertos.
  • Los únicos instrumentos «santos» son el órgano y el armonio.
  • No debe tocarse música durante la Cena del Señor.
  • El templo no debe modificarse. De ser necesario, es preferible comprar otro edificio.

 

I. Espíritu de Legalismo-fariseísmo o Institucionalismo.

Este es uno de los peores males en muchas iglesias. Sin la presencia y  la unción de Dios, corremos el riesgo de caer en las trampas de Satanás. El institucionalismo es una de ellas. Ya hemos dicho que si el diablo no puede detenernos, nos hace correr. Si no puede frenar la novedad de Dios, nos hace aferrar a lo viejo. En este caso, nos hace aferrar la iglesia (institución), a su organización eclesiológica. Entonces la renovación, la voz del Espíritu Santo quedan relegadas porque la programación y la estructura son mucho más importantes.

Extracto del libro “6 Niveles de Guerra Espiritual”

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

2 Comentarios

  1. Le doy gracias a Dios por la revelación que les dió al descubrir los espíritus por los cuales opera satanás. Con este estudio he podido descubrir algunas formas de actuar de las personas; y que clase de esprítu opera, Gracias he aprendido un poco más para el ministerio de Interseción y Liberación.

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