Hombres Cristianos – El Hombre Como Cultivador 3

 

Continuemos.

Hombres, no vayan a buscar a alguien más que ustedes creen que es como su esposa debería de ser. Tú eres el cultivador, cultiva a tu esposa.

Por ejemplo, si tú quieres que ella se vea muy bien, compra buena ropa para ella. Deja que vaya al salón de belleza. Deja de decirle que se tiene que ver bien si tú no estás dispuesto a pagar a un buen estilista. Deja de decirle que tú quieres que ella se vea delgada, siendo que al mismo tiempo tú le pides que te cocine comidas que tienen mucha grasa. Dile que tú quieres hacer ejercicio junto con ella. No sólo te pongas a desear algo, y entonces, no lo cultives. Los líderes no sólo apuntan al camino; ellos van al frente del camino.

Algunas mujeres han estado viviendo con hombres que han estado vertiendo ácido en sus raíces y secando todo su fruto. Hombres, es difícil que tú cultives algo si tienes veneno en tus manos. No deberías tratar de trasplantar una planta tierna a tu jardín si tú tienes ácido en toda tu tierra. Debes asegurarte que tienes buena tierra antes de que trates de cultivar cualquier cosa.

Cultiva a tu esposa por medio de mandarle rosas. Dale nutrientes por medio de animarla y decirle: «Cariño, te amo». Dale luz de sol por medio de decirle que es hermosa. Efesios 5:25-26 dice que Jesús amó a Su esposa y que dio Su vida por ella. Él la lavó con el agua de la Palabra de Dios. En el versículo 27 dice que Él hizo esto para que «pueda presentársela a Sí mismo». Esto significa que cuando un hombre ha terminado de cultivar, Él debería de tener algo que podría presentárselo a sí mismo. «Señor, ¿ves cómo estoy cultivando a mi esposa? Hemos estado casados por solo cinco años. Espera hasta que Tú veas el resultado de los próximos quince años».

Al final de tu vida, tu esposa debería estar tan cerca a lo que tú viste en ella por primera vez cuando tú la deseaste, de tal manera que tú puedas morir con paz. Tú deberías poder estar orgulloso de la mujer que tú cultivaste. Jesús presenta a Su esposa, diciendo: «¡Miren lo que Yo tengo!».

La mujer que se describe en Proverbios 31 es asombrosa. «En ella confía el corazón de su marido, y no carecerá de ganancias» (vs.11). «Su marido es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra» (vs.23). Si alguien pasa junto a este marido, él va a decir orgullosamente: «¿Puedes ver a esta mujer? Esta es mi mujer».

Muchos maridos no han hecho nada por sus esposas. En lugar de cultivarlas, ellos sólo se han dedicado a tomar tierra de ellas. Y ahora que sus esposas se han acabado tanto emocionalmente como físicamente, ellos se sienten avergonzados de que los vean con ellas.

¿Te sientes avergonzado de invitar gente a tu casa? Al contrario, tú deberías de estar avergonzado de ti mismo. ¿Y adivina qué? Tú estás avergonzado de ti mismo. De acuerdo a la Palabra de Dios, tu esposa es tu propia carne (Efesios 5:28.) La forma como ella se ve realmente es una señal de cómo tú te ves.

Ahora bien, no siempre un hombre sabe lo que tiene que hacer para cultivar a su esposa. Una mujer le puede ayudar a su marido con esto. Ella le puede hacer saber lo que ella necesita para que él pueda proveer los nutrientes correctos. Por ejemplo, si él dice: «Cariño, tú te ves molesta el día de hoy. ¿Qué sucedió?» Ella puede decir: «Bueno, yo he estado tratando de trabajar con todas estas ollas y sartenes. Cada vez que trato de tomar uno, las asas se le caen, y esto es muy frustrante. Si pudiéramos comprar algunas ollas nuevas, esto haría que la preparación de los alimentos fuera mucho menos frustrante para mí».

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Entendiendo el Propósito y el Poder del Hombre”

Por Myles Munroe

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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