1. No cortar el cordón umbilical.
Una mujer llamó a un programa radial y dijo: “¿Me casé con un niño o con un hombre? Su madre controla a mi marido como si fuera un niño. Lo llama para cualquier cosa que necesite. Le pide dinero, que le pinte la casa, que la recoja del cine, que la ayude a cocinar en ocasiones especiales y hasta que le lave la ropa. Los llamo porque son las diez de la noche, estoy sola ya que a mi marido lo llamó su mamá para que le ayudara a hornear pasteles para una venta de caridad que hará mañana. A veces siento que no me casé con un adulto. Necesito que se porte como un hombre y que recupere el control”.
¿Cómo es posible que una madre tenga tanto poder sobre un hijo en una etapa donde se supone que debería ser independiente? Pero más que eso uno debería preguntarse: “¿De quién es la culpa?”. Hay muchas esposas que no se animan a incluir a sus suegras entre sus afectos, a la vez que permiten que ellas alejen al esposo de la familia. No se trata de elegir entre ellas o sus madres, se trata de construir nuevas realidades. No se trata de escoger, se trata de encontrar un equilibrio en el que ambas relaciones sean saludables, positivas y satisfactorias.
Mujer, debes establecer un consenso con tu esposo en cómo manejarán la relación con los parientes. No puedes esperar que se dé cuenta solo. Los hombres tienen muchas cualidades, pero no son adivinos. A menos que le digas qué es lo que te agrada y qué te molesta, él no lo sabrá. Basta ya de rumiar broncas y llorar por los rincones cuando veas que tu marido se escapa ante los requerimientos de su madre. Habla con él, asume ciertos roles frente a tu suegra, ofrécete para ayudarla y alivianar las demandas que le haga a tu esposo. Tu tarea no es cortar la relación con su madre sino crear una familia extendida que contribuya al bien de los tuyos. Establece pautas y criterios claros. Si no lo haces, ¿quién lo hará?
Un hombre que ama de verdad a su esposa hará todo lo posible para mantenerla contenta y satisfecha. Un hombre que se siente apoyado y respetado por su esposa sabrá ponerle límites a los requerimientos de los demás, incluyendo los de su propia madre.
Si este es el problema que describe a tu relación de pareja, toma la decisión de trabajar junto a tu cónyuge para encontrar alternativas positivas, en vez de pelear por cada cosa.
2. No admitir sus errores.
Generalmente los hombres no admiten sus errores porque creen que sus esposas no los querrán. Hay quienes creen que admitir un fracaso es sinónimo de debilidad. Un error frecuente de los hombres es no escuchar a sus esposas. Son muy pocos conversadores. Ahora bien, si eres mujer, déjale bien en claro a tu esposo si quieres que te escuche o que te resuelva problemas, porque si no lo haces todo cuanto obtendrás serán soluciones.
El hombre utiliza muchas menos palabras que una mujer. Pregúntele a un chico adolescente qué tal fue la fiesta a la que asistió y murmurará: “Uhh…, bien”. Una chica adolescente ofrecería un informe detallado de todo: quién dijo qué a quién, cómo se sentía cada persona y qué llevaban puesto. Varón, lo más valioso que puedes hacer es escuchar con atención a tu esposa, en vez de ofrecer soluciones. Pero seamos justos en este punto con los hombres. Las mujeres pasan de un tema a otro como un picaflor pasa de flor en flor. Las mujeres se defienden en este punto diciendo que los hombres no saben hacer dos cosas al mismo tiempo.
Hay un dicho que reza: “Si un hombre se está afeitando y usted le habla, se cortará. Si está clavando con el martillo y suena el timbre, se golpeará el dedo. Si le habla cuando está conduciendo, se cruzará de carril. Recuerde que son excelentes tácticas vengativas”. ¿No te has dado cuenta que un hombre tiene que bajar el volumen de la radio para leer un mapa? Si el teléfono suena, insistirá en que la gente deje de hablar, en que se baje el volumen de la música y que se apague el televisor antes de contestar. Eso es porque es monofuncional. O lee o escucha, pero no es capaz de hacer las dos cosas a la vez. Si reconoces que tu pareja es así, aminora el paso y aborda los temas de modo entendible.
3. Pasar por alto los detalles.
Otro error común de los hombres es ser muy pocos detallistas. Como le dijo una mujer a su esposo: “Me puedo pintar de verde o vestirme de mono, tú no te das cuenta”. Varón, haz el esfuerzo y observa los detalles, ya que en ellos está el arte.
¿Cómo satisfacer siempre a una mujer? “Acariciándola, halagándola, mimándola, deleitándola, haciéndole masajes, arreglando cosas, comunicándose con ella, ayudándola, apoyándola, proveyendo a sus necesidades, tranquilizándola, haciéndola reír, estimulándola, consolándola, abrazándola, ignorando sus “rollitos”, acurrucándose junto a ella, besándola, perdonándola, regalándole accesorios, entreteniéndola, confiando en ella, defendiéndola, vistiéndola, contemplándola, escuchándola, etc.”. ¿Cómo satisfacer siempre a un hombre? “Estando desnuda” (A. Pease).
Con razón alguien señaló: “La persona que dijo que a un hombre se lo conquista por el estómago estaba apuntando demasiado alto”.
Por José Luis y Silvia Cinalli
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