Hombres Cristianos – La Liberación de tu Esposa 1

 

Imagínate estar navegando en un bote de velas, en un día solea­do, hermoso y despejado. Una suave brisa sopla sobre tu rostro acariciando las velas. El agua permanece calmada mientras nave­gas en plena paz. Sientes que el mar, que ante ti se expande, te inunda de vida. Sientes que se filtra por tus poros y penetra hasta lo más profundo de tu ser. Disfrutas de un renovado sentir de que la vida es buena. Puedes relajarte y disfrutar el momento, mien­tras navegas hacia tu destino.

La navegación libre de preocupaciones solo ocurre cuando se hace correctamente. Las velas tienen que colocarse de manera per­fecta para que reciban el viento y la embarcación se desplace hacia el frente. Si no reciben el viento como es debido, inesperadamente el bote se sacudirá y terminarás navegando en círculos, visitarás el mismo territorio una y otra vez sin que en realidad llegues a nin­guna parte. O peor aún, podrías perder el control y zozobrar.

Esto también sucede así en nuestras vidas. Si no estamos bien ubicados en nuestra relación con el Señor, nunca podremos atra­par el viento de Su Espíritu que nos permite navegar en contra de la marea de nuestras limitaciones y circunstancias, para arribar a nuestro destino. Seguimos regresando a los mismos lugares de an­tes, y nunca nos liberamos. Y el viaje podría tornarse violento y desagradable. A veces perdemos el control y sentimos que nos estamos hundiendo, pero si nos movemos con el Espíritu de Dios, nunca viajaremos a la deriva. Él nos mueve y nos impulsa hacia el lugar donde debemos estar.

El problema es que no podemos movernos hacia el lugar donde debemos estar, si en el pasado echamos nuestra ancla al mar. Si fue algo que ocurrió hace 30 años o fue tan reciente como ayer, el pasado puede mantenernos anclados en el mismo lugar donde nos encontramos, si es que no decidimos subir el an­cla. Dios quiere que naveguemos con plena libertad, que dejemos atrás todos aquellos lugares rotos y que lleguemos a ser personas libres y saludables. Esto es especialmente importante en un matri­monio, porque es allí donde a diario se levanta frente a nosotros el espejo de nuestras vidas. Momento tras momento vemos de qué estamos hecho, bueno o malo. Mientras más sanos estemos como individuos, mejor será nuestro matrimonio. Pero si no procuramos que el fresco viento del Espíritu de Dios nos lleve, nunca llegare­mos a ese lugar de completa sanidad, liberación y paz.

 

Alejándonos de las Heridas del Pasado.

No importa cuál sea el pasado de tu esposa, a menos que se haya podido desprender de él, nunca podrá vivir con éxito en el presen­te, ni trascender hacia el futuro que Dios tiene para ella. Cualquie­ra que sea la herida que tu esposa trajo a tu matrimonio, afectará el presente y el futuro de una vida juntos. Podría ser algo que una persona le dijo o le hizo, o el trauma de cosas que le sucedieron o algo que ella misma hizo. No importa lo que sea, si le impide tener paz en cuanto al pasado, el presente o el futuro de su vida, enton­ces tiene que liberarse de eso. Y para hacerlo, ella va a necesitar de tus oraciones.

Recibí innumerables cartas de hom­bres casados con mujeres de las cuales abusaron o hirieron emocionalmente durante su niñez. En cada caso, la mujer parecía estar bien cuando se casó con su esposo, pero después del matrimonio, se desmoronó. El esposo se sintió inútil ante la depresión y el tras­torno por el que estaba atravesando su esposa, y no sabía cómo ayudarla. Su desequilibrio emocional era demasiado confuso para él. No se sentía capaz de enfrentar el asunto, ni aunque lograra descifrar qué le estaba sucediendo. Reconoció que le era imposible identificarse con lo que su esposa estaba experimentando.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder del Esposo que Ora”

Por Stormie Omartian

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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