Hombres Cristianos – La Sumisión de tu Esposa 2

 

Continuemos.

La gran interrogante en la mente de muchas mujeres es: «Si soy sumisa a mi esposo, ¿me convertiré en una alfombra para que él me pise?» La respuesta a tal pregunta depende por completo en si su esposo cree que debe amar a su esposa como Cristo ama a la iglesia y está dispuesto a sacrificarse por ella, o piensa que la sumi­sión es un nombre y es algo que él se merece. En otras palabras, ¿él solo considera sus palabras y opiniones, y la excluye a ella por completo?

Si la esposa no confía plenamente en que de todo corazón el esposo le proporcionará bienestar durante el curso de sus vidas juntos, será muy difícil para ella entregarle al esposo las riendas de su vida. Ella enfrentará problemas al acatar sus decisiones cuando él rehúsa tomar en consideración sus pensamientos, sentimientos y perspectivas al respecto. Y si en el pasado ella fue sumisa a un va­rón y por alguna razón la confianza fue violada, para ella será aún más difícil someterse y confiar ahora.

Por otro lado, una mujer hará cualquier cosa por un hombre que la ame como Cristo ama a su iglesia. Bajo tales condiciones, la sumisión es fácil. Conozco varias mujeres que están casadas con hombres inconversos y no tienen ningún problema en someterse a sus esposos, porque en cada caso el esposo ama a su esposa como Cristo ama a la iglesia, aunque no conozca a Cristo.

Muchas veces las personas confunden «sumisión» con «obe­diencia». Pero no es la misma cosa. La Biblia da órdenes respecto a obedecer a otras personas solo con relación a los hijos y los escla­vos, y en el contexto de la iglesia local. «Hijos, obedeced en el Se­ñor a vuestros padres, porque esto es justo» (Efesios 6:1). «Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales» (Efesios 6:5). «Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vues­tras almas, como quienes han de dar cuenta» (Hebreos 13:17). Ya que una esposa ni es hija de su esposo ni su sierva, y la iglesia local no forma parte de un matrimonio, la palabra «obedecer» no apli­ca a la relación entre un esposo y su esposa.

Sumisión significa «someterte tú mismo». Por consecuencia, cuando un esposo demanda sumisión por parte de su esposa, tal sumisión deja de ser verdadera. Y sus demandas podrían intimidar y oprimir, lo cual alimenta un sentir de resentimiento. Cuando un esposo está más interesado en la sumisión de su esposa, que en su propia sumisión a Dios, entonces la sumisión se convierte en una herramienta para herir y destruir.

He visto demasiados matrimonios entre gente cristiana madu­ra, incluso reconocidos líderes cristianos, que terminan en divorcio porque el esposo demandó sumisión y con tal de obtenerlo recurrió al abuso verbal y físico. Mi esposo ha tenido que aconsejar a hombres como estos; hombres que rehusaron escuchar que perder a su fami­lia sería pagar un precio demasiado alto, solo por «tener la razón». ¡Cuánto mejor sería si el esposo se sometiera a las manos de Dios, y entonces orara para que su esposa aceptara el orden apropiado! Este tipo de situación ocurre con demasiada frecuencia.

Cuando nos sometemos a Dios, Él no borra quienes somos. Nos libera para que lleguemos a ser aquello para lo cual fuimos creados, dentro de los límites de su protección. Cuando una esposa es sumisa a su esposo, se coloca bajo su cobertura y protección, y esto la libera para llegar a ser todo aquello para lo cual Dios la creó. Y créeme, esto es algo que debes anhelar para tu esposa. Sus mejores dones se convertirán en tu mayor bendición.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder del Esposo Que Ora”

Por Stormie Omartian

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

2 Comentarios

  1. Cita: Muchas veces las personas confunden «sumisión» con «obe­diencia». Pero no es la misma cosa. La Biblia da órdenes respecto a obedecer a otras personas solo con relación a los hijos y los escla­vos, y en el contexto de la iglesia local. «Hijos, obedeced en el Se­ñor a vuestros padres, porque esto es justo» (Efesios 6:1). «Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales» (Efesios 6:5). «Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vues­tras almas, como quienes han de dar cuenta» (Hebreos 13:17). Ya que una esposa ni es hija de su esposo ni su sierva, y la iglesia local no forma parte de un matrimonio, la palabra «obedecer» no apli­ca a la relación entre un esposo y su esposa. Stormie Omartian

    Amen. Estoy de acuerdo! que bueno que se enseñe la Palabra de Dios como debe ser, lo que realmente dice la Biblia y no lo que «hombres egolatras y con complejo se superioridad» quieran imponer.

    En la pareja debe haber: amor, respeto, tolerancia, ayuda y sumisión mutua. 1 Corintios 13:1-8

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