CUANDO LLORAMOS CON EL QUE LLORA EN SU MOMENTO DE NECESIDAD, ESA PERSONA JAMÁS OLVIDARÁ A QUIEN LLORÓ CON ELLA.

En los siguientes párrafos le invito a considerar algunos programas permanentes para consolar:

MINISTERIO DE HOSPITALES

En Houston, Texas, donde actualmente vivimos Miriam y yo, existe el centro médico más grande del mundo entero. Cada día había un grupo de personas de la congregación que visitaban los hospitales para orar por los enfermos y consolar a los necesitados. Me alegraba mucho que al final de cada reunión, cuando las personas se me acercaban para decir: «Pastor, tengo un familiar en el hospital. ¿Quién puede ir a orar con él/ella?», había ahí, parado a mi lado, uno de los del ministerio de hospitales que tomaba los datos y muchas veces dentro de las veinticuatro horas se estaba realizando esa visita. Recuerdo haber conocido de uno de los hermanos del ministerio de hospital que, muchas veces, salía esa misma tarde buscando al necesitado para orar con él o ella. Le gustaba mucho su llamado a los hospitales. Me contó que varias veces, al ir a orar por uno en particular, el Espíritu Santo le mostraba otros que también necesitaban oración y entraba sin preámbulos a sus habitaciones para orar con ellos. Muchas veces este caballero, y muchos otros del ministerio de hospitales, vieron poderosos milagros obrados por la mano de Dios.

MINISTERIO DE CÁRCELES

Existen pocos lugares en el mundo mejores que una cárcel para mostrar el cariño y abrazo del Espíritu Santo. Algunas de las personas que se encuentran ahí no merecen estarlo, y sus vidas han sido devastadas y destruidas por algún error de la justicia. Quizá no podemos hacer algo para sacarlas de la cárcel, físicamente hablando, pero podemos ayudarlas a que su alma vuele libre y no sea prisión de la angustia y soledad que tantos experimentan en ese lugar. Otros, que sí están cumpliendo con una condena debido a algún delito que cometieron, también encuentran perdón y esperanza en Cristo Jesús. En cualquiera de los casos, los presos nunca se olvidarán de quienes fueron a visitarlos y a darles un abrazo mientras estuvieron adentro.

QUÉ TRISTE ES QUE EXISTAN IGLESIAS QUE SE RESERVAN EL ABRAZO SOLO PARA AQUELLAS PERSONAS QUE ASISTAN CON FRECUENCIA.

MINISTERIO DE CRISIS

La más perfecta de las oportunidades para ejercer el ministerio de la consolación es cuando las personas enfrentan una crisis. Esta es quizá la más complicada de manejar porque hay crisis de todo tipo, y hay que tener ministros muy capaces para enfrentarlas con las personas. Recuerde que en una crisis, la gente muchas veces pierde coherencia y raciocinio. En ocasiones, como ministros tendremos que pensar por ellos y aun actuar por ellos. Por eso es importante establecer un programa de entrenamiento para estos ministros. Existen materiales ya desarrollados y disponibles para entrenar correctamente a sus ministros con el fin de hacer bien este papel. Uno de los mejores que he visto se llama Ministerios Stephen. Sus materiales son accesibles y cubren muy bien el tema. Es un entrenamiento intensivo que dura varios meses, pero podría convertirse en uno de los mejores brazos ministeriales de cada congregación. Jamás se olvidarán a las personas de aquella congregación cristiana que caminó con el que enfrentaba una crisis durante sus peores momentos. Nunca dejarán de agradecerle. Posiblemente se congregue después, posiblemente no. Sin embargo, repito, nuestra motivación no debería ser agregar miembros a la congregación, sino ejercer el ministerio del Espíritu Santo para el necesitado.

Extracto del libro “Los 8 Hábitos de los Mejores Líderes”

Por Marcos Witt

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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