«PALABRA FIEL: SI ALGUNO ANHELA OBISPADO, BUENA OBRA DESEA». 1 Timoteo 3.1

Ser pastores no es lo mismo que ser buenos pastores. Llegar a serlo y tener el título puede significar un logro para algunos, pero no es un logro para la gente. El logro de ser pastores es celebrado cuando somos la clase de pastores que hacemos bien el trabajo que nos encargó Dios y ayudamos a las personas a alcanzar su potencial y cumplir el sueño de Dios para sus vidas. Sin lograr ser eficaces se puede desatar una gran frustración en nuestras vidas ministeriales, y para que eso no ocurra debemos ser ágiles en aprender y ejecutar los pasos necesarios para ser la mejor clase de pastores y líderes de influencia que podamos llegar a ser.

Ha habido ocasiones en las que he escuchado a algunos pastores quejarse de lo difícil que sienten que es la carga. Los he oído hacer bromas acerca de lo malo que son algunos miembros de su congregación. He tenido la oportunidad de ver a muchos líderes al borde de la desesperación tanto con su llamado como con sus liderados, y considero que la mayoría de la problemática nace de una falta de entendimiento de cuáles son los parámetros correctos para ser un buen líder. Me parece que muchas veces nos encontramos haciendo trabajo que no solo es innecesario, sino que ni siquiera nos corresponde. Incluso he visto a pastores culpar a las ovejas por su cansancio y frustración personal. Se molestan e impacientan con la gente. Lo más triste es ver cuando las ovejas mismas se dan cuenta de que las cosas andan mal con sus pastores y no saben qué hacer ni cómo comportarse. Se enteran de que todo les molesta y nada les satisface. Harían cualquier cosa por verlos bien y lo hacen, solo para encontrarse con que los pastores siguen frustrados y malogrados. ¿Por qué? ¿Por qué llegan a estar en esa condición estos líderes? ¿Qué fue lo que les sucedió para llevarlos a tal punto de angustia y frustración? La respuesta es tan sencilla que casi me da pena dársela: el no seguir, como líderes, los principios que el Señor nos encargó a cada pastor en el salmo 23.

Así es, leyó bien: los principios para pastorear que se encuentran en el salmo 23. La mayoría de nosotros catalogamos el salmo 23 como un salmo devocional o inspiracional. Parece ser que alrededor del mundo entero solamente lo utilizamos para los funerales o situaciones de peligro. Al menos en todas las películas donde exista una escena de funeral, sin falta invocan el salmo 23. Sin embargo, pocos se han percatado de la profundidad y el volumen de sus implicaciones para el liderazgo.

Si alguien fuese a un seminario bíblico a preguntar dónde se podrían encontrar en la Biblia principios para pastorear sabiamente, lo más probable es que no le contestarían «En el salmo 23». Sin embargo, ahí encontramos ocho de las acciones y los hábitos que Jehová mismo ejecuta como pastor. Efectivamente. Allí encontramos los secretos de «el Buen Pastor».

MI MOMENTO DE REVELACIÓN

En los primeros días de ser pastor en Houston, me encontraba en el pequeño estudio de mi casa, reflexionando en la Palabra y pidiéndole al Señor que me mostrara cómo ser un buen pastor. Incluso, creo que así lo oré: «Señor, muéstrame cómo puedo ser un buen pastor para esta congregación que me has encargado». Cuando usé la frase «buen pastor», mis pensamientos se fueron al salmo 23: «Jehová es mi pastor…». Al reflexionar en esa frase, me di cuenta de que en ella Jehová es caracterizado como pastor. De inmediato, me hice la siguiente pregunta: «Si Jehová es pastor, entonces ¿cómo pastoreará Él?». Así de sencillo. ¿Cómo pastoreará el Pastor de todos los pastores? ¿Cuáles serán Sus secretos, hábitos, parámetros y lineamientos para ser un buen pastor? Obviamente, quisiera ser un pastor como Él. Así que, ¿cómo lo puedo emular? ¿Qué cosas puedo ver que Él hace para implementarlas en las que yo estoy haciendo y en la tarea que voy a desarrollar? Fue en esa secuencia de preguntas que encontré los ocho principios y hábitos para ser un buen pastor. Ocho parámetros sencillos que si los seguimos, seremos pastores y líderes cristianos realizados y triunfantes. Ocho parámetros que nos alejarán de la frustración y la angustia que sentimos muchos pastores con esa responsabilidad. Ocho parámetros que al aplicarlos, revolucionarán la manera en que pastoreamos. Son los mismos principios que vemos usar a Jehová. ¡Extraordinario!

SI JEHOVÁ ES PASTOR, ENTONCES ¿CÓMO PASTOREARÁ ÉL?

Leamos detenidamente.

Jehová es mi pastor; nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar;

Junto a aguas de reposo me pastoreará.

Confortará mi alma;

Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;

Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;

Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,

Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

(Salmos 23)

Extracto del libro “Los 8 Hábitos de los Mejores Líderes”

Por Marcos Witt

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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