«JEHOVA ES MI PASTOR; NADA ME FALTARA». Salmos 23.1

PRIMER HÁBITO: PROVEER

La primerísima tarea del buen pastor es proveer. Dios nos regala la extraordinaria responsabilidad de velar por la salud y el bienestar general de nuestras ovejas. Cuán grande es el privilegio, pero la responsabilidad también. Si tomamos la misma frase: «Nada me faltará» y la volteamos al revés, nos encontramos con la frase: «Todo lo tendré». Esto significa: «Ninguna insuficiencia o escasez». Todo será suplido, provisto. Eliminar las carencias de las ovejas es la primera tarea del buen pastor. Ahora, es importante hacer la necesaria observación que no se refiere a tener satisfechos todos los caprichos y antojos de las ovejas, productos de su inmadurez, rebelión o testarudez. Se refiere a que el Señor, nuestro Buen Pastor, proveerá todo lo necesario para vivir como ovejas dignas de Su elegante y extraordinario rebaño. Es como un padre de familia. Históricamente se entiende que un padre provee, pero eso no significa consentir cualquier capricho de sus hijos. Se dice que el afamado presidente norteamericano Abraham Lincoln aseguró que «es más fácil reprimir el primer capricho que satisfacer todos los que le siguen».

Muchas personas, desafortunadamente, piensan que Dios es algún tipo de Santa Claus cósmico que se encarga de escuchar sus listas largas de lo que necesitan, quieren, desean o anhelan. Muchos viven una vida de constante petición. En mi país, México, les llamamos «pediches». Personas que solo se la viven pide y pide. A eso no se refiere este pasaje, sino a la verdad, que el Señor se encargará de tener suplidas todas y cada una de nuestras necesidades, según Su perfecto conocimiento de ellas. La Palabra dice que Él conoce nuestras necesidades aun antes de que nosotros pidamos por ellas. (Mateo 6.8). Adicionalmente, producto de Su gracia, favor y bondad eternas, también nos satisfará, en muchas ocasiones, con sorpresas, regalos y detalles que nos harán amarlo más y más (Mateo 7.11). En verdad es un muy Buen Pastor.

Tomando su ejemplo, siendo líderes, nosotros, como los pastores encargados de Su rebaño aquí en la tierra, tenemos la misma encomienda. Así que, igual que Él, nuestra primera responsabilidad hacia las ovejas es proveer para ellas de manera inteligente y con visión de futuro. Nos corresponde vivir con el compromiso de que las ovejas estén satisfechas, sanas y seguras. Si ellas se encuentran bien, todo marchará bien. Si no lo están, el pastor vivirá la constante frustración de atender sus enfermedades, pleitos, inseguridades y cuánta cosa más que viene con tener ovejas desprotegidas e insanas. Si nos aseguramos de la buena salud de las ovejas, reduciremos mucha frustración y angustia en el trabajo, ya que las ovejas que menos problemas dan son las que están sanas y bien alimentadas.

Hay muchas cosas que el pastor debe y puede hacer para asegurarse de que las ovejas se encuentran sin necesidades, pero solo quiero comenzar enfatizando tres que son las más indispensables:

  1. Alimento
  2. Cobija
  3. Ambiente

Lo que descubrí es que si no nos encargamos de estas tres áreas elementales, tendremos ovejas enfermizas y anémicas, así que analicemos cada una.

  1. ALIMENTO

Es del conocimiento de todos que lo que comemos afecta cada aspecto de nuestra vida. Si comemos comida chatarra, tendremos una salud chatarra. Lo que entra es lo que somos. De hecho, hay un dicho popular que reza: «Somos lo que comemos». Lo mismo se puede decir del estado espiritual en el que se encuentran nuestras ovejas. Como pastores, nos corresponde alimentarlas sanamente para que puedan crecer hacia la madurez que el Señor desea de cada una de ellas. Parte de esa responsabilidad es asegurarnos de que en alguna manera las ovejas tengan acceso a lo básico y elemental que necesitan para ser sanas. Por decirlo de alguna forma, sus vitaminas y minerales.

Aquello que quizá no les llame la atención pero que es importante para que crezcan con salud. En este punto me refiero a las enseñanzas básicas y fundamentales de nuestro evangelio, que cada oveja debe conocer. Es cada vez más sorprendente la cantidad de personas que no las conocen, no porque no tengan un deseo de aprenderlas, sino porque sus pastores están más interesados, o distraídos, en enseñar otras cosas más «emocionantes» o «divertidas». El resultado es que hay ovejas que tienen años en el rebaño sin conocer la diferencia entre Efesios y Éxodo, y ni hablar de que puedan llegar a encontrar a alguno de los profetas menores del Antiguo Testamento. ¿Y qué de las doctrinas básicas que todo seguidor de Jesús debería conocer? Muchos no las conocen tampoco.

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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