Mujeres Cristianas – Le Tengo Miedo a los Hombres 3
Pasaje clave: Jeremías 1:8.
Continuemos:
¿Cuál es el miedo a los hombres en el fondo? Es el miedo a la libertad.
Yo saco de mi vida todo miedo que me impida vivir en libertad, porque decreto que sobre mi vida hay libertad, porque Cristo me hizo libre. Amén.
Efesios 6 habla de la armadura del cristiano. Con la armadura todo se protege menos la espalda, la espalda está descubierta. ¿Sabés por qué la espalda está descubierta? Porque Dios nunca te vio huyendo. Dios sabe que tenés capacidad para enfrentar cualquier preocupación, cualquier dificultad y cualquier miedo que haya en tu vida, y que vas a traer victoria, por eso dijo: “Andá, enfrentate a los miedos porque vas a salir victoriosa. Tenés la victoria, es tuya, no tenés que darte vuelta y salir corriendo”.
En el Salmo 56 David56 David dice: “Cuando siento miedo pongo en ti mi confianza, confío en Dios y alabo su palabra confío en Dios y no siento miedo, ¿qué puede hacerme un simple mortal?”.
Cómo me gusta este pasaje. Él dice: “¿Qué puede hacerme a mí un simple mortal?” ¿Tenés miedo de un simple mortal? Todos somos simples mortales.
¿Por qué le tenés miedo a ese jefe, a ese marido, a esa pareja? ¿Por qué le tenés miedo a ese hijo, al otro vecino, por qué le tenés miedo a un ladrón? Si es un simple mortal.
Dice David: “Cuando siento miedo pongo en ti mi confianza”. Confío en Dios y alabo su palabra, confío en Dios y no siento nada ¿qué puede hacerme un simple mortal?
Tal vez estés muy concentrada en ese simple mortal, tal vez tengas tanto miedo, porque en vez de concentrarte en agradar tu vida, estás concentrada en agradarle a un simple mortal para que no te rete, para que no se enoje con vos, para que no te haga pasar un mal momento y tratás de esconder las cosas o de suavizar las situaciones y llega un momento que explotás, llega un momento que ya no das más, llega un momento que tus emociones están tan anestesiadas que ya no sabés cómo arrancar en la vida. David dice: es un simple mortal.
Jeremías era un hombre a quien Dios le dio una tarea muy importante, se iba a convertir en la voz de Dios e iba a ser profeta en las naciones y él tuvo miedo, dio un montón de excusas hasta que el Señor le dice: “Andá a hacer lo que tenés que hacer”, y le dice: “Jeremías no temas delante de ellos porque contigo estoy para librarte”.
No temas delante de esa persona porque Dios está con vos para librarte. Mañana tenés que ir a hacer un trámite y decís: “tengo miedo de hablar con ese juez, con ese empleado, con ese abogado, con esa persona”.
Y Dios te dice “No temas delante de ellos porque contigo estoy para librarte”. Vamos a ser liberadas en el nombre del Señor.
Enfrentá las situaciones porque Dios te va a liberar. ¿Sabes por qué? Porque el Señor te da una promesa: “Yo estoy contigo para liberarte”. El Señor está conmigo para liberarme.
¿A quién vas a enfrentar? Lo que tenés que enfrentar es a vos misma, con tus propios miedos. El miedo básico, el miedo que está atrás de esa persona, es miedo a la libertad. Si vos no enfrentás tu miedo a la libertad, siempre vas a volver a someterte a otra persona que pase por el camino de tu vida, porque no te atrevés a vivir en libertad.
No es que te enfrentes al otro y le cantes las cuarenta y tengas carácter feo y ahora nadie pueda acercarse a vos y vos digas: “pero yo tenía ganas de decírselo y se lo dije”. Eso no es enfrentarse, porque no tenés que enfrentar al otro, tenés que enfrentarte a vos con tus propios miedos. Tenés que tener coraje para enfrentar tu miedo y para no temblar nunca más delante de nadie, porque si enfrentás tus miedos el Señor te dice: “Yo estoy contigo para librarte”.
¿Cómo vas a enfrentar tus miedos?
1. Autorespetándote.
Dios nos dio un espíritu de poder, no un espíritu de temor, o sea que es tu naturaleza. Lo antinatural en tu vida es tener miedo, lo antinatural es no enfrentar las situaciones porque dice Dios que nos dio un espíritu de poder. Decí: “Tengo poder y tengo que enfrentar las situaciones de la vida con poder”.
No te escondas, no huyas. Dios te hizo para avanzar, para conquistar y para enfrentar las situaciones. Enfrentá tus miedos con el poder que tenés adentro. No actúes antinaturalmente, tenés poder, dejá de hacer cosas buenas por los demás pero que son malas para vos.
Tal vez vivís agradando a los demás pero desagradándote a vos misma, o vivís dándole la vida a los demás, pero quitándote vida propia. Dejá de hacer para los demás lo que no hacés por vos.
Si vas a regalar algo, regalate algo a vos primero. Si vas a dar algo dátelo a vos primero. Si vas a amar a alguien, amate primero, porque si no, todo lo que vas a dar, va a estar fallado. Por eso, querida mujer, hacé cosas buenas pero que no te hagan perder tu estima.
Conocí una mujer que me decía: “Yo me tengo que acostar con mi marido y tengo que soportar todo lo que él me pide”. ¿Qué es lo que te pide? Porque si te pide hacer el amor, es lógico, ¿para qué te acostás sino? Es lógico y natural. Ella me dijo: “No, no, pastora él me pide que esté con otros hombres que son amigos de él, los trae a casa y yo me tengo que acostar con los tres, tengo que hacer cosas que no me gustan, pero lo quiero agradar porque si no él se enoja, se emborracha y me maltrata y vivo una semana que es un infierno”.
No tenés por qué hacer algo para agradar a alguien pero que te desagrada a vos. Las mujeres hemos nacido para ganar. Dios quiere darte bendición, más bendición, más bendición, y que termines en victoria.
Autorrespeto. Aprendé a respetarte, porque nos han enseñado a respetar a todo el mundo, pero no nos han enseñado que la primera persona que tenemos que respetar es a nosotras mismas. Decí: “Lo sé, y lo voy a hacer”.
2. Si querés enfrentar el miedo interno, no pensés obsesivamente.
Las mujeres tenemos una tendencia a pensar obsesivamente: qué me va a decir, me va a retar, qué va a hablar, qué va a pensar, y si llego tarde, y si llego temprano, y si le cuento esto, y si no me ve en tal lugar… Vivimos pensando obsesivamente.
El enemigo te pone a pensar obsesivamente lo que va a pasar para que vos no puedas lograr tus sueños. Tenés que aprender a seguir la paz.
Si algo te trae mucha preocupación, vos hacéle caso al Señor que te dijo: “Búsca la paz y síguela”.
Esto me está trayendo problemas, ¿qué voy a hacer? Yo voy detrás de la paz.
“Mira, vamos a hacer un negocito y tenemos que invertir, vos vendé tu casa…”. No, no, no, esto me trae mucha preocupación, yo voy a seguir la paz, porque Dios me va a dar un negocio que me va a dar paz.
(CONTINÚA…)
Por Alejandra Stamateas