img 242Mujeres Cristianas – Le Tengo Miedo a los Hombres 4

 

Pasaje clave: Jeremías 1:8.

 

Veamos, ahora, el último punto:

3. Reconocé todas las mentiras que haya dentro tuyo y confrontálas

¿Qué te da miedo? Aprendé a actuar como una mujer libre. Hay mujeres que todavía no se dieron cuenta que  son libres. Si yo te pido que me hagas una lista de cómo es tu día vas a ver la cantidad de cosas que te tienen atada a algo o a alguien, no sos libre. Hay gente que está atada a su casa y no puede dejar su casa porque tiene miedo que se la roben, no sos libre.
Hay gente que está atada a sus hijos y no los deja ni siquiera crecer porque los ata a ella, a ver si les pasa algo, a ver, lo tengo que llamar por teléfono, no te digo que no los cuides, pero cuando es obsesivo, el enemigo se está metiendo en tu mente y no sos libre, te quiere esclavizar, te quiere atar.
Hay mujeres que están atadas a sus maridos: si mi marido no me deja, si mi marido no me dice, si mi marido no está enterado, si me dice que no, si él no decide, yo no decido. Estás atada a tu marido.

¿A quién estás atada? Tenés que aprender a vivir en libertad. La libertad no es libertinaje. No le tengas miedo a la libertad. Algunas mujeres dicen: “la pastora me dijo que sea libre, entonces me acuesto con cualquiera”. Eso no es libertad, eso es más esclavitud. “Yo ahora salgo con cualquiera, me acuesto con el que venga”, y terminas en esclavitud porque eso te termina esclavizando, eso nunca te da libertad.

Tenés que saber vivir en libertad, no hay don más precioso que el don de la libertad ¿Por qué vas a volver a la esclavitud si Dios te hizo una mujer para vivir en libertad?

Por eso tenés que buscar la libertad, olfatear la libertad, donde hay libertad pisar ese lugar. Vos no podés volver a estados de esclavitud, ni siquiera económicamente. No te esclavices por tener una mejoría económica: “Ah, si me acuesto con éste, me va a pagar las expensas”.  ¿Para qué? Para esclavizarte. “Ah, pero si voy con este hombre y hago este negocito, voy a tener para pagar el alquiler”. ¿Para qué? Para esclavizarte.

Naciste para la libertad, para ser libre. Dios te llamó y te ungió para algo, no hagas todo lo que la gente te pide, hacé solamente lo que Dios te dice que hagas, porque lo que Dios te dice que hagas es lo que está ungido en tu vida. Hacé aquello para lo que Dios te ungió y nada más, y si alguien te pide que hagas algo más decile: “Dios no me ungió para eso, así que buscá otra persona porque yo voy detrás de los sueños de Dios”. Estás ungida para hacer solo lo que Dios te dijo que hicieras.

Querida mujer, sacate las autofobias, empezá a autorrespetarte, naciste para ser libre.
Si le tenés miedo a alguien todavía no pudiste experimentar el placer de la libertad. Todavía estás atada a ese negocio que te vuelve loca, y te olvidaste de disfrutar, ya no disfrutás más. Estás tan atada a ese pensamiento que te olvidaste de reír. Estás tan atada a esa enfermedad que la enfermedad te está manipulando como quiere, porque lo único que hacés, desde que te levantás hasta que te acostás, es pensar en la enfermedad. Estás tan atada a ese pensamiento negativo que sos esclava de ese pensamiento negativo.
Aprendé a oler la libertad. Aprendé a experimentar la libertad.

David se enfrentó al gigante y dijo: “Yo puedo”. Saúl le dijo: “Vos no podés”. Porque siempre va a venir gente que te dice: “Vos no podés, vos sola no vas a poder”.

Sos una mujer independiente en Dios, autosuficiente en Dios, ¿sabías esto? Y si vos declarás que podés vas a poder, si vos declarás que ese temor lo vas a vencer, lo vas a vencer.

¿Cómo se vence un temor? Haciendo lo que temés. No es no teniendo miedo, es haciendo lo que temés: “Tengo miedo de hacer ese trabajo, de hacer ese trámite, ese negocio, tengo miedo de hablar con tal persona”. Hacélo. Enfrentálo. Y cuando lo enfrentes, las puertas se te van a abrir.

Hay mujeres que hace semanas están queriendo hacer algo, pero tienen miedo. Apenas lo hagas, las puertas se van a abrir, porque el Señor te diseñó con toda una armadura para enfrentar situaciones y para salir en victoria.
¡Vamos a vivir en libertad, mujeres, vamos a vivir en plena libertad!
Vos tenés que enfrentar las situaciones diciendo: “¡Qué puede hacerme un simple mortal!”, yo voy, porque voy a ganar, a ganar y a ganar, porque Dios me ha dado la victoria. Él va a estar conmigo.
Levantá tus manos al cielo en plena libertad. Detené el dolor en tu vida porque grandes cosas te esperan. ¿Estás lista? Declarálo, decretálo sobre tu vida: Viviré en tu libertad.

Quiero que pienses en esa persona a la que le tenés miedo, que tal vez temas entablar una relación en estos días por algo, puede ser una suegra, un suegro, un hijo, una hija, un familiar cercano, lejano, puede ser un jefe, una jefa, un hermano con el que estás peleada hace años, una hermana, no sé quién, pensá quién es esa persona. Dicen que para dejar de tenerle miedo y decir lo que decía David: “Qué me puede hacer un simple mortal”, tenés que imaginarte que un simple mortal va al baño también. Esa persona a la que le tenés miedo es un simple mortal, tenés que aprender lo que decía David: “qué puede hacerme un simple mortal”, si Dios me prometió que va a estar conmigo, si Dios me prometió que no sólo va a estar conmigo, sino que me va a librar de esa situación.

¿De qué situación  necesitás ser librada? No le tengas miedo, estás toda equipada para enfrentar las situaciones, porque Dios te ha prometido que te va a liberar, porque Dios te ha tomado de la mano, recordá no te va a soltar pase lo que pase, tenés que ir y enfrentar situaciones, tenés que ir y enfrentar tu miedo a la libertad, tenés que enfrentarlo de una vez por todas, porque si no, vas a seguir sometiéndote a todo el mundo. Y no es gritando y discutiendo, es ir y enfrentar  tu propio miedo y decir: “¡Cómo le voy a tener miedo a un simple mortal!, tengo la mejor oportunidad de la vida de tomar las decisiones que yo quiero, de caminar por donde yo quiero, de lograr los sueños que hay en mi corazón. ¡Cómo no voy a aprovechar esta oportunidad!”.

Acostumbrate a oler el olor de la libertad, a caminar por las calles de la libertad, a caminar por los pensamientos de libertad dentro de tu mente.
Todo pensamiento que te esclavice sacálo de tu mente. Toda persona que te esclavice sacála de tu mente.
Acostumbrate a preguntarte: “¿qué es lo que quiero yo?”, “¿qué me agrada a mí?”.
Acostumbrate a mirar para adentro, porque cuando lo hagas, vas a estar en plena libertad para conquistar todos los sueños que Dios te ha dado.
Hacé sólo lo que Dios te pida, porque para eso Dios te dice: “Yo te he ungido”.
Gloria a Dios.

 

Por Alejandra Stamateas

Artículo anteriorArtículos – COSA DE LOCOS
Artículo siguienteMujeres – LE TENGO MIEDO A LOS HOMBRES 3

1 Comentario

  1. hna. dios la bendiga yo he estado tan atrapada en una relacion que ya hace un año que termino, el me lastimo mucho y como asistimos a la misma escuela me encontre a mi misma, dejando de asistir por no verlo mas por huir de su presencia, tambien tengo muchos problemas en casa pero se que en el nombre de Jesucristo sere libre de todas estas ataduras para gloria de su nombre, en verdad necesitaba tanto estas palabras que fueron un balsamo para todas mis heridas; Dios la bendiga.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre