Mujeres Cristianas – Si Tuviera Plata Me Iría 1
Pasaje clave: Mateo 15:21
«Si tuviera plata me iría» es una expresión que muchas veces elegimos usar cuando sentimos que estamos en una situación que nos está ahogando, presionando. Estamos disconformes, queremos salir de esa situación por la que estamos pasando y creemos que el único obstáculo es el dinero; y decimos que si tuviéramos la plata «yo me voy de mi trabajo, me busco otro», «no tengo plata para irme a otro país, porque yo ahí tendría éxito, pero no tengo plata para los pasajes», «si yo tuviera la plata sabés cómo los abandono a todos en casa y que se arreglen como puedan», «me iría de mi ciudad a otro lugar, pero no tengo plata».
En realidad esa es una frase muy adolescente. ¿Cuántas de ustedes en la adolescencia querían irse de su casa? Estabas harta, ya querías irte de tu casa, pero en realidad la plata era una excusa; vos no te ibas porque había temores en tu vida, había otras inseguridades. Nosotras sabemos muy bien que cuando queremos lograr algo, lo logramos con plata o sin plata. Queremos un cambio y eso es seguro; cuando nos quejamos por algo es porque queremos que se provoque un cambio en nuestra vida. Cuando quisimos un cambio le pedimos a Dios «Señor, cambiá esta situación; Señor quiero que todo sea diferente, quiero ser feliz, quiero vivir una vida diferente», y a veces parece que la respuesta no viene.
Muchas veces cuando le pedimos algo a Dios, Dios nos pone en suspenso, entre paréntesis.
¿Cuántas sienten que están en algún área de su vida en suspenso? En el área emocional, en el área física, en el área laboral, en el área intelectual, en suspenso. Y es muy frustrante pedir algo a Dios y no ver la respuesta, porque vos te imaginás que Dios te lo va a dar enseguida; y a veces pasan cinco, diez años, quince años, o tres meses, y para vos que estás entre paréntesis, en suspenso parece que la cosa no viene.
Quiero que te concentres en eso, porque de eso se trata, de lo que Dios está haciendo en tu vida.
«Dios está trabajando en mí»
Así le paso a esta mujer de la historia. Esta mujer entendió que, como Jesús no le respondía tendría que cambiar la actitud; y lo que hizo fue acercarse lentamente hacia donde estaba Jesús, inclinarse y decirle «Señor ayúdame». Simplemente voy con mi necesidad «Señor ayúdame». Cuando estés en problemas, y tal vez ya le hayas pedido a Dios, cambiá tu actitud. A Jesús no le tenés que mostrar un papel de nada, no tenés que venir veinte millones de veces a la iglesia para pedirle algo; ante Jesús tenés que tener una actitud de humildad y de adoración. «El único que puede hacer algo por mi hija es Jesús, por eso yo voy a hacer lo que a Él le agrada».
El único que puede hacer un milagro en tu vida es el Señor Jesucristo, y si vas con una actitud de adoración Él va a venir, va a darte lo que querés, va a decir «grande es tu fe» y te va a dar el milagro que estás esperando.
(CONTINÚA…)
Por Alejandra Stamateas
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