Mujeres Cristianas – Si Tuviera Plata Me Iría 2

 

Continuemos.

1. Tengo que revisar mi motivación

A Dios no le interesan los papeles sino la actitud del corazón. La espera sirve para limpiar nuestras motivaciones; ¿qué hay en realidad detrás de lo que estamos pidiendo? No porque estemos pidiendo lo incorrecto y Dios se vaya a enojar. Dios no se enoja; Dios quiere que vos sepas cuál es tu verdadera motivación para pedir lo que estás pidiendo.

Mujeres que saben su motivación dicen «Alejandra yo no quiero un marido porque necesite un hombre; yo quiero un padre para mis hijos; no quiero que mis hijos crezcan sin padre», esa mujer tiene en claro lo que está pidiendo. No está pidiendo una pareja, sino un padre para sus hijos. Pero si vos no lo tenés en claro vas a pedirle a Dios cosas que no necesitás. Lo tengo que tener en claro. Vos querés ser líder, «que me levanten de líder»… ¿para qué?, ¿para soltar el poder de liderazgo que tenés y hacer crecer a la gente, o queres ser líder porque es el único lugar donde vas a poder tener autoridad y mandar a todo el mundo, porque en tu casa nadie te da importancia? O sea, ¿cuál es la motivación en lo que estás pidiendo?

2. Dios quiere que aprendas responsabilidad

¿Qué es esto de aprender responsabilidad? Dios a veces nos pone en espera para que seamos responsables y sigamos siéndolo con lo que tenemos. Hoy vivimos en un mundo en el cual todo es descartable, todo cambia rápidamente. Le damos un celular a nuestros hijos y al otro mes ya quieren otro; tienen una computadora y al poco tiempo quieren otra. Parece que todo es descartable: que las relaciones las podemos descartar, que nuestra familias las podemos descartar, queremos todo rápido, todo ya. Y el Señor muchas veces cuando le pedís algo y no te lo da es porque quiere que seas responsable con lo que tenés, para que cuando te dé lo que le estás pidiendo lo puedas cuidar mejor.

Le pedís a Dios una casa pero estás descuidando la tuya. Yo me di cuenta el día que me quería mudar, y la casa que queríamos no aparecía; hasta que el Señor me dio esta lección: «no estás cuidando lo que sí te di, lo que ya es tuyo, lo que sí te pertenece y de lo que hoy sos responsable de cuidar». Mi casa estaba muy desarreglada, y empecé a arreglarla como podía, adornarla con pequeñas cosas hasta que me empezara a gustar. Le hice cambios de muebles, mover cosas de lugar, las cortinas, pequeños cambios para mostrar que realmente estaba siendo responsable con lo que sí tenía, con lo mío. Cuando empecé a hacer eso, la casa más grande y nueva vino.

Dios a veces nos pone las respuestas entre paréntesis para que aprendamos a ser responsables con lo que ya nos dio.

¿Qué es lo que querés?, ¿qué es lo que estás pidiendo? ¿Hay algo descuidado de eso que tenés? Cuidalo. «Señor odio mi pelo, no me gusta», ¿estás cuidándolo el que tenés? «Señor odio mi cuerpo», ¿estás cuidando tu cuerpo? «Señor haceme nueva», ¿estás cuidando lo que tenés? Dios quiere que seas responsable; sé responsable con lo que es tuyo.

Querida mujer no dejes caer nada de lo que tenés, cuidalo, sé responsable y hermosealo. Seamos responsables con lo que Dios hoy nos dio y el lugar en el que somos bendecidos. Le pedimos a Dios y Dios nos dice «a ver si sos responsable con lo que te di, que también en algún momento me lo pediste; sé responsable, yo voy a ver tu actitud». Dios está mirando tu actitud.

(CONTINÚA…)

Por Alejandra Stamateas

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