Mujeres Cristianas – Soy Una Gastadora Compulsiva 1

 

Hay una diferencia muy sutil entre gastar y comprar compulsivamente. A la mayoría de las mujeres nos gusta hacer compras, especialmente cuando se trata de ropa, zapatos o cualquier otro artículo que nos guste. No todas las mujeres que compran mucho se sienten perturbadas por hacerlo y no todas sólo disfrutan con la compra sino disfrutan tanto o más, el hacer deportes por ejemplo. Comprar u otras actividades que proporcionan felicidad no es el problema sino cuando se transforma en una adicción.

La persona adicta tiene tres características:

A. La Frecuencia.

Cada vez utiliza más tiempo para las compras y por consecuencia gasta más, pasa seis u ocho horas diarias en el shopping. El shopping está diseñado para que la persona permanezca comprando, comiendo, consumiendo; todo lo que pudiere necesitar se encuentra allí sin tener que salir a buscar afuera. Así se pierde la noción del tiempo, no sabe si llueve o hay sol, si de día o ya oscureció.

 

B. Pérdida de Control.

La mujer que dedica mucho tiempo de su día a comprar y cada vez gasta más tiene un sentimiento de culpa, de vergüenza, de ansiedad indicando la pérdida de control. Muchas adquieren este tipo de conductas para evadir los problemas ya que, generalmente, son mujeres estresadas y de esa manera se sienten vivas, no están solas y comprando no sienten dolor. Adquiriendo se sienten poderosas, y experimentan una sensación de libertad, al principio, lo que las hará comprar más y más para volver a sentirlo.

 

C. Búsqueda de Placer.

La mayoría obtiene cosas que tal vez nunca usará pero la adicción de adquirir les implica placer cualquiera sea el objeto. Las mujeres que sienten sus vidas desordenadas buscarán algún tipo de adicción para tratar de recomponerla. No está mal comprar algo cuando se está depresiva porque es natural y puede modificar el estado de ánimo, pero hay problemas que no se descargan haciendo compras.

La adicta compra y gasta rutinariamente para congelar sus sentimientos. La compradora compulsiva comienza su día muy excitada pero lo termina triste y depresiva y no solamente con culpa sino también con vergüenza.

  • “¿Cómo es que gasté tanto? ¡Gasté aún más de lo que gano!”
  • “¿Cómo puede ser que gasté más de mi sueldo? No terminé de pagar la tarjeta del mes pasado y otra vez estoy gastando”.

¡No puede contenerse! Como está desorganizada incurre en conductas adictivas y se siente desamparada y sola. Los sentimientos y emociones que no sabe exteriorizar los esconde en las compras y hay ira acumulada dentro de ella. La adicción destruye matrimonios, familias, crea conflictos personales y familiares.

 

Cómo Salir de Cualquier Adicción.

1. Mi Felicidad Depende de Mí, de Nadie Más.

No depende de las relaciones interpersonales, el otro no tiene que hacerme feliz.

  • “No soy feliz porque tengo un marido que no me entiende, un hijo que se porta mal, un jefe loco”.
  • “Si tuviera alrededor mío otro tipo de gente sería feliz”.
  • “Si viviera otras circunstancias sería feliz.”

La única responsable de tu felicidad sos vos.

 

2. Se Aprende a Ser Feliz.

No esperes que la felicidad llegue a tu vida, nunca vendrá. ¡Te corresponde ser feliz! Además de las compras, otra adicción que nos hace felices es comer. Las mujeres hemos perdido la capacidad de divertirnos, de disfrutar de la vida y a medida que crecemos nos volvemos más aburridas. Creemos que para disfrutar debemos tener todo arreglado y siempre esperamos el futuro para ser felices.

Es tu obligación ser feliz al levantarte cada mañana. Disfrutá, jugá, aunque tu marido sea aburrido, salí a divertirte sola. La vida es linda hacé lo que te guste.

¿Qué te divertía en tu infancia? Tal vez esté a tu alcance hacerlo. Hemos perdido la capacidad de disfrutar de las cosas pequeñas de todos los días y de las grandes. Cuando las emociones desbordan debemos sentirlas y, no negarlas ni reprimirlas, agotarlas hasta terminar con ellas. Si me niego a sentir trataré de tapar y ese es el problema. Hiere más la acción realizada para no sentir que la emoción misma.

Por ejemplo hacer compras porque estoy con ira, tristeza, bronca o porque me siento sola, lo único que hará es reprimir la emoción pero no la solucionaré. “¿Por qué me siento así? ¿Por qué estoy inquieta? Hay algo adentro que no me cierra y me está haciendo mal”.

“Hoy tengo ganas de llorar y no puedo explicarlo”. No es algo específico, trato de investigar por qué estoy con esta emoción. La emoción nace de un pensamiento y taparlo enferma porque todo lo oculto se echa a perder. No sos un tacho de basura donde se tira cualquier cosa. Observá qué emoción o pensamiento tuviste antes.

Por ejemplo, la adicción a la comida. Cada vez que se quiere ocultar una emoción o un sentimiento va a la heladera a comer por aburrimiento, bronca, tristeza o soledad, no es por hambre. Debemos diferenciar cuando comemos por hambre o porque lo usamos como un remedio para las emociones que no queremos soltar.

(CONTINÚA…)

Por Alejandra Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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