nuevo-1Mujeres Cristianas – Trabajo Como una Burra y Nadie me Reconoce 2

 

Pasaje clave: Lucas 18:28-29.

 

Quiero decirte que vos te merecés reconocimiento, y eso tiene que ser algo natural, recibir reconocimiento y dar reconocimiento.

¿Y cómo se hace para que ese reconocimiento venga naturalmente? Que yo no me vuelva loca por buscarlo, y que no esté detrás de alguien para que me de ese reconocimiento.

 

1º. Debo reconocerme yo.

Yo tengo que darme reconocimiento. ¿Te gustaría hablar con una persona como vos? ¿Te gustaría pasar unas vacaciones con vos misma? ¿Te aguantás a vos misma? ¿Eres de las que se levantan diciendo: “Yo soy una torpe, una estúpida, soy horrible, este cuerpo no lo voy a cambiar más, soy un desastre”. ¿A vos te gustaría hablar con una mujer así? ¿Cómo te aguantás a vos misma cuando hablás mal de vos?

Si no te das el primer reconocimiento, nadie te lo va a dar. Si no te das el primer saludo a la mañana, nadie te lo va a dar. Tenés que levantarte y reconocer quién sos en Dios. Él puso un tremendo potencial dentro tuyo, por eso, para que el reconocimiento se dé naturalmente, primero tenés que reconocerte a vos misma.

Tenés que reconocer tus puntos débiles y tus puntos fuertes, porque no sos ni la súperperfecta ni la peor. Tenés que aprender a reconocer ambos, los fuertes para que sigan siendo fuertes y los débiles para que se transformen en fuertes con la presencia de Dios.

Aprendé a felicitarte. Cuando hagas algo que no pase desapercibido para vos. Felicitate,  honrá tu propia vida, honrá que estás viva. Decite: “¡Muy bien Alejandra, Susana, Laura,… me felicito!”. Date besitos. ¿Está bien eso? Sí, porque sos la hija de un Rey ¿cómo no vas a estar orgullosa?

Habla bien de vos misma, no le permitas a tu boca hablar cosas negativas. Si aprendés a felicitarte vas a poder felicitar a los demás, te va a resultar fácil.

 

2º. Mis ojos tienen que estar en mi sueño y no en la gente.

Primero te reconocés vos, y luego tenés que permitir que los demás te reconozcan y aceptar el reconocimiento: “¡Ay qué lindo que tenés el peinado!”, “Si, pero en realidad yo quería otra cosa pero la peluquera no me entendió”. ¡No! Aceptá que te queda lindo.

“¡Qué linda te queda esa ropa!”, “Sí, pero a mí me hubiese gustado más larga”. Aceptá que te queda bien, aceptá el reconocimiento ajeno, aceptá la felicitación ajena. Es muy importante, porque si no se la aceptás el otro no te la hace nunca más.

Cuando te reconozcan, agradecé naturalmente: “Gracias, sí, yo sé que soy muy buena haciendo eso, lo hice espectacular”. “¡Qué linda que estás!”, “Sí, pero el grano que me salió…”. La otra persona no vio el grano, te vio a vos y le gustaste, aceptá el reconocimiento, porque si no, lo pateás, lo sacás de tu vida y vos lo necesitás.

Ahora no pongas tus ojos en la gente, poné tus ojos en vos y no en la gente, porque la gente, así como tiene poder para exaltarte, tiene poder para humillarte, y si un día te dijo algo bien y vos pusiste los ojos en la persona vas a estar tratando de complacerlo otra vez para que te vuelva a decir lo mismo porque te gustó. Pero tus ojos tienen que estar puestos en vos y en el sueño que Dios te dio y no en la gente. Nadie tiene que tener poder sobre tu vida salvo el Señor que quiere exaltar tu nombre.

 

3º. Tengo que reconocer a los demás.

Si sos de esas mujeres que no reconocen a nadie, porque todo el mundo hace las cosas mal y vos sos la única, la perfecta espiritualmente, intelectualmente, la perfecta ama de casa, mamá, la perfecta en su trabajo, y no hay como vos, y no hay nadie que interprete la Palabra como la interpretás vos, entonces, nunca vas a poder reconocer a nadie. El reconocimiento ajeno se desata cuando vos también desatás el reconocimiento para los demás. Tengo que reconocer a los otros, no tengas miedo de reconocer a alguien. “¿Y si se agranda?”, es un problema de esa persona.

No tengas miedo de decirle: “Te felicito, ¡qué bien que hiciste eso, me encantó!”, “me encanta cómo estás hoy, te veo contenta, feliz, ¡seguí adelante!».

No tengas temor de reconocer a tus hijos. Reconocé a tus hijos todo el tiempo, les hace bien, tus hijos están esperando palabras de reconocimiento, palabras de valor. Vos tenés que validar permanentemente a tus hijos, decirles: “Lo hiciste bien”, aunque sea una tontería, “te reconozco, te valido, estuviste muy bien, me encantó lo que hiciste”. Validá a los tuyos, a la gente que está alrededor tuyo, reconocé sus valores, porque cuando vos hacés sentir bien a los demás, los otros te van a devolver lo mismo.

 

4º. Voy a aceptar todo el reconocimiento que Dios me dé.

Dios te reconoce en todas las cosas que vos hagas y digas, hay reconocimiento de parte de Dios. Para Dios, nunca pasas inadvertida hagas lo que hagas. Cuando vayas a un lugar a bendecir a alguien Dios también lo va a reconocer. A las líderes que están trabajando con sus grupos y vienen y preparan un material para motivar a la gente, Dios te lo reconoce. A las pastoras Dios les reconoce toda la tarea y todo el tiempo que invierten en las cosas del Señor. Dios siempre te tiene en cuenta. Yo quiero decirte que Dios ya te vio, te tiene en cuenta y va a reconocer cada segundo de tu vida.

Si el Señor te exalta, nadie te puede hundir. Todo lo que hagas, Dios lo va a recompensar, y dice la palabra: “En público”. Dios no tiene problema de reconocerte. Dios no tiene ningún conflicto en reconocerte, somos los seres humanos a los que nos da miedo reconocer. Dios dice: “Todo lo que hagas te lo voy a recompensar y en público” (Mt.6:4, 6, 18).

(CONTINÚA…)

Por Alejandra Stamateas

Artículo anteriorMujeres – TRABAJO COMO UNA BURRA Y NADIE ME RECONOCE 3
Artículo siguienteMujeres – TRABAJO COMO UNA BURRA Y NADIE ME RECONOCE

2 Comentarios

  1. ¡¡Hola Oswaldo!! ¡¡Bienvenido!!! Es verdad, cuántas mujeres que trabajan, se esfuerzan, se sacrifican por medio mundo, y nadie las valora ni las reconoce. Pero nosotros tenemos la oportunidad de hacerlo con aquellas mujeres (esposas, madres, hijas, hermanas, amigas) que están cerca nuestro. Te bendecimos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre