Matrimonios Cristianos – Cómo Tratar con los Esposos Desamorados 1

 

Me siento obligado a revisar algunas cuestiones espi­nosas que dejan anonadadas a algunas esposas cuyos esposos no le prestan mucha atención.

¿Qué actitud adoptará la mujer si en reiteradas ocasiones él ignora sus necesidades emocionales haciendo caso omiso de ellas?

¿Qué ocurrirá si él no asume el lugar de líder amoroso y guardián de su familia?

¿Cómo podrá una mujer habituarse al abandono emocional?

¿Cómo puede soportar ser «el plato de segunda mesa» en todas las prioridades de su marido?

Debo admitir que no poseo la solución para cada uno de los problemas que se presentan en la vida matrimonial. Y mucho menos que tengo una fórmula mágica para convertir a un hombre apático e irresponsable en un esposo cariñoso, responsable y romántico. Pero, a cambio, puedo ofrecer algunas sugerencias nacidas en mi experiencia como consejero, que han resultado muy útiles a muchas personas.

Una mujer que desee sentir el fuego del roman­ticismo nuevamente en su esposo, debe ingeniárselas para estimular en su esposo, las mismas necesidades que ella expe­rimenta.

Las necesidades emocionales del esposo son muy diferentes a las de sus esposas. Debido a ello, les resulta muy difícil comprender los deseos y necesidades femeninos. Para darle solución a esta incomprensión existente entre ambos sexos, algunas mujeres recurren al sermoneo, a la exigencia, a las quejas y súplicas y hasta posiblemente al llanto y las amenazas.

A veces, los hombres cuando regresan de sus trabajos tienen que enfren­tarse a expresiones como estas: «Manolo, por favor, deja el periódico un momento y ven a ayudarme cinco minutos aunque sea. ¿Es mucho pedirte que me ayudes cinco minutos? Me preocupa mucho que no te intereses por mis sentimientos. ¿Desde cuándo hace que no me llevas a cenar fuera de casa? Aunque si llegáramos a salir serías capaz de llevarte el periódico a la cena. Tengo que decirte muy seriamente que no te ocupas para nada de mí, ni de los niños. El día que muestres un poco de interés y cariño hacia mí me voy caer muerta por la sorpresa…», etcétera, etcétera, etcétera.

Espero que con este botón de muestra mis lectoras compren­dan que esta clase de retórica verbal es incapaz de enseñar nada positivo a sus esposos, después de un día agotador de trabajo. El «sermoneo» y las quejas sólo sirven para obsta­culizar la comunicación de la pareja, de una manera sorpren­dente. Por el contrario, la forma positiva de establecer la comunicación se basa en tres puntos básico: elegir el momen­to adecuado para hablar de nuestras necesidades; buscar el lugar más idóneo para hacerlo, y expresar nuestros problemas en una forma correcta.

 

1. El Momento Adecuado.

Elija un momento en que su esposo esté relajado y tranquilo después de haber pasado un buen rato. Tal vez, después de una cena con su menú favorito, o cuando haya recibido una noticia que lo haya complaci­do, o quizás cuando se apaguen las luces por la noche, o cuando se levante fresco en la mañana.

El peor momento para plantear cualquier asunto a su esposo son los primeros diez minutos después de su regreso a la casa cuando salió del trabajo. Y, precisamente, esa es la hora más propicia para las discusiones familiares. No mencione ningún asun­to difícil a su esposo, a no ser que tenga previamente definido el objetivo que persigue. De ese modo, podrá aprovechar cada momento adecuado que disponga para alcanzar el éxito que espera.

 

2. El Ambiente Apropiado.

El ambiente más propicio para pedirle a su esposo que se ocupe un poco más de usted y de los niños es realizando un paseo nocturno, o durante un viaje de fin de semana, en un lugar acogedor y tranquilo. Si la falta de dinero no permite ese tipo de recreación, trate de hacer ahorros disminuyendo otros gastos de la casa, o recurra a cualquier otro tipo de recursos. Pero si es demasiado difícil hallar un ambiente adecuado a sus propósitos la mejor opción será buscar a alguna persona que cuide a los niños una noche, mientras usted sale a cenar sola con su esposo.

Si esa vía tampoco es factible escoja un momento en que los niños estén inmersos en una actividad que les guste mucho, y asegúrese de que el teléfono no suene mientras dure su conversación. De cualquier modo, lo ideal sería alejarse lo más posible de la rutina hogareña para hacer ciertos tipos de planteamientos tan importantes para usted. De ese modo le será más fácil lograr esa comunicación que tanto necesita.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Lo Que Las Esposas Desean Que los Maridos Sepan Sobre las Mujeres”

Por James Dobson

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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