Matrimonios Cristianos – El Amor Perdura

 

Pasaje clave: 1º Corintios 13:8.

De todas las cosas que el amor se atreve a hacer, esta es la mayor de todas. Aunque se ve amenazado, sigue adelante. Aunque se ve desafiado, sigue avanzando. Aunque lo maltratan y lo rechazan, se niega a darse por vencido.

El amor nunca deja de ser.

Muchas veces, cuando un matrimonio está en crisis, el cónyuge que intenta lograr que las cosas funcionen le dice al otro con toda claridad que sin importar lo que haya sucedido en el pasado, está comprometido con su matrimonio. Puedes estar seguro de que su amor perdurará. Lo promete. No obstante, como el otro cónyuge todavía no quiere escucharlo, mantiene su postura distante. Aun quiere separarse. No cree que este matrimonio dure mucho tiempo. Ya ni siquiera quiere que dure.

El cónyuge que acaba de jugarse el corazón no puede manejar el rechazo. Así que retira lo dicho. «Bueno. Si así lo quieres, así será».

Sin embargo, si el amor es en verdad amor, no cambia de opinión cuando no lo reciben como quiere. Si al amor se le puede decir que deje de amar, en realidad no es amor. El amor que viene de Dios es interminable, imparable. Si el objeto de su afecto elije no recibirlo, no deja de dar.

El amor nunca deja de ser. Nunca.

Así es el amor de Jesús. Sus discípulos eran verdaderamente impredecibles. Todos lo abandonaron. Pedro declaró que él  no lo haría (Mateo 26:33-35). Los demás discípulos se hicieron eco de la misma promesa. Sin embargo, más tarde esa noche, el círculo íntimo de seguidores de Jesús (Pedro, Santiago y Juan) dormiría mientras Jesús agonizaba en el huerto.

Camino a la crucifixión de Cristo, Pedro lo negaría tres veces en el patio; pero en ese preciso momento, la Biblia dice que Jesús «se volvió y miró a Pedro» (Lucas 22:61). Sus hombres le habían fallado (otra vez) horas después de sus promesas. Aun así, nunca dejó de amarlos, porque Él es «el mismo ayer y hoy y por los siglos» (Hebreos 13:8) y su amor también.

Cuando hayas hecho todo lo que puedes para obedecer a Dios, tu cónyuge quizá te abandone y se vaya…; pero si tu matrimonio fracasa, si tu cónyuge se va, que no sea porque te diste por vencido o dejaste de amarlo.

El amor nunca deja de ser.

De las nueve características del «fruto del Espíritu» (Gálatas 5) la primera de todas es el amor. Y como el inalterable Espíritu Santo es la fuente (el mismo que habita en el corazón de todos los creyentes), entonces el amor que Él crea en ti también es inalterable. Tiene su fundamento en la voluntad de Dios, en el llamado de Dios y en la Palabra de Dios:  La Biblia las declara «irrevocables». (Romanos 11:29, Lucas 21:33).

Cuando todo lo demás fracasa, la verdad de Dios seguirá en pie. A lo largo del camino, también te atreviste a ser paciente, a ser generoso, a sacrificarte por las necesidades de tu cónyuge.

No se trata solo de ideas lindas, que existen en forma aislada. Cada característica del amor que se esboza está basada en el amor de Dios, el cual vemos contenido y expresado en la Palabra de Dios; en la Palabra inalterable de Dios. Ningún desafío ni circunstancia pueden colocarle una fecha de vencimiento a Él ni a su amor. Por lo tanto, tu amor (hecho de la misma sustancia) tiene las mismas características inalterables.

El amor nunca deja de ser.

Así que el desafío de hoy es expresar tu amor inquebrantable con las palabras más poderosas y personales que puedas. Es tu oportunidad de declarar que sin importar las imperfecciones que existan (tanto en ti como en tu cónyuge) tu amor es aún más grande. Sin importar lo que tu cónyuge haya hecho o cuán a menudo lo haya hecho, decides amarlo de todas maneras. Aunque con el correr de los años no has sido para nada constante en tu manera de tratarlo, tus días de inconstancia en el amor han terminado. Acepta a esta persona como el regalo especial de Dios para ti y promete amarla hasta la muerte.

Lo que le comunicas a tu cónyuge es: «Aun si no te gusta lo que ves, aun si no te gusto yo, elijo amarte de todas maneras. Para siempre».

Porque el amor nunca deja de ser.

 

El Desafío de Hoy

Pasa tiempo orando solo. Luego, escríbele una carta de compromiso y decisión a tu cónyuge. Incluye la razón por la cual te comprometes con este matrimonio hasta la muerte, y exprésale que te has propuesto amarlo sin impor­tar lo que suceda. Deja la carta en un lu­gar donde tu pareja la pueda encontrar.

¿Qué dudas tenías al escribir esta carta? ¿Cómo esperas que tu cónyuge responda? ¿Cómo te ayudó Dios a escribirla y qué te enseñó sobre ti mismo este proceso?

Extracto del libro “El Desafío del Amor”

Por Alex y Stephen Kendrick

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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