Matrimonios Cristianos –  El Lenguaje del Amor: Las Palabras de Afirmación 4

 

Continuemos.

Un antiguo sabio dijo una vez: «La suave respuesta quita la ira». Cuando su cónyuge está enojado, trastornado y hablando palabras descomedidas, si usted quiere ser amoroso no debe responderle de la misma manera, sino con palabras suaves.

Él o ella, recibirá lo que usted dice como una información sobre su estado emocional. Lo dejará hablar de su dolor, de su ira y percepción de los acontecimientos. Procurará ponerse en su lugar y ver el asunto con los ojos de él, para luego expresar suave y bondadosamente su comprensión de la razón por la que se siente de esa manera.

Si ha actuado mal con él, usted querrá reconocer su error y luego pedir perdón. Si su motivación es diferente de la de él, usted explicará la suya bondadosamente. Usted buscará entendimiento y reconciliación, y no tratará de demostrar que su propia percepción es la única manera lógica de interpretar lo que ha sucedido. Ese es amor maduro, amor al que debemos aspirar si queremos tener un matrimonio floreciente.

El amor no guarda un puntaje de errores. El amor no revive los fracasos pasados. Ninguno de nosotros es perfecto; en el matrimonio no siempre hacemos lo mejor o lo que es justo.

A veces hemos hecho o dicho cosas hirientes a nuestro cónyuge. No podemos borrar el pasado: solamente podemos confesarlo y aceptar que estuvo mal. Podemos pedir perdón y tratar de actuar de manera diferente en el futuro. Después de haber confesado mi fracaso y pedido perdón, no puedo hacer nada más para mitigar el dolor que pude haber causado a mi esposa.

Cuando he sido ofendido por mi esposa y ella dolorosamente me ha confesado la falta y me ha pedido perdón, tengo la opción de la condena o el perdón. Si escojo la condena y trato de pagarle de la misma manera o hacer que pague por su error, me estoy haciendo el juez y haciendo de ella la malvada. La intimidad se vuelve imposible. Sin embargo, si escojo perdonar, la intimidad puede restaurarse. El perdón es la forma del amor.

Estoy sorprendido de cuántos individuos mezclan el nuevo día con el ayer. Insisten en traer al presente los fracasos del ayer y al hacerlo arruinan un día potencialmente maravilloso. «No puedo creer lo que hiciste. Creo que nunca lo olvidaré. No puedes saber cuánto me heriste. No sé cómo puedes estar sentado allí tan tranquilamente después de que me trataste de esa manera. Deberías estar clavado sobre tus rodillas rogándome que te perdone. No sé si pueda perdonarte alguna vez». Esas no son palabras de amor sino de amargura, de resentimiento y de venganza.

Si vamos a disfrutar de una relación íntima, necesitamos conocer los deseos de cada uno. Si queremos amarnos el uno al otro, necesitamos conocer lo que la otra persona quiere.

Lo mejor que podemos hacer con los fracasos del pasado es dejar que sean historia. Sí, sucedió, y ciertamente dolió. Y a lo mejor duele todavía, pero él ha reconocido su error y ha pedido su perdón. No podemos borrar el pasado pero podemos aceptarlo como historia. Podemos decidir vivir ahora libres de los errores del ayer. El perdón no es un sentimiento, es un sometimiento. Es una decisión de mostrar misericordia, no de utilizar la ofensa contra el ofensor.

Perdonar es una expresión de amor. «Te quiero. Me importas y decido perdonarte. Aun cuando mis sentimientos o heridas no desaparezcan todavía, no permitiré que lo que ha pasado se interponga entre nosotros. Espero que podamos aprender de esta experiencia. No eres un fracasado porque hayas fracasado. Eres mi cónyuge y seguiremos juntos de aquí en adelante».

Esas son palabras de afirmación expresadas en el dialecto de las palabras amables.

 

3. Palabras Humildes.

EI amor hace peticiones, no demandas. Cuando demando cosas de mi cónyuge, llego a ser un padre y él un hijo. Es el padre el que le dice al hijo de tres años lo que debe hacer y, en efecto, qué debe hacer. Y eso es necesario porque el hijo de tres años no sabe cómo navegar en las tormentosas aguas de la vida. En el matrimonio, sin embargo, somos iguales, compañeros adultos.

Si vamos a tener una relación íntima, necesitamos conocer los deseos de cada uno. Si queremos amarnos el uno al otro, necesitamos conocer lo que la otra persona quiere.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Los Cinco Lenguajes del Amor”

Por Gary Chapman

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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