Matrimonios Cristianos – La Baja Estima Femenina 3
Continuemos.
Un segundo factor determinante de la baja estima femenina está vinculado con el modo en que nuestra sociedad glorifica la belleza corporal.
Es suficiente con decir que el atractivo físico o la carencia del mismo, causa un profundo impacto en la psiquis femenina, debido a que es muy difícil hacer una división entre el aprecio de uno mismo y la propia belleza corporal.
Una mujer que se considera fea, de antemano tiende a sentirse inferior en relación con los demás. Esta presión aumenta aún más en una sociedad tan erotizada como la actual. Es irrazonable que las bases de una sociedad descansen sobre los pilares del sexo, pero en la nuestra ocurre así. Entonces, ¿no es posible que nos dediquemos a premiar la belleza y a castigar la fealdad?
Cuando el atractivo y la belleza sexual adquieren tales proporciones, entonces todos aquellos que carecen de estos atributos, necesariamente comenzarán a atormentarse. La angustia estará en proporción de las posibilidades que tenga para competir en el «mercado de la belleza» con eficacia. Porque la mujer se descubre a sí misma en bancarrota, en relación con la característica femenina más cotizada del momento. Y millones de seres humanos han caído en esa trampa.
La propaganda ha contribuido enormemente a esta convicción de que la más leve imperfección física debe provocar alarma y malestar. ¿No ha leído y visto en la prensa escrita y televisiva los anuncios de cremas maravillosas, casi «mágicas», capaces de borrar todas las arrugas, estrías y huellas del paso del tiempo por nuestras caras y cuerpos? Y se muestran varias mujeres de edad madura, una de las cuales descubren alguno de esos estragos del tiempo y se siente morir de tristeza.
La expresión «horrible» se emplea siempre para definir esta situación. Pero hablando con sinceridad hay que decir que este problema en relación con los demás problemas humanos que existen no tiene la menor importancia. A pesar de ello, cada mujer que ve este tipo de propaganda va a comenzar a mirarse al espejo con más frecuencia. ¿Y cómo enfrentará ella semejante «desgracia»? Sin duda de ninguna clase, ¡es horrible! Al sembrar en las mentes humanas semejantes tonterías, los anunciantes nos han conducido a niveles de inferioridad y de desdicha nunca antes alcanzados.
Una tercera fuente de baja estima entre las mujeres está relacionada con el coeficiente intelectual. Dicho de otra manera, las mujeres han terminado por sentirse aisladas y estúpidas.
Desde hace mucho tiempo, los sicólogos conocen que no existen diferencias notables de índole intelectual entre los hombres y las mujeres. Pueden existir áreas de mayores posibilidades para uno u otro sexo como lograr mayor puntuación en matemáticas y en razonamiento abstracto los hombres y distinguirse en idiomas y en capacidad verbal las mujeres, pero cuando las capacidades personales son combinadas y evaluadas, ningún sexo predomina sobre el otro. Al desconocer esta verdad, las mujeres se hallan más inclinadas que los hombres a poner en duda su propia capacidad intelectual. ¿A qué se debe esto? No lo sé. Pero es un factor importante en la pérdida de estima personal.
En relación a los hombres, es curioso que ellos tiendan más a evaluar la capacidad intelectual que el atractivo físico, a pesar de que ambas son altamente codiciadas. Por su parte, las mujeres optan por la belleza física más que por la capacidad intelectual, durante toda la vida. Ese es el motivo por el cual una gran cantidad de mujeres desearían ser más bellas que inteligentes, porque creen que la mayoría de los hombres vemos mejor de lo que pensamos.
La baja estima femenina, verdaderamente, puede estar basada en muchas causas. La mayoría de ellas vinculadas a experiencias infantiles.
El adulto que durante su infancia se sintió despreciado o rechazado, nunca podrá olvidar del todo esa experiencia. Así como nuestra lengua siempre tiende a tocar el espacio donde hemos perdido un diente, así la mente busca de continuo y anhela regresar a las evidencias de su propia dignidad. La persona que en su niñez se sintió inferior por cualquier causa, construye para el futuro, un mecanismo mental depresivo.
(CONTINÚA…)
Extracto del libro «Lo que las Esposas Desean que los Maridos Sepan Sobre las Mujeres»
Por James Dobson