cristo-responde-a-nuestra-necesidad-de-amorMatrimonios Cristianos – Cristo Responde a Nuestra Necesidad de Amor 6

 

Continuemos.

Lo que es igualmente significativo es que ese amor agapé de Dios puede fluir por medio de una persona para llegar a la vida de los demás. Cada uno de nosotros es capaz de convertirse en un conducto por medio del que el amor de Dios es «derramado» para que otros lo sientan.

Esa verdad ha afectado significativamente mi relación con mi esposa. Como mencioné al principio, fui «estimu­lado» románticamente poco después de conocerla. Erós me llevó al matrimonio. Sin embargo, erós no hubiera sido suficiente para sostener el matrimonio. Ha sido agapé el que lo ha hecho. Dios amando a mi esposa por medio de mí es lo que me ha mantenido cerca de ella a lo largo de los años. Como la mayoría de otras personas, he estado consciente de posibles «estímulos» eróticos hacia otras mujeres que encuentro. Pero el amor agapé de Dios me mantiene fiel a mi esposa.

Imagínese que yo estoy comenzando el día en el traba­jo. Llego a mi oficina. Saco mi material de investigación y lo extiendo por todo el escritorio. Entonces entre mi ayudante de investigación, la vivaz y bien proporcionada Jane. El clic clic de sus tacones altos se oye en el piso de ladrillo mientras se acerca presurosa a mi escritorio.

— Buenos días, doctor Campólo — sonríe rebosante —. ¿Hay algo que pueda hacer por usted esta mañana?

No sé cómo responder a esa pregunta. Claro que lo sé; sólo que lo enfrento a usted con la sugerencia de lo que pudiera comenzar a surgir en mi mente. Usted dice: — ¡Se supone que usted sea cristiano! ¡Se supone que usted sea un hombre de Dios!

Por supuesto que soy cristiano y procuro ser un hom­bre de Dios. Pero los cristianos sienten los mismos estí­mulos y tentaciones que todo el mundo. La diferencia para los cristianos es que pueden clamar al Señor y pedir la fuerza interna para vencer esas tentaciones. Mientras Jane se inclina sobre mi escritorio, yo digo entre dientes: «Señor, tu propiedad está en peligro.»

Cuando los estímulos románticos me tientan, está siem­pre el constante amor agapé de Dios que me mantiene fiel a mi esposa. Además, Dios me ha hecho sensible a la verdad de que El no sólo mora en mí, sino también en mi esposa. Serle infiel a ella significaría serle infiel a Él. Herirla a ella significaría herirlo a Él. El amor de Dios que fluye a través de mí hacia mi esposa, junto con la presen­cia de Dios que discierno en ella, es todo lo que tengo a fin de cuentas para mantenerme fiel. Estaré eternamente agradecido por ese amor agapé de Dios porque sólo eso es lo que encuentro capaz de vencer las tentaciones románticas generadas por erós.

Antes de dejar este análisis sobre el amor, quiero hacer una afirmación más. Dije al principio que el romance muere poco después del matrimonio. Es mejor que haga una corrección: el romance muere a menos que sea resucitado y revitalizado bajo la influencia de clases más profundas de amor. Encuentro que phileó condiciona mi relación con mi esposa de tal manera que el romance irrumpe constantemente entre nosotros. Ad­vierto que me enamoro de mi esposa una y otra vez. Toda la emoción efervescente, el erotismo y el éxtasis que caracterizan el romance adolescente los siento a mi madura edad de cuarenta y ocho años.

Hay un poema que un amigo me dio cuando tenía catorce años. Nunca lo he olvidado. Me recuerda que el romance se puede reavivar si hay dimensiones espiritua­les en la personalidad de uno. Dice así:

Camina suavemente donde una vez creció el amor

Porque cada primavera es prueba de resurrección

Y cada Navidad es la evidencia del renacimiento del amor.

En la película Las Cuatro Estaciones, preguntan a Alan Alda si todavía se muestra romántico con su esposa. El responde: «Viene en olas». Yo tendría que decir la misma cosa. El romance viene en olas para mí también. No siempre lo siento. No pienso que la mayoría de la gente lo sienta siempre. Pero lo siento. Todavía me alcanza con toda su maravilla y felicidad. Todavía me arrebata. Toda­vía añade una dimensión deliciosa en mi vida. Además, sucede con mayor frecuencia con el transcurso de los años. Hay que admitirlo, esas son noticias buenas.

Para los que buscan la clase de amor que colma la vida de gozo y satisfacción, no me avergüenzo de recomendar la clase de experiencia amorosa que fluye de una relación con Cristo. No me avergüenzo del evangelio de Cristo, porque ha satisfecho mi necesidad de amor.

Extracto del libro “Es Viernes Pero el Domingo Viene”

Por Tony Campolo

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

2 Comentarios

  1. DIOS ES GRANDE, PORQUE NOS AMA CON ESE AMOR AGAPÉ, Y A TRAVÉS DE SU AMOR PODEMOS AMAR CON ESE AMOR SINCERO A NUESTRO CONYUGUE, A NUESTROS HIJOS, A NUESTROS HERMANOS, FAMILIARES, AMIGOS. Y A TODOS LOS DEMÁS. BUSQUEMOS PRIMERO EL AMOR DE CRISTO Y ASI PODREMOS SABER AMAR CON EL AMOR AGAPÉ DE NUESTRO **SEÑOR JESUCRISTO***.

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