Poesía – Ars Poética (Parte I)
RUMORES
Todo lo que existe tiene poros; las cosas, las personas, las ideas, la voluntad, los seres segundones, el aire está hecho de huecos para mirar a través, para espiar lo más profundo de lo ignoto, lo más superficial de lo divino, la esencia misma de lo humano. Los ojos tienen manos, y tocan con besos lo creado y lo recreado y lo re-recreado; deslizan el alma como una esponja de pálpitos sobre todo lo que rezuma alegría y perfume de limón. Podría jurar que los círculos están hechos de rombos, que los fuelles son pulmones, que la saliva sabe a savia y que los hijos de la noche iluminan a los demás. Fugacidad de lo profundo y jugar al escondite con las cosas que valen la pena. Rumores de todo lo que estamos perdiendo en la tierra mientras cerramos los ojos y decimos que miramos. Palpar cada una de las mil gotitas vergonzosas que protegen un cuerpo recién bañado, hundir toda la mano en unos cabellos sucios pero igualmente amados, extrañar las risitas sofocadas, sacar a lucir lo más primitivo de los instintos y necesitar tocar todas las cosas como un ciego, como un niño, como un recién despertado espectro que atrapa la vida y la envuelve. Los conceptos y las cosmovisiones son sinfonías midi, címbalos vacíos que resuenan; el arte toca una fibra de la inmanencia, pasa el arco y la hace chillar; es sólo una voz finita, y está desafinada, y sin embargo es honesta, latente, visceral y humana. Fugacidad contemplativa del hombre moderno y contemplación fugaz de todos los seres; la belleza siempre está corriendo: es el fantasma, es la quimera, es la figura invisible en un fondo brillante. La belleza siempre está corriendo, y el ruido de sus pisadas rebota en los espíritus, los hace vibrar, los despierta, les recuerda que todo lo que se pueda tocar es sólo cáscara, y que lo eterno tiene la densidad de una canción al oído.
Por Lucas Magnin
