El hombre hoy nace,
lo espera la vida,
anhela vivirla.
Futuro y deseos,
placeres, dinero.
¡El mundo perfecto!
El hombre se queja,
Maldice y arrastra
fatigas, desgracias.
Su rostro expresa
deseos ocultos,
culpas y mil penas.
El hombre padece,
encorva su espalda.
Soporta las cargas.
Dibujan los años
un rostro cansado,
dolores, espantos.
El hombre se muere,
deseaba la muerte,
alivio esperado.
Despierta aterrado
envuelto en llamas,
infierno de llantos.
El hombre sin Dios siempre tendrá un final triste, muy triste. La escribí en 1990. ¡Ese día estaba deprimido!
Por Edgardo Tosoni
