Sanidad Interior – 8 Principios8 Principios Para Ser Libres de la Gente 4
Dios quiere que seas un conquistador
Los congresos no sirven, porque llegas, recibís un montón de conceptos nuevos, te vas bendecido, pero seguís con tu vieja mentalidad y vuelve a aparecer. Dios quiere que cambies tu mentalidad. El problema es que recibís dos o tres ideas de conquista, pero cuando volvés a tu vieja vida, a tu iglesia, volvés a pensar como antes. Entonces necesitás caminar frecuentemente con una mentalidad de reino. Dios está levantando una mentalidad nueva, una iglesia unida que trabaja en amor, por eso tenemos una mentalidad de trabajo en equipo, de unidad, de santidad, de amor. Por eso perseverá, júntate con la gente de Dios.
Lázaro, el mendigo, tenía tres características:
1. Estaba a la puerta.
Los mendigos espirituales siempre viven en el «casi»: «Casi veo la bendición, pastor»; «Casi entran»; «Casi Dios me prospera». Todos los mendigos en la Biblia vivían al costado del camino, o a la puerta del templo.
Pero Dios va a levantar una generación que está harta y cansada de vivir a la puerta, que quieren entrar al templo, al palacio del rey, gente que diga: «No quiero vivir más en el «casi», no quiero escuchar más los testimonios de bendición de los demás, quiero entrar al palacio de mi rey, ver la gloria de mi Padre y dejar de vivir «casi» bendecido para empezar a ser bendecido.
Una vez me escribió un correo una mujer: «Pastor, lo saluda una sierva inútil»… Me daban ganas de matarla porque le atrofiaron la mente a esa mujer; porque leyó en la Biblia: «Cuando hayamos hecho lo que hayamos hecho, siervos inútiles somos». ¡Leé bien! Dice Jesús: «Cuando hagamos todo lo que tengamos que hacer, dirás: siervo inútil». Jesús decía: «Nunca haremos todo lo que tenemos que hacer, siempre seremos siervos útiles para Dios».
«Padre, mírame no soy digno». Yo soy digno, porque El nos amó de tal manera que mandó a Jesús a morir en la cruz para que, si creemos en El, no nos perdamos y tengamos vida eterna».
«Soy el gusano de Jacob»: el gusano que habla el profeta era el gusano de seda, era el más caro que existía y lo que está diciendo es: «Soy cómo un Mercedes Benz». Sos hijo, cansate de vivir a la puerta. Hay gente que te dijo: «Quedate en la puerta, no es el tiempo todavía». Decí: «Me harté, yo quiero entrar». Quiero ver un avivamiento en mi ciudad, quiero ver la gloria, quiero ser prosperado, quiero ver una iglesia unida, quiero ver un equipo.
2. Tenía llagas. El mendigo vive con llagas.
Una llaga es una herida abierta, tenés que ser sanado. Los que todavía no hicieron sanidad interior siguen pensando como mendigos, tienen llagas abiertas y lo que hacen es que vengan los perros para lamerlas.
Si tenés una debilidad, va a venir un «perro» a usar tu debilidad para aprovecharse. Cuando había llagas, había que sacarle el pus, echarle aceite, vendar y tapar. Tenés que hacer sanidad interior y luego Dios te promete que la llaga se va a hacer cicatriz, que es una herida que no duele. La cicatriz quiere decir que sos un vencedor en medio de la batalla, que la llaga está sanada, que ya pasaste por la resurrección.
Dios levantará una iglesia con cicatrices que habrá pasado por la resurrección y nadie nunca más podrá lastimarla.
3. Vivía de las migajas.
Hubo una generación que vivía de las migajas, de lo poquito. Dios levantará una generación que va a tomar todo, toda la bendición.
Cuando volvieron de la Tierra Prometida los espías, trajeron uvas. No era la bendición, era el anticipo de que habían pisado la Tierra Prometida. Esa bendición que hoy tenés no es toda la bendición, es el anticipo para abrir tu apetito, para que sepas que viene algo más grande. Los gigantes son el cartel divino que dice «Bienvenido a la Tierra Prometida».
Pablo dice que todos nacemos con la ley de la maldición: no tenés que hacer nada para enfermarte, te enfermas solo; no tenés que hacer nada para envejecer, envejecés solo. La maldad crece sola, porque la ley de la maldición funciona sola. Pero nosotros no tenemos la ley de la maldición, tenemos la vida de Dios. Nosotros no estamos flotando porque en la tierra hay una ley de gravedad, pero hay una ley superior a la de la gravedad: la ley de la aerodinámica que rompe la ley de la gravedad. Cuando un avión se cae, no es por la ley es por una falla humana; la ley de la aerodinámica dice que cuando un avión despega, vuela.
Hay una ley de maldición dentro nuestro, pero hay una ley más grande: la ley de la aerodinámica de Dios. Poné tu nariz apuntando hacia tu sueño, encendé los motores, pisá el acelerador porque la ley de Dios te llevará a romper todas las leyes de maldición y se activará en nosotros la ley de la bendición, la ley de la prosperidad, la ley de la unción.
Poné en acción la ley de la vida de Dios y empezá a buscar del Padre, porque vas a levantar vuelo como las águilas. Dios te abre la puerta para que entres. Basta de llagas. Dios pondrá cicatrices. Basta de migajas, levantarás vuelo con la ley de la vida de Dios que está en vos y serás libre de la gente.
Extracto del libro «Libres de la Gente»
Por Bernardo Stamateas
Hola. ¡¡Bienvenida!! No tenes que estar sola, tenes que ser sabia para saber con quiénes estar. Rodeate de gente de fe, pero tené tus ojos puestos en el Señor y no en ellos. Compartí con gente de bendición pero sin esperar nada de ellos… ¡esperalo todo de Dios!
Mil bendiciones para vos.
Duele cuando se depende de la gente o se espera mucho… en realidad yo necesito mucho de la gente no me gusta estar sola me gusta sentirme acompañada y por lo mismo me vivo decilucionando siempre y eso no me deja vivir en una comunion con Dios como debe ser aunque si se que Dios es mi fiel amigo…muchas gracias por este mensaje lo empezare a aplicar en mi vida desde hoy.. veremos que pasa.. bendiciones!