Sanidad Interior – Mente de Esclavo

 

Pasaje clave: Números 14:2.

 

El Desafío más Grande en la Vida es Cambiarse a Uno Mismo.

A menudo solemos tener maneras de pensar, que se expresan en nuestras acti­vidades y formas de relacionarnos, una de ellas es la esclavitud. Esta menta­lidad produce actos que pueden traducirse en mediocridad. Veamos entonces cómo es la mente de esclavo y que es posible cambiarla.

¿Cuál es el logro más importante que pueda tener un ser humano en la vida?

La meta más grande que una persona pueda alcanzar no es mejorar sus finanzas, no es tener buena salud, porque hoy estás sano, mañana te podés enfermar; hoy tenés finanzas, mañana las perdés; hoy tenés una familia y mañana puede ser que te divorcies.

La meta más grande es cambiarse a uno mismo, cambiar la manera de pensar. Un americano llamado Harrison tiene un libro que se llama “El Subdesarrollo está en la mente», y hace un análisis de por qué Australia, que tiene los mismos recursos naturales que Argentina, es un país del primer mundo y Argentina no. Por qué Argentina fue durante años atrás una de las potencias del mundo y Australia no, pero hoy Australia lo es y Argentina no. Este hombre llega a una conclusión: «Que la cultura o determinado nivel de pensamiento es lo que hace que un pueblo prospere o un pueblo viva pobre».

 

1. Maneras de Pensar de la Mente de Esclavo.

A. No soy de aquí, ni soy de allá.

Los argentinos tenemos un profundo sentido de desarraigo. Nuestros abuelos y tatarabuelos vinieron de otro país, siempre añoraron volver a su patria. Buenos Aires fue construida por arquitectos que vinieron de Francia, eso por eso que París es muy similar a Buenos Aires, a la cual se le llama: «la París de Latinoamérica»; el problema es que cuando vas a París, la gente no sabe dónde queda Argentina. O sea, no somos de acá, no somos de allá…

Nuestros abuelos se criaron sin raíces, con un sentido de desprotección muy grande, y hemos heredado ese sentido de desprotección: hoy estoy aquí, mañana vaya a saber dónde. Somos nostálgicos, el pasado fue mejor. Somos depresivos, nos apegamos a las cosas.

 

B. Lo de afuera es lo mejor.

Pensamos que si es extranjero, tiene que ser de buena calidad. Pero no miramos a nuestro alrededor, para poder descubrir que también aquí hay cosas buenas.

 

C. Los opinadores profesionales.

Los latinoamericanos somos opinadores profesionales. No nos dejamos enseñar; por eso cuando nos encontramos con alguien que sabe más, en vez de cerrar la boca, preguntar y aprender, queremos enseñar. Siempre tenemos una opinión a flor de piel.

 

D. Hablar en pequeño.

No sólo hablamos en pequeño, sino que también pensamos en pequeño. Nuestro pensamiento tiene que ser en grande, porque de acuerdo a lo que pensamos, así somos.

 

E. Los criticones.

Se nos conoce como fanfarrones, peleadores, cancheritos, compadritos, malevos, gozadores; los demás son pajueranos, provincianos, sudacas… critica­mos y como nos criticamos todos, estamos hipersensibles. Como somos criticones también somos envidiosos.

 

F. «Lo atamos con alambre».

Somos chamulleros, sanateros, mentirosos. Somos impuntuales, se nos rompen las cosas y la arreglamos así nomás. Se nos rompe un vidrio y lo arreglamos con un cartón o un diario. Se rompe el botón del inodoro ¿y qué hacemos? metemos un gancho, metemos un alambre para meter la mano para sacar, hasta que se te engan­cha la mano y no la podés sacar.

 

G. Somos víctimas de todo.

¡No me dejan!, ¡Llueve!, ¡Vivo lejos! ¿Qué tiene que ver? Hacemos «pucherito», decimos: «No me gustó lo que dijo», «Ahora le paso por al lado y no lo saludo para que sepa que estoy mal». Generan intriga, no saben nada, pero se hacen los enigmáticos, como que tienen información oculta.

 

2. Dos Mentes.

Mente de esclavo. Estas personas siempre ven problemas; se toman de un problema, hablan del problema, piensan en el problema, lloran debido al problema.

Mente de destino, de conquistador. Siempre ven una solución; estas personas dicen: «Veo una solución, hablo la solución».

Es tu decisión ver cuál va a ser tu mente. Si tu decisión es cambiarla, pensá cuáles son los hábitos mentales que están rondándote todo el día. Decite a vos mismo: «Me convertiré en lo que piense la mayor parte del día. Voy a pensar la mayor parte del día que estoy hecho para resolver cualquier problema».

Extracto del libro “Emociones Lastimadas”

Por Bernardo Stamateas

Artículo anteriorSanidad Interior – TRIUNFANDO SOBRE LA FRUSTRACIÓN 1
Artículo siguienteSanidad Interior – VICTORIA SOBRE EL FRACASO Y LA TRISTEZA 2
Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

4 Comentarios

  1. Excelente tema,es lastimoso pero hemos permitido que nuestra mente sea dañada por la cultura de nuestras naciones y la forma de pensar de muchos de nuestros ancestros.Que Dios nos de fuerza y valor para cambiar la mediocridad por la excelencia.
    Es necesario que las nuevas generaciones reciban otro tipo de información para así cambie la conducta en nuestros hogares,ciudades y países.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre