Sectas – El Principio de lo Verdadero y lo Falso 5
Continuemos.
Las Escrituras se bastan por sí mismas para darnos la luz necesaria para desenmascarar tal afirmación. En el Evangelio de San Juan 1:1-4 y 9-14, pasaje muy usado en la Masonería, vamos a ver cómo Dios revela al Verbo de Vida y la Luz del Espíritu.
Aquí vemos como este Verbo de Vida, esta Luz verdadera, es Jesucristo, el Hijo de Dios venido en carne, Dios hecho hombre. No es un principio metafísico, al cual podamos quitarle el nombre de Jesús y aplicarlo a la vida espiritual y esperar que la luz venga a nosotros obedeciendo a nuestra voluntad o a nuestro capricho. Acabamos de leer que dice: «A todos los que le recibieron, y a los que creen en su nombre…» listos son los que reciben esta específica Luz y esto hace que esta verdad esté condicionada. Por tanto el intentar usarla sin su condicionante que es Jesús, para vivificar nuestro espíritu viene a ser tan absurdo como el ejemplo de la sangre aplicada al muerto. También vemos en este pasaje que Dios hace diferencia entre «hijos» y criaturas. No todos en el mundo son hijos de Dios. Sí, es cierto que todos hemos sido creados por Él y, por ende, somos criaturas suyas. Pero la característica de hijo sólo la tiene aquel que, como acabamos de leer, le recibe por medio de la fe en Jesucristo, al ser engendrado espiritualmente por el Espíritu de Dios.
Repito, en cada uno de nosotros está la posibilidad de aceptar o negar la deidad de Jesucristo. Pero lo que no podemos hacer es tergiversar lo que Él dijo, aplicárselo a un Jesús tibetano y seguir afirmando que es la verdad. El que no quiera creer que Jesucristo es el Hijo de Dios está en su pleno derecho, pero por lógica, debe también poner la Biblia a un lado para buscar en otros libros su filosofía de la vida.
Tengamos, pues, cuidado de no ser engañados, haciendo pasar lo falso por verdadero y lo verdadero por obsoleto.
3. El Principio de la Verdad Experimentada.
Este es el método comúnmente usado en los círculos iniciáticos tal y como lo establece el filósofo Hermes Trimesgisto, quien dice: «En verdad, a saber que el Arte de la Alquimia ha sido dado sin mentira, (y dice esto para convencer a los que afirman que la Ciencia es mentirosa). Ciertamente, esto es experimentado, porque todo lo que se experimenta es cierto. Es verdadero».
Este principio, que aparentemente parece lógico en relación a las ciencias de este mundo, como la tecnología, la medicina, la ciencia nuclear o cualquiera de las ciencias exactas, al llegar al mundo espiritual se vuelve altamente peligroso. Tengamos en cuenta que las dos únicas fuerzas espirituales, Dios y satanás con sus respectivas organizaciones celestiales, se presentan al hombre en forma muy similar. Por tanto, el mero hecho de experimentar algo espiritualmente hermoso o satisfactorio, no necesariamente tiene que provenir de Dios. Por ejemplo, el Control Mental que encontramos en los grados llamados «filosóficos» de la Masonería, empieza por hacer creer a los estudiantes que logrando entrar en el nivel mental conocido como «Alfa», pueden desarrollar un poder increíble a través de la mente. El curso que, en sus comienzos, tiene bases casi totalmente científicas resulta que no se lleva a cabo a menos que invoquemos espíritus guías que nos ayuden a manejar este poder.
Al respecto, el creador del método de control mental, José Silva dice: «Los aprendices pueden escoger sus propios consejeros. Podría ser cualquiera que esté vivo o muerto (Refiriéndose a una invocación espiritista); podría ser un pariente, un amigo, un personaje de la historia o de la religión… Usted hará esto yendo a su lugar favorito de relajación e invitando a las personas que desee que sean sus consejeros a reunirse allí con usted. De ahí en adelante, en cualquier momento que desee recibir ayuda de sus consejeros, y en el lugar de relajación usado en sus ejercicios, (lugar creado en la mente) sus consejeros le estarán esperando».
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “GADU: Gran Arquitecto Del Universo”
Por Ana Méndez Ferrel
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