Sectas – El Templo de Salomón y la Logia Masónica 3

 

Continuemos.

Es importante sacar a la luz estos contrastes entre el sentir ocultista y el del Dios de la Biblia, ya que vamos a ver en la simbología masónica cómo los «Misterios» o iniciados, van a entresacar continuamente porciones bíblicas para tratar de demostrar que, tanto Jehová como Jesucristo y el Espíritu Santo participan y aprueban su filosofía iniciática. Sin embargo nunca van a mencionar versículos como los que acabamos de leer y de los cuales está lleno el Antiguo Testamento.

Lo más sencillo para ellos, sería borrar al Dios de la Biblia, ya que sin Él se quitarían un enorme peso de encima por todas las contradicciones que presenta para sus teorías. Sin embargo, desterrar la figura del Dios de las Escrituras Hebraicas arrastraría gran confusión entre los adeptos de las ciencias ocultas. Atraería inmediatamente sospechas sobre la credibilidad de la Orden y se alejaría una multitud de incautos y esto es algo que no pueden permitir. Su astucia es precisamente lo contrario: extraer los versículos bíblicos fuera de su contexto original para darles una simbología análoga que concuerde con las demás religiones.

Efectivamente, encontramos similitudes en algunos símbolos, pero quiero recordarle que lo falso siempre va a tratar de parecerse lo más posible a lo verdadero, aunque en esencia sean opuestos. Es tan poderoso el nombre de Jehová y Jesucristo, Su Único Hijo, que por más que quieran, no pueden eliminarlo. Entonces, para soslayar tal escollo, se dedican a transformarle, cambian su nombre y combinan sus principios con los más bajos principios infernales ya que para ellos ni Satanás ni sus ángeles existen. En el fondo, les estorba la santidad que hace único al Dios de la Biblia. No soportan la soberanía de Jehová el Padre y las aplastantes verdades del Hijo, pero es imposible desecharlos porque todo lo creado lleva Su sello y todas las cosas subsisten por la diestra de Su poder.

¡Oh, que sueño iluso de Lucifer, de que nunca más se pudiera mencionar el nombre de Dios! Sin embargo, los versículos parecen emanar de la Biblia con toda crudeza, como luz brillante entre las tinieblas, cuando el iniciado sinceramente busca la verdad. Parece que saltan y estallan contra todo el conocimiento iniciático, gritando tanto al aprendiz como al maestro, que hay algo que está mal, que hay algo en el interior de la Orden que no concuerda con la pureza de Dios. Y entonces, desgraciadamente, resulta más cómodo para el alma confundida cerrar la Biblia y correr al falso consuelo del conocimiento oculto. Taparse los oídos de la consciencia, descansar del resonar incesante de las palabras de Dios que hace eco en sus adentros clamando: «El testimonio de Jehová es fiel» (Salmos 19:7). O, como lo diría el sabio Salomón: «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová» (Proverbios 1:7).

Es el poder de Jehová lo que busca la Masonería, pero quitándolo a Él de en medio. Por esta razón vamos a ver que los símbolos bíblicos aparecer una y otra vez en la logia masónica, sin que éstos tengan relación con el Dios de la Biblia.

Es común entre los primeros grados de la Masonería, que los adeptos piensen que la logia es una representación simbólica del famoso Templo que Dios le ordenó a Salomón que edificase. Tanto los judíos como los evangélicos que están involucrados en la Orden se sienten afirmados en sus creencias religiosas al ver estos símbolos. También se les instruye que su arquitecto diseñador es Hiram Abiff, a quien el rey hebreo encargó esta sublime misión. Este personaje es, por lo tanto, una leyenda en la Masonería y a la vez un símbolo del constructor espiritual del Templo.

La Biblia cita a Hiram Abiff como uno de los orfebres que ayudó con todas las fundiciones necesarias para el Templo, entre las cuales estaban «Jaquín y Boaz» las dos columnas que estaban a la entrada. Sus réplicas están en todas las logias. Pese a estos símbolos hebraicos la verdadera representación que se busca edificar es el templo del dios Egipcio Amón-Ra.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “GADU: Gran Arquitecto Del Universo”

Por Ana Méndez Ferrel

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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