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Masonería – EL TEMPLO DE SALOMÓN Y LA LOGIA MASÓNICA 6

Sectas – El Templo de Salomón y la Logia Masónica 6

 

Continuemos.

El suelo donde se encuentra el Ara está revestido de cuadros blancos y negros, a manera de un tablero de ajedrez, que simbolizan la dualidad de la vida. Suspendidos del techo, exactamente sobre el Ara, está la estrella flamígera y un triángulo que contiene a su vez la escuadra el compás y una letra «G» en el centro; ésta simboliza al Gran Geometrista, o «Gran Arcano», constructor del universo. A lo largo de las paredes hay sillas que corresponden, según el punto cardinal en el que se encuentren, a los diferentes grados del conocimiento. El techo está pintado de azul donde, en algunos casos están dibujados los signos del zodíaco. Alrededor de todo el plafón hay una cadena hecha de eslabones de cuerda que simbolizan la unidad de los masones alrededor del mundo.

En el salón principal hay una puerta que conduce al cuarto de reflexiones, que está pintado de negro con dibujos de cráneos, huesos, esqueletos, y alumbrado con una lámpara sepulcral. Hay una mesa, también pintada de negro, sobre la  cual se pone un vaso con agua y otro con sal, un pedazo de pan negro y papel para escribir. Hay un ataúd al fondo con un esqueleto en su interior. Aquí es donde se meditan los trabajos y es en este sarcófago donde entra el aspirante a Maestro en la ceremonia de tercer grado con el ritual de la muerte iniciática.

En una logia hay varios personajes. El más importante es el Venerable Maestro, que representa al Sol; el Orador, a Mercurio; El Secretario, a Venus; El Tesorero, a Marte; El Maestro de ceremonias, a la Luna. Al que ocupa este último  nombramiento, se le ve siempre caminando simulando una órbita dentro de la logia con un báculo en la mano. Vemos también otros puestos importantes, como los Vigilantes, que representan a Urano y a Neptuno, y el Primer Experto a Saturno; los más altos grados de la Masonería representan a las nebulosas.

Ahora bien, si tanto un templo como el otro son tan diferentes, surge la pregunta: ¿De dónde salió este modelo?

Veamos pues, a este respecto, la explicación del Venerable Maestro de Grado 33 C.W. Leadbeater: «Cuando en la vida actual me iniciaron en la Masonería, me sorprendí viva y gozosamente al ver por primera vez la logia, pues me era familiar su disposición la cual era idéntica a la que yo había conocido 6000 años antes en los misterios egipcios… Los símbolos son significativos y característicos con peculiar combinación; y sin embargo todo ello perteneció di antiguo Egipto en donde lo conocí cumplidamente. Casi todas las ceremonias subsisten invariadas, son sólo leves diferencias de pormenor. Conocedor de estos hechos de mi personal experiencia, procedí a buscar en el plano físico pruebas que los corroborasen en los libros que cayeran en mis manos y que fueron más de los que esperaba…».

De estos datos resulta evidente que en Egipto el templo tenía la forma de doble cuadrado, en cuyo centro había tres cubos sobrepuestos en disposición de altar sobre el cual se colocaban los libros de las Escrituras Sagradas; por supuesto, no las mismas que las cristianas, que no se habían escrito todavía.

«Los cubos representan los tres aspectos o personas de la trinidad: Osiris, Isis y Horus, según se infiere de los signos en ellos grabados…». En la entrada del templo había dos columnas y sobre ellas cuadros que representaban la tierra y el cielo. Una columna lleva el nombre «En fortaleza» y el nombre de la otra quiere decir «Establecer». Este pórtico simbolizaba el camino conducente al mundo superior de Amenta, (especie de cielo) donde el alma se fundía con el inmortal espíritu y quedaba así establecida para siempre, por lo que era el pórtico el símbolo de la estabilidad. En la entrada de la logia había siempre dos guardas armados con cuchillos. Al guardián exterior se le llamaba el Vigilante y al interior el Heraldo. Al Neófito se le despojaba de la mayor parte de su vestimenta… y se le conducía a la puerta del templo, donde se le preguntaba quién era. Respondía que era «Shu», el «suplicante» que llegaba ciego en busca de luz».

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “GADU: Gran Arquitecto Del Universo”

Por Ana Méndez Ferrel

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