Sectas – Los Juramentos Masónicos 3

 

Continuemos.

Este candidato, que no conoce nada de las profundidades de la Masonería, acaba de jurar y de auto sentenciarse con una maldición directa de Lucifer sobre su cabeza. Y ni siquiera sabe todavía si va a estar de acuerdo con las cosas que le van a sobrevenir, ni lo que significa para el postrer destino de su alma.

Después de este Juramento se procede a los tres viajes iniciáticos en los cuales penetrará a las dimensiones espirituales del infierno. Lee AQUÍ en dónde narraré vívidamente esta experiencia. Tendrá que entrar totalmente a ciegas, con un vendaje sobre los ojos, sin que se le informe en absoluto acerca de las consecuencias de lo que está a punto de hacer.

Al terminar este recorrido se le hará firmar un documento con los ojos aún vendados y sin tener la menor idea de lo que contiene este escrito. Por testimonios que he recolectado, este papel tiene escrita la confesión de un crimen abominable y del cual se acaba de hacer responsable el aspirante. En un caso que escuché personalmente, le habían hecho firmar al candidato el secuestro, muerte y venta de órganos de más de cien niños. Cuando la persona lee lo que acaba de firmar desfallece de angustia y entonces se le somete a un juicio en el cual se le haya culpable y se le sentencia a muerte a base de torturas terribles.

Una vez dada la sentencia, el venerable clava el documento con una espada y le prende fuego diciendo al iniciado que, pese a su culpabilidad, la Masonería lo indulta a cambio de firmar con su propia sangre su inquebrantable pacto de  solidaridad con la orden.

A este Juramento se le denomina sagrado. El venerable toma de nuevo la palabra y dice: «Amigo mío: Tenéis que prestar juramento más sagrado, y como este juramento lo habéis de firmar con vuestra sangre, servíos decirnos si queréis que os sangren y en qué parte de vuestro cuerpo». Tras el asentimiento del aspirante el venerable continúa: «Me basta vuestra resolución y se os hace gracia. Hermanos Expertos, conducid al profano al Ara de los Juramentos y vosotros Hermanos míos servíos acompañarme. Amigo mío, repetid conmigo – continua diciendo el Venerable Maestro- Yo… de mi libre y espontánea voluntad, en presencia del Gran Arquitecto del Universo y de la respetable asociación, juro solemnemente y prometo de buena fe, no revelar jamás ninguno de los secretos, ninguno de los actos, ninguno de los misterios que me han sido hoy o me fueren después comunicados, más que a un legítimo Masón. Juro no escribir, grabar, burilar, trazar, imprimir, ni formar ningún carácter ni signo por el cual se pueda conocer la Palabra Sagrada y los medios de comunicarla entre los masones. Antes prefiero tener la garganta cortada y la lengua arrancada de raíz. Prometo, juro socorrer a mis hermanos, hasta donde alcancen mis fuerzas y ser fiel y casto con sus esposas, hermanas, madres e hijas. Si así lo hicieres, Dios os ayude y si no os lo demande».

Así queda fraudulentamente ligado por Satanás a algo que ni siquiera sabe lo que es. El que tenía un pacto con Jesucristo o con Jehová el Padre, acaba de romperlo al entrar bajo el dominio y el señorío de este dios solar, Osiris o Gran Arquitecto del Universo. Que se desengañe quien intente seguir caminando en los dos caminos. Jehová no comparte Su gloria con nadie. Y como dice la Epístola a los Hebreos: «Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, fue confirmada por los que oyeron» (Hebreos 2:1-3).

No crea, amado lector, que el Dios verdadero que envió «a Su Hijo para morir por nuestros pecados, tendrá por inocente a quien haga juramento con Lucifer o con un dios ajeno, máxime si tiene conocimiento del Evangelio. El establece:

“Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra a donde va para estar en medio de ella; y me dejará e invalidará mi pacto que he concertado con él» (Deuteronomio 31:16).

«Y si desdeñares mis decretos y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto…» (Levítico 26:15).

Es posible romper estos pactos y deshacer estos juramentos, y de esto hablaré AQUÍ.

Extracto del libro “GADU: Gran Arquitecto Del Universo”

Por Ana Méndez Ferrel

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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