Sermones Cristianos – Haz Crecer Tus Talentos 1

 

Pasaje clave: Mateo 25:16, Proverbios 22:29.

Me llamó la atención que Jesucristo utilizó la palabra «negociar» al hablar de los talentos. El versí­culo 16 dice: «…fue y negoció con ellos». Dentro de la palabra «negociar» hay varias características del siervo que deben ser resal­tadas, entre ellas:

A. Administradores.

El hecho de tener un don nos convierte automáticamente en administradores. El libro de Proverbios 18:16 dice: «La dádiva del hombre le ensancha el camino y le lleva delante de los grandes». La dádiva, el regalo, el don que le ha sido dado, lo llevará delante de los grandes. Ensanchará su camino si usted lleva una buena administración de él.

El buen administrador sabe tomar algo pequeño y hacerlo crecer. El buen adminis­trador sabe rendir cuentas al dueño de todo y sabe presentarle su gestión como administra­dor de lo que se le ha confiado.

La palabra «don» es una palabra apropiada, pues nos recuerda que estas bendiciones no se ganan, sino que Dios las da gratis a sus hijos. Un don no es un premio al buen com­portamiento sino una señal de relación. Damos regalos a nuestros hijos en sus cum­pleaños porque son nuestros hijos y no porque han sido «buenos».

La primera cláusula que debe conocer el administrador es: «Nada es mío, todo es pres­tado». El don que usted administra es un regalo que Dios le hizo, para que sea un mayordomo de ese don.

Cuando los dones de Dios son administra­dos de la manera correcta, resultan no solamente hermosos sino útiles, para que el cuerpo de Cristo crezca y se desarrolle.

Con el correr de los años, cuando nos afianzamos en el ministerio que nos ha sido entregado por Dios, nos volvemos posesivos. He visto a tantos hablar así: mi ministerio, mi iglesia, mi congregación, mis ovejas, mi, mi, mi… Todo es de Dios, nada es mío. Todo es prestado. Este no es mi ministerio, mi don o mis ovejas. ¿Cuándo fue que Dios le trans­firió la propiedad de Sus ovejas? Somos administradores de lo que Dios ha puesto en nuestras manos.

Tenemos el placer de servir en el Reino de nuestro Señor Jesucristo. ¡Qué privilegio! Pero puedo asegurarle que tendré que rendir­le cuentas al verdadero dueño sobre lo que haga en el ministerio.

Cuando llegue delante del trono de Dios, espero poder decirle: «Señor, esto fue lo que yo hice con el talento que me diste, aquí está la multiplicación. Fui administrador de lo que me entregaste, fui un hombre que supo negociar con lo que me diste».

Negociar es saber sacar provecho de un bien. El siervo miró el talento y pensó: «¿Qué puedo hacer con este talento?». Entonces fue y negoció. Vendió, compró y trabajó para que eso se convirtiera en otro talento, en otro talento y en otro talento.

Muchos de nosotros contemplamos nues­tro talento y pensamos: «¿Qué haré con él? ¿Cómo podré sacarle el mejor provecho?». Lo que usted necesita es accionar su vida y comenzar a negociar con ese talento para hacerlo crecer.

Una de mis frases favoritas, la cual tam­bién se lo atribuyo a Francisco Warren, mi papá, dice: «La verdadera autoridad sirve para desarrollar al máximo el potencial de aquellos que están bajo mi autoridad». Medite esta frase por unos instantes y se dará cuenta de la profundidad que ella posee.

Mi autoridad no sirve para decirle a usted qué hacer y qué no hacer, cómo pensar, cómo vestir, etc. Esa clase de liderazgo codependiente es peligroso, y es muy frecuente en América Latina. Oro al Señor para que cam­bie esa mentalidad y que levante otra clase de liderazgo, que confíe en la manera de pensar de la gente.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Cómo Desarrollar Mis Talentos”

Por Marcos Witt

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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