Sermones Cristianos – Para Oír a Dios… 5
Continuemos.
5. Mantén Una Actitud Obediente.
Salmo 40:6. Dios se deleita en la atmósfera de nuestra obediencia. Por supuesto, no tiene sentido que nos hable si no vamos a escuchar y a obedecer.
Durante muchos años quise que Dios me hablara, pero yo quería escoger en qué cosas obedecerle. Sólo quería hacer lo que me parecía una buena idea; si no me gustaba lo que oía, actuaba como si no proviniera de Dios. Él nos ha dado tanto la capacidad de oírlo como de obedecerlo. Dios no nos pide más sacrificio que nuestra obediencia. Algunas de las cosas que Dios te diga serán emocionantes; otras no lo serán tanto.
Pero eso no significa que lo que te dice no resultará para tu bien si te sujetas y lo haces a su manera.
Si Dios te dice que fuiste grosero con alguien, y que quiere que le pidas disculpas, de nada servirá que repliques: «Bueno, ¡esa persona también me trató mal!» Aunque hayas orado, y aunque hayas escuchado, si respondes con excusas todavía no has obedecido. En lugar de eso, si Dios te dice que vayas y te disculpes, ve y hazlo. Decídete a caminar por la senda de la obediencia y dile a esa persona: «Fui descortés contigo, lo siento». Ahora si has obedecido. Ahora la unción de Dios puede fluir a través de tu vida, porque fuiste obediente.
Me conmovió el relato de una historia sobre el mensaje de un pastor de una iglesia muy numerosa, que predicó en una conferencia de pastores en Tulsa, Oklahoma. Cientos de pastores de todo el país asistieron para escuchar a este hombre hablar de lo que hacía para que su iglesia creciera. Su mensaje fue simplemente éste: «Oro, y obedezco, oro y obedezco».
Uno de los ministros que habían asistido me confeso su desilusión respecto del mensaje de este pastor, y me dijo: «Gasté todo ese dinero y viajé desde tan lejos para escuchar a este líder mundialmente reconocido decir cómo su ministerio había crecido a tal punto. Durante tres horas, y de varias maneras, dijo lo mismo: ‘Oro. Obedezco. Oro.
Obedezco. Oro. Obedezco. Pero yo sigo pensando: «Seguramente hay algo más».
Al rememorar las tres décadas de mi caminar con Dios, estaría de acuerdo en que la explicación más sencilla para todos los éxitos que hemos alcanzado, si tuviera que expresarlo con palabras, es que nosotros también hemos aprendido a orar, a escuchar su voz, y luego, a hacer lo que Dios nos dice.
A lo largo de los años he buscado a Dios respecto al llamado para mi vida, y he avanzado hacia lo que siento que Él me dijo que haga. La esencia de todo esto es que oré y obedecí. No siempre fue algo muy popular, pero yo oré, obedecí, y resultó. El plan de Dios no es difícil; nosotros lo hacemos complicado.
Si anhelas la voluntad de Dios para tu vida, puedo darte la receta más simple: Ora y obedece, porque Dios te dio la capacidad para hacer ambas cosas. Si lo haces, cuando quieras acordar estarás dando los pasos correctos dentro del perfecto plan de Dios para tu vida.
Extracto del libro “Cómo Oír a Dios”
Por Joyce Meyer