Sermones Cristianos – El Miedo a la Muerte 1

 

Pasaje clave: Romanos 8:37.

 

«Yo estoy confesando con mi boca que Dios habrá de bendecirme con una palabra de Él que activará dentro de mí la capacidad de disfrutar mi vida; lo declaro, amén y amén.»

Los seres humanos somos los únicos de la creación que sabemos que nos vamos a morir. No importan los lifting, el gimnasio, la comida que hagamos, nos vamos a morir. La muerte es igualitaria y universal para todos los seres humanos. Y siempre que vemos la muerte en televisión pensamos que le ocurre al otro… ¿cuántos hemos visto testimonios en la televisión? Dicen: «yo nunca pensé que me podía pasar a mí», porque la muerte, como sabemos que somos seres finitos, siempre la proyectamos y la ponemos en el otro.

Y muchas veces nos reímos de la muerte por la angustia que nos genera; cuando vamos a un velatorio se cuentan chistes, o comemos, porque es la manera de decirnos que estamos con vida, que nosotros no somos el que está en el cajón. Porque la muerte del otro, siempre que la lloramos, es que nos recuerda nuestra propia finitud. Cuando uno llora a otro, no está solamente llorando al otro, se está llorando a sí mismo, porque sabemos que nos vamos a morir.

¿Cuántos sabemos que el cielo es un lugar maravilloso, lindo, hermoso lleno de paz, amor? ¿Cuántos quieren irse ahora…? ¡Nadie! Sabemos que es lindo y maravilloso pero para más luego; siempre la muerte nos despierta varios miedos.

La muerte despierta dos grandes miedos: el miedo al cómo nos vamos a morir y el miedo al “después de la muerte”. A todos nos gustaría morir como Sarmiento: dice que murió sentado, cerró los ojos y partió; y mucha gente dice: «a mí me gustaría morirme, pero yo no quiero perder la lucidez, no quiero depender de la gente, no quiero sufrir», porque todos tenemos el miedo al cómo. Y también está el miedo al ‘después qué va a pasar’. Después ¿voy a ir al cielo o al infierno?, ¿qué va a pasar…?

 

Tres Enseñanzas que la Biblia da Sobre la Muerte:

1. A algunas Personas Dios les Revela el día de su Partida.

Dios puede decirnos cuándo nos vamos a morir. Fíjense que Pablo estaba en la cárcel y escribe el libro de Filipenses y dice: «me están por matar, pero yo sé que me voy a quedar con ustedes porque ustedes todavía me necesitan.» Pasan algunos años y Pablo está de vuelta en la cárcel y le escribe a Timoteo; pero cuando le escribe le dice: «yo sé que ya estoy por partir», es como si Dios a algunas personas les revelase el día de su partida.

 

2. A Algunas Personas Dios les Pregunta si Quieren Volver o no.

Fíjense que estoy hablando de experiencias muy profundas. Hay personas que están en medio del momento de partir, y es como si Dios les preguntase, como si tuviese una experiencia con Dios. Todas las personas antes de morirse van a tener un encuentro con el Señor, alguna palabra que alguien le sembró se va a activar para que tengan la oportunidad de recibir a Jesús en el corazón, y algunas personas parecería que tuvieran una experiencia tan grande con el Señor que quieren seguir viviendo, no quieren partir. Nos pasó con una líder de acá, se estaba muriendo, y su mamá le estaba orando y orando, porque ya estaba en coma; de pronto abrió los ojos y le dijo: «mamá dejame partir en paz, ya quiero estar con el Señor», cerró los ojos y la mamá dejó de orar, y partió.

Cuando un hijo de Dios muere, siempre los ángeles de Dios nos van a escoltar a la presencia del Señor.

 

3. Cuando Tenemos a Jesús en el Corazón la Muerte está Vencida.

Para los cristianos la muerte es ‘cambiar de vehículo’, dejar el cuerpo en nuestro vehículo y pasar a la presencia del Señor. Dijo Moody: «cuando lean en los diarios que Moody ha muerto, no les crean; será el día que más vivo esté». Víctor Hugo decía: «no he muerto; comenzaré a trabajar de nuevo en la mañana». Para los hijos de Dios la muerte no es un punto, es una coma; no es un muro, es una puerta; pasaremos a la presencia del Señor. Y el Señor nos garantiza que todos los que hemos recibido a nuestro Señor en el corazón como nuestro rey y salvador, tenemos la seguridad plena y la convicción de que cuando partamos nos vamos con el Señor. ¡Amén!

Lo importante no es cuando me muero, es cómo voy a vivir hasta ese día. Dios me dará cuatro bendiciones para vivir la vida con intensidad, con gozo, con alegría, y con éxito.

(CONTINÚA…)

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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