Predicaciones Cristianas – 4 Principios Que se Activan en la Batalla 2
Continuemos.
Leí que hay tres tipos de personas. Están los malos, dicen: vos perdés, yo gano. Por eso son malos. Después están los inteligentes, dicen: vos ganás y yo también. Y los estúpidos, dicen: vos perdés y yo también.
Así que me puse a investigar por qué hay gente tonta. Leí un libro muy interesante, que se llama: «Cuando la gente inteligente decide cosas estúpidas» dice este autor, que investigó que la gente estúpida no es gente tonta, sino gente demasiado inteligente, y por eso hace estupideces. Se puso a investigar. ¿Por qué la gente inteligente hace semejantes pavadas?
La conclusión a la que llegó, fue la misma a la que llegó Salomón hace cientos de años atrás; la gente hace estupideces, por soberbia, porque dejaron de crecer, se creen tan inteligentes que dejaron de aprender, un soberbio es alguien que cree que ya sabe todo, y que no tiene que aprender más nada, y cuando una persona cree que ya no tiene más nada que aprender, se vuelve un estúpido.
Me di cuenta que hay estúpidos espirituales, si les parece muy fuerte la palabra estúpidos creyentes, entonces uno dice cuándo una persona es tonta, necia, como dice la Biblia, porque una persona se vuelve estúpida a nivel espiritual, porque dejó de crecer a nivel espiritual. ¿Cuántos tenemos ganas de aprender, de crecer, de superarnos, de conocer cosas nuevas de Dios?
Dios lo agarró a Elías y le dijo: Elías te voy a diseñar para la bendición, pero necesito aislarte en el arroyo, que estés a solas conmigo, para que aprendas, tenés que aprender siempre de mí, porque si no te la vas a creer, vas a dejar de crecer, no te va a importar lo espiritual, y te vas a volver un tonto.
3º. Me Voy a Reenfocar en lo Bueno.
¿A cuántos el diablo le tira hoy enfermedad? Te tira pobreza, te tira dificultad, te tira lucha. ¿Cada cuánto lo hace el diablo? Todos los días, porque él es bueno en lo que hace, está enfocado, el diablo dice, te voy a dañar la vida y se enfoca en amargarte la vida.
Cuánto más nosotros, tenemos que estar enfocados en la bendición, en medio de la crisis. Elías en medio de la sequía, se enfocó en la bendición, y dijo, por la palabra que Dios va a poner en mi boca y a través de mi fe, yo voy a concentrarme que va a venir lluvia, y que va a venir bendición, tenemos que estar enfocados en la abundancia.
Después del temor siempre viene la salvación, y después de una sequía viene la abundancia, así que yo estoy enfocado, estoy detrás de todo lo bueno que Dios tiene para mí. Fíjense, Bartimeo, está el Señor caminando y le dice: ten misericordia, soy ciego, ten misericordia, y lo agarra el Señor y le dice a Bartimeo ¿qué quieres? ¿Qué misericordia? Decime concreto qué querés, quiero ver, recíbelo. Porque Bartimeo no estaba enfocado, decía misericordia, pan, salud, dinero y amor, no estaba enfocado.
Tenemos que enfocarnos en la cosecha de los que queremos, tenemos que enfocarnos específicamente. Yo me he enfocado y he decretado específicamente, miles de personas para el Señor, cuántos se suman a eso y dicen: yo también me enfoco en las cosas buenas del Señor. Amén. Eso es el evangelio, buenas noticias.
«Sos un tonto, te va a ir mal, no servís para nada», eso no es evangelio. «Se viene algo muy feo», eso no es evangelio. Evangelio es: llamamos para decirle que tiene su trabajo, llamamos para decirle que le aumentamos el sueldo, llamamos para decirle que en medio de la crisis, va a cobrar una herencia de una abuelita que está viva, y te lo regala antes de morirse. Eso es evangelio, son buenas noticias.
Elías se paró y dijo: tengo buenas noticias, yo estoy enfocado, lo que viene es más grande que todo lo que hemos pasado. Pablo le dice a los efesios: «El que nos bendijo con toda bendición espiritual». ¿Quién fue el que nos bendijo? Dios.
¿Sabés qué quiere decir bendición? «bien decir». Pablo dice, el que habló bien de mí, ¿sabías que Dios habla bien de vos?, es más, el único que habla bien de vos es Dios, el que está a tres metros tuyo, no habla bien de vos, a menos que no te conozca, ahí sí habla bien de vos.
(CONTINÚA…)
Por Bernardo Stamateas
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