Predicaciones – La Iglesia en América Latina 4

 

Continuemos.

Dios Nos Lleva a un Nivel de Intercesión hasta Ahora Desconocido.

2 Crónicas 7:14. Las décadas del 80 y del 90 fueron de un gran avivamiento en la alabanza. ¡Cuántos músicos aparecieron! ¡Cuántas canciones surgieron! ¡Cuántos grupos grabaron! Hasta el más afónico y desafinado grabó su disco compacto. Aunque, hablando en serio, qué glorioso ha sido ese tiempo. El movimiento de adoración llevado adelante por Marcos Witt, entre otros, marcó indeleblemente la historia de la iglesia hispanoamericana. ¡Nunca hemos vuelto a ser los mismos! Sin embargo, ahora estamos entrando al nuevo siglo con un gran avivamiento en la intercesión.

Carlos Spurgeon dijo lo siguiente: La brillante bendición que la oración hace descender sobre la vida es algo indescriptible: una unción del único santo. Si la unción que llevamos no viene de Jehová de los ejércitos, somos engañadores, dado que solamente en oración podemos obtener­la. Continuemos con persistencia, constancia y fervientes en súplica. Que nuestro vellón permanezca en la era de la súplica hasta que esté empapado con el rocío del reino de los cielos.

A todos los grandes avivamientos les precedió mucha intercesión. Jesús pasaba noches enteras orando. Pablo era un hombre que oraba sin cesar y Dios lo usó para predicar el evangelio en todo el mundo conocido de la época. Lutero oraba tres horas diarias y Dios lo utilizó para quebrar la superstición que ataba al mundo de su tiempo.

Estoy consciente que el movimiento reciente de guerra espiritual tiene excesos evidentes. Algunos énfasis rayan con la ciencia ficción. Pero no me cabe la menor duda que la iniciativa de Dios en este campo nos llevará a través de la intercesión a conquistar terrenos y a ganar espacios que la Iglesia no tenía hasta ahora bajo su control.

El siguiente testimonio me lo contó un líder cristiano de Colombia: El pueblo se llama El Bagre y pertenece a la República de Colombia. Los acontecimientos los narró un ex guerrillero del Movimiento M-19 ahora convertido al Señor Jesucristo. En tres ocasiones, el movimiento intentó tomar el control de ese pequeño pueblo, pero sorpresivamente aparecieron situaciones que impidieron la acción del grupo subversivo. Desconcertados los comandantes guerrilleros decidieron consultar con un famo­so brujo (¡qué ironía!) de esa región. El brujo les pidió diez días para averiguar. «Luego de este período», les dijo, «regresen y les informaré qué les ha impedido cumplir su cometido». Pasado ese tiempo, los comandantes guerrilleros regresaron y el brujo les dijo: «En ese pueblo hay dos iglesias dedicadas a la oración. Mientras sigan orando, ni ustedes, ni nosotros po­dremos hacer algo en ese lugar».

El período que sobreviene no será para la Iglesia como un campeonato de golf. Será una pelea cruel. Por momentos el poder del infierno se desatará salvajemente, pero «más pode­roso es el que está en nosotros que el que está en el mundo».

Tengo la impresión, y no quiero ironizar, que muchas veces los demonios pasan frente a los edificios donde se reúnen nuestras congregaciones, apoyan la oreja en la puerta y escuchan lo que está sucediendo adentro. Muchas veces se frotan las manos y se dicen unos a otros: «Qué bueno que los cristianos sigan allí encerrados tan místicos y preocupados en los grandes intereses de su religión. Pero cuando se ponen locos y utilizan el arma de la intercesión que el Padre de ellos les ha entregado, nos hacen mucho mal. El daño que logran hacernos es irreparable». Con razón alguien ha dicho que «un hombre es grande solo cuando está de rodillas».

En los próximos años muchas veces los predicadores en las reuniones de sus congregaciones casi no podrán abrir la boca. El pueblo vendrá sobre sus rodillas, las caras tocarán el suelo, las frentes se inclinarán delante del único y sabio Dios y terremotos espirituales ocurrirán por doquier a través de una generación que sabe orar y se atreve a usar esta arma para cambiar la historia en el nombre de Jesús.

¡Cuánto usa Dios al Dr. Bill Bright para reunir a miles de líderes cristianos en ayuno y oración! ¡Cuánto usa el Espíritu Santo a John Giménez para convocar a grandes multitudes en días enteros de intercesión! ¡Qué fidelidad la de los cristianos colombianos en noches enteras de vigilia, cuarenta o cincuen­ta mil hermanos en cada ciudad principal del país intercedien­do por su nación!

Dios promete que «sanará la tierra». Esta declaración incluye la totalidad de la vida. El ámbito espiritual, por supuesto, pero también incluye el político, el social y el económico. Y hasta me atrevo a pensar en la sanidad ecoló­gica que tanto necesita nuestro viejo y maltratado planeta. El destino del mundo no está en manos de gobernantes, milita­res ni compañías transnacionales. El destino del mundo está en las manos del Señor Jesucristo. Si la Iglesia ocupa su correcto lugar intercediendo al Padre, «Él sanará la tierra».

Extracto del libro “El Poder de su Presencia”

Por Alberto Mottesi

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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