Predicaciones Cristianas – Estima Indestructible 3

 

Continuemos.

El pueblo estaba divido, en el norte y el sur: Jerusalén y Judá. Jeremías se levantó como profeta y les advirtió que se lleven bien, pues de lo contrario, los enemigos harían con ellos tal como ellos se hacían entre sí. Jerusalén entonces empezó a oprimir a los de Judá, a matarlos, a perseguirlos; y el diablo tomó autoridad y les mandó a los babilonios, que le hicieron más daños que ellos a sus hermanos.

Si guardas rencor en tu corazón y odias a alguien, otro te odiará peor.

Jeremías predica y le pide a Jerusalén que perdone a Judá; los de Jerusalén perdonaron y, entonces, los babilonios que los oprimían se retiraron. Los de Jerusalén entendieron temporalmente, porque meses más tarde comenzaron a oprimir otra vez a los de Judá. En ese momento Jeremías escribe Lamentaciones, donde exhorta a los de Jerusalén nuevamente, para que perdonen a sus hermanos.

Porque cuando perdonás, le cerrás una puerta al diablo y le abrís otra a Dios para que manifieste su poder.

Si tu marido es violento y te pega, perdonalo y salí corriendo de su lado, porque perdonar no es decir: «Seguí castigándome, o seguí estafándome». Perdonar es «te libero de mi vida, pero la reconciliación con vos no va a ser hasta que no cambies».

Las únicas marcas que quedarán en mi vida serán las de mi hora. Jesús no permitió que Pedro, Juan y Jacobo lo lastimen, no dejó que Judas lo mate, pero sí dejó que lo escupan, que le pongan las espinas, porque todo eso rasgó su cuerpo.

Un día Jesús resucitado le dijo a Tomás: «Tocá mi costado, mi mano, está herida un día sangró pero ahora está sana, y todavía tengo la marca porque ahora es una señal de que resucité.»

Todas las heridas de tu pasado serán cicatrizadas, y cuando las muestres dirás: «Sí, pasé por momentos difíciles, me quedó la marca, pero no sangra más, porque el Padre me ha sacado de la muerte y ahora camino en victoria».

 

5. Tus Heridas Serán una Señal de Fe Para Otros.

Dios te deja los recuerdos para que los muestres y te digan: ¿Cómo te violaron, te pasó eso y cómo lo soportaste, cómo es que no te mataste?

«Un día me quise matar, un día sangré por ahí, pero el Padre vino, puso su mano, me sanó, y dejó el recuerdo para que te lo muestre y diga: si Dios lo hizo conmigo lo hará también con vos.»

La gente te echa tierra para sepultarte, pero no pueden matarte ni enterrarte, porque sos una semilla y volverás a crecer. Parece que estás bajo tierra muerto, pero sos una semilla que volverá a salir otra vez. Sos una semilla, nadie puede destruirte, Jesús dijo: Nadie me quita la vida, yo la pongo y la vuelvo a tomar porque soy una semilla, nadie me puede sepultar lo único que harán es sembrarme otra vez.

Las deudas, la enfermedad te sepultaron, tranquilo, porque en 72 horas estarás otra vez caminando en victoria, porque sos la semilla de Dios.

Dejá que te critiquen; sos una semilla, esa es tu estima, esa es la palabra de Dios. Aumentá tu fe, porque el justo se cae pero vuelve a levantarse. Estuviste en la cueva, pero preparate porque la ciudad te va a conocer.

Estima grande no es ser prepotente, está basada en la fe y en saber quién sos en Dios. Escuchaste Su voz a tu mente y a tu espíritu, y le creíste a Dios, que vas a derrotar a tu enemigo, como a un solo hombre. Se les termina el ciclo a los que te torturaron por siete años. En cinco minutos de diálogo, Gedeón salió de la cueva y trescientos, se le añadieron para pelear con él.

No guardes dolor porque nadie estuvo con vos en tu peor momento; lo tenías que pasar solo y hoy podés decir: «Señor, vos no me dejaste, y te doy la gloria.»

Pablo dijo: todos me dejaron, pero el Señor no me dejó, y hoy la gloria no se la lleva ninguna persona, sólo mi Dios.

Jesús le oró al Padre: No quiero morir, pero hágase Tu voluntad. Y Dios le respondió: «sos una semilla». Y Jesús fue solo, no dejó que nadie lastime su corazón. Jesús oró porque necesitaba estar en comunión con Papá.

Depende de vos que nadie lastime tu corazón. Sos una semilla y nadie puede tomar tu vida, vos la entregas y la volvés a tomar.

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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