Predicaciones Cristianas – ¿Cómo Ministra Cristo al Mundo Hoy en Día? 3

 

Continuemos.

Al cierre de este libro, recibo el testimonio de un poderoso milagro ocurrido en México. Esto sucedió hace algún tiempo, mientras ministraba en una cruzada en Villahermosa. En aquel entonces, un policía que llevaba un año postrado en cama, completamente inválido, fue llevado en camilla a la cruzada. Había recibido un balazo en la espalda y como consecuencia le habían extraído dos discos de la columna, causándole parálisis y un pronóstico de apenas quince días de vida. En un momento de la oración, pedí a todos los enfermos que repitieran conmigo lo siguiente: «¡Hoy es la noche de mi milagro!».

En ese mismo instante, el hombre se apoderó de la palabra y la repetía fuer­temente. De repente sintió que el lado derecho de su cuerpo comenzó a sacudirse; temblaba tanto que pensó que se moría. Luego ordené a los paralíticos que se levantaran y comenzaran a caminar. El hombre, desesperado, comenzó a buscar con la mirada quien le ayudara a levantarse. Entonces vio a su hija cerca y la llamó, pero la niña tenía miedo. Sin importarle, él se apoyó en ella y como pudo se levantó y comenzó a caminar… Ahora, completamente recuperado, ha vuelto a su trabajo de policía y su testimonio ha llevado a más de sesenta personas a los pies de Cristo, incluyendo al jefe de policía de su ciudad.

Si usted nunca le ha entregado su vida a Jesús, éste es el momento para que conozca a un Dios real, vivo y resucitado. Dice la Palabra de Dios que todos los hombres somos pecadores y hemos sido destituidos de la gloria de Dios (ver Romanos 3:23), que la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna (ver Romanos 6:23), y esa vida está en Cristo Jesús que vino a morir por nosotros y a de­rramar Su sangre. Si usted cree en su corazón que esto es así, repita esta oración mientras lee esta última página:

«Padre celestial, reconozco que soy pecador y me arre­piento de todos mis pecados. Confieso con mi boca que Jesús es el hijo de Dios y que el Padre lo levantó de entre los muertos. Hoy soy salvo, sano y libre. Soy hijo de Dios, hecho a Su imagen y semejanza para manifestar Su persona y Su poder sobre la tierra. ¡Amén!».

¿Por qué muchas veces la presencia de Dios no se mani­fiesta? Porque no hemos adorado lo suficiente, porque hemos cantado las mismas canciones de siempre, porque no hemos edificado Su trono, o porque hemos asumido una actitud inco­rrecta ante Su presencia. Cuando edificamos el trono de Dios, Satanás no puede permanecer en medio de nosotros. Si usted no adora correctamente, podrá tener un buen servicio pero no tendrá la gloria de Dios.

Veamos ahora una serie de conceptos acerca de la ala­banza y la adoración y cómo se conectan con el fluir del poder sobrenatural:

La alabanza y la adoración provocan que Dios se revele a Sí mismo (Isaías 6:3-4). Si usted adora con todo su corazón puede hacer que Dios se le revele como lo hizo a través de las Escrituras. En el versículo anterior, cuando se adoró Su santidad Él reveló Su gloria. Mu­chos de nosotros no llegamos a la iglesia a la hora de la adoración, sino que llegamos más tarde porque nos creemos tan espirituales que creemos que adorar no es necesario y sólo aparecemos para oír la Palabra. ¿Cómo Dios le va a hablar si primero no le adora? La adoración desata los sellos de revelación.

Extracto del libro “Cómo Caminar en el Poder Sobrenatural de Dios”

Por Guillermo Maldonado

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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