Sermones – LOS GOLPES INESPERADOS DE LA VIDA 2

Predicaciones – Los Golpes Inesperados de la Vida 2

Continuemos.

Moisés llamó a Aarón, su hermano mayor, y a unos ancianos sabios, y juntos subieron a una montaña. Una vez allí, les contó que Dios se le había aparecido, y les relató lo sucedido con la mano y el prepucio. Les dijo también que Dios le había pedido que liberara a Israel de Egipto. Todos estuvieron de acuerdo y respondieron: «¡Sí! ¡Vamos a pelear! ¡Dios está con nosotros!». Pero al bajar de la montaña, los ancianos se marcharon, y Moisés y Aarón fueron a enfrentar solos a Faraón. Y aquí encontramos una gran enseñanza: Mucha gente va a subir al monte con vos y te va a decir: «¡Sí, sí! ¡Vamos a hacerlo! ¡Muy bueno!», pero cuando tengas que enfrentar la prueba, más de uno te dejará solo.

Poco a poco, Moisés iba guardando experiencia. Fue a Egipto, libertó a los dos millones de judíos, cayeron las plagas y Dios abrió el mar Rojo. Estaban a catorce días de llegar a la tierra prometida cuando decidieron acampar en un lugar llamado Refidín. Allí fue donde, inesperadamente, los atacó el ejército de Amalec. Es interesante que La Biblia diga que los atacó de improviso, de golpe, ya que Amalec representa los golpes imprevistos. Vemos muchos milagros, salimos de muchos «Egiptos», de muchas pruebas difíciles, estamos yendo hacia un sueño maravilloso y de pronto, de golpe, ataca Amalec.

Amalec atacó por la retaguardia a los más débiles que iban en la marcha. Los golpes imprevistos nos atacan a todos, pero ¡cómo sufren los más débiles ese golpe imprevisto en lo económico, en la salud, esa muerte imprevista, ese accidente, esa mudanza! Lo curioso es que Amalec los atacó sin que hubiera ningún botín ni motivo para atacarlos. Así aparecen los ataques imprevistos, sin motivo, y decimos: «¿Para qué pasó esto? ¡No entiendo el motivo!». Y es que el enemigo, el diablo, nos suelta esos golpes para tratar de frenarnos y destruirnos.

Tres Leyes Para Aplicar en los Momentos Difíciles.

Cuando atacó Amalec, Moisés, el líder, llamó a Josué, el joven, y le dijo: «Josué, quiero que elijas a los mejores soldados porque mañana le vamos a dar batalla a Amalec. Mientras vos estés peleando, yo me voy a ir a la cima de la montaña y allí arriba levantaré los brazos junto con dos amigos». Así lo hicieron.

Primera Ley: Ley del Acuerdo.

Es interesante analizar por qué Amalec apareció en Refidín. Israel había salido de Egipto y al llegar a Refidín, dice La Biblia, el pueblo se empezó a quejar: «Al final, ¿está o no está Dios con nosotros?». Y Amalec los atacó allí, en Refidín. ¿Por qué? Porque en Refidín se pelearon, se dividieron, y entonces fueron atacados.

Cuando tu casa se divide, va a ser atacada; cuando una empresa se divide, será atacada; cuando los hermanos se dividen, van a ser atacados, porque división interna trae opresión externa. Moisés, que sabía un poco más que nosotros de las leyes espirituales, le dijo a Josué: «Josué, pongámonos de acuerdo: vos vas a pelear y yo me voy a ir a la cima de la montaña a levantar los brazos. Me voy a conectar con Dios y vos vas a dar batalla. Nos vamos a poner de acuerdo que los vamos a matar».

Los israelitas se quejaron en Refidín y allí fueron atacados; pero también en Refidín se reunieron y vencieron a Amalec. Ellos aplicaron la ley del acuerdo que dice así: «Si nos ponemos de acuerdo donde estamos siendo atacados, ahí vamos a tener victoria, porque unidad interna trae victoria externa». Cuando vengan golpes difíciles tenemos que usar la ley del acuerdo. Hoy nos ponemos de acuerdo en que vamos a prosperar, en que la enfermedad se va a ir, y en que vienen días buenos para nosotros; porque si nos ponemos de acuerdo, Amalec tiene que desaparecer. ¡Y hoy nos ponemos de acuerdo!

(CONTINÚA…)

Por Bernardo Stamateas

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