Predicaciones – Cristo Responde a Nuestra Necesidad de Salud Psicológica y Emocional 2
Continuemos.
El conferenciante llegó a la cima de lo absurdo cuando exclamó: «¿Qué hace la sociedad con ese regalo que el niño ha producido para ella? ¿Qué hace con los resultados del esfuerzo del niño? ¿Lo preserva la sociedad? ¿Lo honra? ¿Lo ve como un símbolo del éxito del niño? ¡No! La sociedad tira de la cadena. Allí mismo el niño aprende que lo que él produce para la sociedad no tiene significado perdurable, ninguna importancia continua».
Usted se reirá de todo eso, pero ese profesor lo decía en serio.
¿Determina de veras el pasado lo que somos y quiénes somos? ¿Predestinan en realidad nuestra conducta futura los procesos de la niñez como el adiestramiento en el uso del inodoro? ¿No somos más que perros pavlovianos que han sido condicionados para responder a un estímulo particular de una manera peculiar? ¿Somos sencillamente el producto de nuestro ambiente y acondicionamiento?
¡Yo pienso que no! Además, es muy importante reconocer que el evangelio no afirma tal concepto. La Biblia no enseña que el pasado determina lo que somos; la realidad es que la Biblia enseña algo radicalmente diferente. Según la Biblia, el futuro tiene la pista de quién y qué somos en el presente. Se considera el futuro, no el pasado, como la dimensión más importante de la personalidad humana. El que cree lo que dice la Biblia no queda contento preguntando: «¿De dónde vine?» Para el cristiano, la pregunta más importante es: «¿Adónde voy?»
La Biblia enseña que el pasado o antecedente de una persona no es lo más importante acerca de ella. Más bien, como sabe el creyente, lo más importante acerca de una persona es adónde va y qué futuro escoge.
He recibido a estudiantes que llegan a mi oficina confundidos y emocionalmente traumatizados. Estaban en redados; se sentían fracasados; a punto de perder el curso universitario. A menudo sus tristes circunstancias eran primordialmente el resultado de que no se dirigían a ninguna parte. No tenían metas. Carecían de aspiraciones. Su vida no tenía propósito y no se podían imaginar un sentido deseable para la existencia. Su futuro estaba carente de esperanza.
Descubrí que si podía lograr que esos estudiantes se entusiasmaran con alguna meta hermosa, si podía hacerles creer que su vida podía tener algún propósito magnífico, daban la vuelta completa y casi inmediatamente se arreglaban. He tenido la dicha de ver a esos muchachos cambiar su actitud aletargada y aburrida a una personalidad dinámica, con dominio de sí mismos, y moverse hacia una vida de realización gozosa. Estoy seguro de que usted, de su propia experiencia, puede citar casos de personas confundidas, agitadas con dudas y emocionalmente desequilibradas, pero que se volvieron personas felices cuando tomaron la decisión de comprometerse a llegar a ser personas nuevas.
Hay mucha evidencia para sustentarla tesis de que dependemos grandemente de lo que elegimos llegar a ser. Esas son las buenas nuevas (que es lo que significa la palabra evangelio). No somos criaturas predeterminadas. Podemos tomar decisiones que pueden modificar nuestro comportamiento y convertirnos en nuevas criaturas.
Por último, un cristiano es alguien que quiere llegar a ser una nueva persona y se da cuenta de que esa es una posibilidad mediante una entrega de su vida a Cristo y al estar dispuesto a convertirse en lo que Cristo quiere que sea.
Cuando una persona se entrega totalmente a Cristo, Dios envía a su Espíritu Santo para fortalecer y capacitar a tal persona para cumplirlo. Las personas que deciden llegar a ser lo que el Señor quiere que sean son capacitadas para convertirse en nuevas criaturas. (2 Corintios 5:17 y 1 Juan 3:2).
Debo aclarar que no me opongo a los consejeros. La Biblia enseña claramente que la consejería es un don que el Espíritu Santo da a ciertas personas para que puedan «edificar» y «levantar» a los que necesitan ayuda. Lo que me preocupa es que demasiados consejeros operan con principios y suposiciones sobre la personalidad humana que son contrarios a los trazados por la Biblia.
Si un consejero cree que las personas pueden tomar decisiones que tienen la potencialidad para transformarlas en nuevas criaturas, yo lo admiro y lo aliento. Pero cuando la consejería se vuelve nada más que un análisis del pasado con la creencia de que el discernimiento de los factores que condicionan la personalidad presente lo librará en salud y felicidad, yo me opongo.
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “Es Viernes Pero el Domingo Viene”
Por Tony Campolo
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