Predicaciones Cristianas – Tres Principios Grandiosos 3.

 

Continuemos.

Entonces, aquí tenemos tanto un caso particular como un principio de gobierno. Nuestro Señor sólo está ci­tando el caso para probar el principio general. Y el principio general es cualquier cosa que la Iglesia haga en la Tierra. Dios de igual manera lo hará en el cielo. Si la Iglesia trata a un hermano como gentil y publicano, Dios en el cielo también lo tratará como tal. Este prin­cipio no sólo es aplicable en este caso, sino en muchos otros. El incidente expresado aquí sólo sirve como ejemplo.

La Iglesia es el vaso escogido por Dios en el cual está de­positada su voluntad, para que ella pueda pronunciar en la Tierra la voluntad de Dios. Si la Tierra quiere, el cielo también querrá. Si la iglesia quiere, Dios también querrá. Por esta razón, lo que Dios desea realizar en el cielo no será realizado en la Tierra si Él encuentra dificultad en la Iglesia.

Hay muchos hermanos y hermanas que llevan sobre sí cargas pesadas desde la mañana hasta la noche. Están tan cargados porque no oran. Cuando se abre una llave de agua, el agua fluye; pero cuando se cierra, el agua queda cortada. Ahora pensemos un momento: ¿cuál presión de agua es mayor? ¿La que se genera para poner en circulación el agua, o la que se genera para retener­la? Todos sabemos que cuando sale el agua, la presión decrece, en tanto que cuando su paso se bloquea, la pre­sión aumenta. De igual modo, cuando la Iglesia ora, es como abrir el grifo; cuanto más esté abierto, tanto más disminuye la presión.

De igual modo, si la Iglesia no ora, es como si se obstruyera el tubo de agua: la presión gradualmente se elevará. Cada vez que Dios desee hacer algo, colocará una carga sobre un hermano, una herma­na o sobre toda la Iglesia local. Si la Iglesia ora y cum­ple su ministerio, cuanto más ora, más liviana se hace la carga. Y después de orar diez o veinte veces, su carga interna será grandemente aliviada. Pero si la Iglesia no era, sentirá la pesada carga, y se sofocará como si se es­tuviera muriendo.

En vista de esto, hermanas y hermanos, cada vez que us­tedes se sientan cargados y sofocados interiormente, se­pan que no es por otra razón que por el no haber cum­plido su ministerio delante de Dios. Si esta carga existe sobre ustedes, traten de orar una hora o media hora, y hallarán que su respiración se normaliza otra vez, por cuanto la presión habrá disminuido grandemente.

¿En qué consiste entonces el ministerio de oración de la Iglesia de Cristo? Consiste en que Dios diga a la Iglesia qué es lo que Él desea hacer, para que la Iglesia en la Tie­rra pueda orar por ello. Tal oración no consiste en pedir­le a Dios que haga lo que nosotros queremos hacer, sine que haga lo que Él quiere hacer. Comprendamos que la Iglesia debe declarar en la Tierra la voluntad de Dios en el cielo. La Iglesia debe declarar en la Tierra que esa vo­luntad de Dios es lo que ella quiere. En caso de que falle en este punto, será de muy poco valor en las manos de Dios. Aunque insista en otros asuntos, la Iglesia será de poco uso para Dios, si no es eficaz en este asunto. El su­premo uso de la Iglesia para Dios es permitir que la vo­luntad de Él se haga en la Tierra.

 

2. Armonía en el Espíritu Santo.

Hemos visto que la Iglesia de Cristo debe atar lo que Dios quiere atar, y desatar lo que Dios quiere desatar. Sin embargo, ¿cómo debe la Iglesia realmente atar y de­satar? «Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidie­ren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos» (vs.19). El versículo anterior hace hincapié tan­to en la Tierra como en el cielo, y este versículo tam­bién. El vs.18 se refiere a que el cielo ata o desa­ta lo que la tierra ate o desate; pero lo mismo dice el vs.19, que declara que el Padre celestial hará lo que la Tierra pida.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Ministerio de Oración de la Iglesia”

Por Watchman Nee

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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