Predicaciones Cristianas – Tres Principios Grandiosos 5.
Continuemos.
Recordemos que la oración no es lo que debe hacerse. La oración le sigue los pasos a la armonía. Si la Iglesia desea tener tal ministerio de oración en la Tierra, todos y cada uno de los hermanos y hermanas deben aprender a negar la vida de la carne delante del Señor; de otro modo, la Iglesia no será eficaz. La palabra que el Señor Jesús nos da aquí es sumamente maravillosa. Él no dice que si uno pide en el nombre de Él, el Padre lo oirá; ni tampoco dice el Señor que Él orará por ellos para que el Padre conteste. Más bien declara: «Si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos». ¡Oh! ¡Si realmente nos pusiéramos de acuerdo, las puertas del cielo se abrirían!
Aquí está un hermano que peca contra otro. Antes que la Iglesia comience a tratar con él, el hermano contra el cual se cometió la ofensa va con otro hermano o dos para persuadirlo a que se arrepienta. Estos dos hermanos van a hablar con aquel hermano que ha pecado, antes que la Iglesia siquiera comience a tratar el caso. Sin embargo, eso no significa que estos dos hermanos piensan de una manera diferente a la Iglesia; sólo significa que ellos ven el asunto antes que la Iglesia, pues subsiguientemente, la Iglesia ve la situación exactamente del mismo modo. Dicho en otros términos, estos dos hermanos están en el plano de la Iglesia.
Lo que el Señor quiere decir es que ellos dos representan a la Iglesia en la Tierra. Lo que la Iglesia percibe está perfectamente de acuerdo con lo que estos dos hermanos perciben. Este es el ministerio de oración. Ellos tienen que ponerse de acuerdo en todas las cosas cualesquiera que sean, y deben orar de acuerdo sobre ese asunto en particular.
La oración como ministerio de la Iglesia consiste en orar en la Tierra de tal modo que se produzca acción en el cielo. Debemos recordar que este tipo de oración de la cual se nos habla en Mateo 18, definitivamente no está incluida en la oración de devoción, ni en la oración personal privada. Muchas veces tenemos necesidades personales por las cuales pedimos a Dios y Él nos responde. En realidad la oración personal tiene su lugar. De igual modo, a menudo sentimos que Dios está cerca. Gracias a Dios que Él oye nuestros pedidos devocionales. Tampoco debe despreciarse este hecho. Incluso reconocemos que si la oración de una hermana o un hermano no es contestada, o si tal persona no siente que Dios está cerca, algo anda mal. Debemos poner atención a la oración personal e igualmente a la que hacemos por devoción. Especialmente los nuevos creyentes en Cristo, no podrán correr la carrera que tienen par delante, si carecen de la oración personal y devota.
Aun así, necesitamos comprender que la oración no es sólo para el uso personal, ni sólo tiene el propósito de servir para la devoción. La oración es un ministerio, una obra. Esta oración en la Tierra es el ministerio de la Iglesia, es su trabajo. Es la responsabilidad de ella delante de Dios, porque su oración es la salida del cielo.
¿Cuál es la oración de la Iglesia? Dios desea hacer algo, y la Iglesia en la Tierra ora por eso con anticipación, de modo que pueda ser realizado en la Tierra, para que así cumpla el propósito de Dios.
El ministerio de la Iglesia es el ministerio del cuerpo de Cristo, y ese ministerio es la oración. Este tipo de oración no es la que se hace por devoción ni por alguna necesidad personal; más bien es la que se hace a favor del «cielo». Ahora bien, lo que significa una oración de esta naturaleza, en el caso que estamos considerando, es lo siguiente: aquí está un hombre que ha perdido la comunión, debido a que se niega a oír la persuasión de un hermano, el consejo de otros dos o tres hermanos, y finalmente el criterio de la Iglesia local. Dios, por tanto, derramará sobre él un juicio por considerarlo gentil y publicano; sin embargo, Dios no actuará inmediatamente, sino que esperará hasta que la Iglesia ore en ese sentido, y entonces Él lo hará en el cielo.
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “El Ministerio de Oración de la Iglesia”
Por Watchman Nee
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