Educación Sexual – Educación Sexual Para Padres 1

 

 

A. Los Padres que Tienen Dudas son Padres Normales.

Casi no existen padres cristianos que en algún momento de sus vidas no se hayan preguntado cómo contestar preguntas referentes al tema sexual o no se hayan preocupado por la educación sexual de sus hijos, quienes a medida que van creciendo van planteando «preguntas muy difíciles de responder».

Hemos sido criados en hogares con muchos tabúes, inhibiciones y temores en cuanto al sexo. Lo que es peor aún, ciertas iglesias y líderes contribuyeron a llenar de culpas y mitos algo tan hermoso, claro y maravilloso como es nuestra vida sexual.

Tarde o temprano todo padre debe enfrentarse a esta situación «difícil».

No se puede callar el tema, todos los padres están llamados por Dios a dar una educación sexual cristiana a sus hijos. Como padres, somos autoridad espiritual de sus vidas y responsables delante de Dios por una educación basada en el amor y en la Palabra de Dios.

Anhelamos que nuestros hijos crezcan libres de todo trauma, de toda represión sexual enferma, de toda incertidumbre. Muchos de nosotros seguramente recordamos cuando hicimos a nuestros padres nuestras primeras preguntas sobre el sexo; recordamos sus silencios, o sus «¡cállate eso no se pregunta!», o un bife… o sus simples respuestas que calmaron nuestras dudas.

La mejor manera de hacer una buena educación sexual, es comenzando por «casa», es decir por nosotros mismos.

Querido padre, la mejor manera de hablarles a nuestros hijos sobre la maravillosa creación sexual de Dios es primero «hablándonos a nosotros mismos», ver qué sentimientos hay al recordar el tema.

 

Ejercicio N° 1.

Piense en la palabra Sexo… qué sentimientos le despierta… mire qué siente su corazón, no qué piensa su cabeza.

Ahora pregúntese el porqué de estos sentimientos, con qué imágenes del pasado o del presente están asociadas.

Estos sentimientos que usted siente son los que le va a transmitir a sus hijos. Si los mismos son negativos: miedos, culpas, broncas, etc. es necesario que Dios sane los recuerdos tristes o dolorosos que han generado en usted estos sentimientos. Si es así, pídale a Dios ahora que sane esos recuerdos. Entrégueselos uno por uno al Señor, vuelva al pasado, al recuerdo y abra su corazón en oración. Luego tome autoridad y corte todas las ataduras espirituales de su vida creada por estos sentimientos. Declárese libre y sano por el Señor.

 

B. Lo que Dios dice del Sexo.

¿Qué dice la Biblia sobre el sexo? ¿Es malo, pecaminoso como muchos predicadores nos hicieron sentir?

La Biblia plantea la sexualidad como algo maravilloso y bueno (Génesis 1:31). La Biblia es un libro muy sexual ya que en él se relatan historias y principios muy variados, pero su objetivo, recordemos que no es un tratado de «sexología moderna» o «manual ilustrado de prácticas sexuales».

La Biblia muestra desde el comienzo al ser humano como alguien sexual, dice Génesis 2:18: «…y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó».

El texto afirma que se «es» varón o mujer, y no como alguien poseedor de un sexo. Dios es el creador de la identidad de género y hay en lo más profundo del ser humano el sentimiento de ser imagen del Creador.

Dice Génesis 2:24-25: «Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer y no se avergonzaban».

Ya desde el comienzo la Biblia habla del sexo: «ser una sola carne». La sexualidad aparece como un punto de unión entre dos personas que se aman. Esta unión placentera da al hombre y a la mujer un sentimiento de mutua dependencia.

Dice Génesis 2:23 que cuando Adán ve la creación de Eva exclama: «…es huesos de mis huesos y carne de mi carne».

Así la primera finalidad del sexo no es la reproducción como muchos «padres de la iglesia» y religiosos enseñan, sino la UNION, el pertenecerse el uno al otro.

Dice en Proverbios 5:18-19: «Sea bendito tu manantial y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre».

La unión tan íntima que implicaba la sexualidad era una unión corporal, de allí tanto énfasis del pueblo hebreo en no descubrir la desnudez del otro, es que ver al otro desnudo era penetrar en su intimidad.

Pertenecer al otro es encontrarse con uno mismo.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Educación Sexual Para la Familia”

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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