¿Son importantes los juegos sexuales?

¡Sí que lo son! Aquí radica el secreto de una vida sexual placentera y continua­da. Está demostrado que el recuerdo de experiencias gratificantes y placenteras son el motor fundamental del deseo sexual. A diferencia de los animales, que copulan por instinto y por «olores» (feromonas), las personas se atraen por la vista y por el recuerdo de bellos momentos; entonces, resulta claro que cuanto más tiempo dedi­quemos a las caricias, besos y diversos juegos, sin presiones ni temores, tendremos mayor estímulo para la experiencia actual y excelente material para la próxima. Mu­chas mujeres señalan que la estimulación erótica previa al acto sexual es el aspecto más importante del encuentro sexual, en comparación con la relación en sí o el juego posterior.

¿Los juegos sexuales benefician al hombre?

Ciertos autores sostienen que los juegos sexuales sólo sirven para excitar a la mujer, creyendo que cuando el hombre tiene el pene erecto está listo para la pene­tración y que debe someterse al trabajo arduo y tedioso de estimular a su mujer por laaaaargo rato, lo cual es una verdad a medias, porque de una estimulación pro­longada se benefician los dos, tanto el hombre como la mujer. Una erección de más de 20 minutos asegura un orgasmo más placentero en la mayoría de los hom­bres. ¡Exploren maneras nuevas de darse placer, con el fin de intensificar esos momentos!

«Llevamos 20 años de casados, nunca tuvimos mayor diversidad a la hora de hacer el amor. Las dos fuimos criados a la «antigua» y nos cuesta  cambiar, pero quisiéramos incorporar juegos y caricias que antes no teníamos, ¿Cómo cambiar? ¿Cómo verlo dentro del contexto cristiano?», María Inés y Pedro.

Lo más importante es el deseo de cambio. Como cristianos, revaloricemos nuestra sexualidad como algo más que genitalidad (contacto genital), viviendo cada en­cuentro sexual como una profunda vivencia de amor y entrega. Muchos hombres y mujeres no dan esta dimensión a la intimidad sexual y terminan reduciéndola a un acto repetitivo, rígido, aburrido. Es bueno que nos atrevamos a descubrir aquellos sitios del cuerpo que producen placer, tanto del propio como del cónyuge, y que responden exquisitamente a la estimulación (acariciar, tocar, frotar, lamer, dar palmaditas, besar o hacer cosquillas).

Dios diseñó el cuerpo humano con tanta diversidad de caracteres y con una combinación tan infinita de posibilidades, que hacen a cada persona única en todo el Universo. Nunca puede haber dos personas iguales, ni siquiera clonadas, porque las experiencias de vida son distintas para cada individuo. Esta riqueza propia del creador hace que cada pareja también sea única. Por ello debemos desarrollar pensamient­os positivos, a fin de cultivar encuentros sexuales placenteros que motiven, fortalez­can y construyan lazos más fuertes entre los esposos. Recomendamos leer el capítulo ‘tres reglas de oro, para mejorar la vida en pareja».

¿Con cuánta frecuencia pueden mantenerse relaciones sexuales?

Cuantas veces la pareja lo desee. La frecuencia de las relaciones sexuales varía de una pareja a otra y aun dentro de la misma, según las circunstancias que vivan. Si ambos están viviendo una buena etapa, descansados y cómodos, es muy probable que la frecuencia de las relaciones aumente; de igual modo en caso de reencuentro, luego de alguna separación momentánea (por ejemplo por viaje). Mientras que al experimentar crisis o angustia, las relaciones se tornan, en general, más espaciadas.

La cantidad de relaciones que tendrá la pareja dependerá, en última instancia, del ajuste sexual de los cónyuges. Vamos a un caso hipotético: un hombre que desee mantener relaciones todos los días puede decir que su esposa es «fría» porque ella quiere tener relaciones tres veces por semana. Para otro hombre, una frecuencia de 2 o 3 veces por semana está bien y considera a su esposa perfectamente normal. Pero también puede ocurrir el caso contrario, el esposo quiere tener una sola relación semanal y juzga a su esposa de «insaciable» porque quiere más de una en la semana. No existen ni mínimos, ni máximos. Cada persona tiene particularidades y preferen­cias que la hacen única sobre todo el mundo, dando a su pareja una singularidad también única.

¿Cada cuánto tiempo tiene relaciones la mayoría de la gente?

Las parejas jóvenes, por lo general, hacen el amor de tres a cuatro veces por semana. Las parejas de mediana edad, dos a tres veces a la semana. Los ancianos menos de una vez por semana.

La gente de hoy tiene más actividad sexual que en la época de mi abuelo. ¿Es verdad?

Sí. En los últimos 20 años aumentó la frecuencia de las relaciones sexuales en el matrimonio. En los informes Kinsey se reportó que un matrimonio entre los 16 y los 25 años tenía una frecuencia de 1,95 coitos por semana, mientras que en el informe Hunt la frecuencia era de 2,55.

Sin embargo, hoy día la frecuencia tiende a descender nuevamente. Los princi­pales motivos son: exceso de trabajo, situaciones de estrés, agotamiento y cansancio, problemas económicos, etc.

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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