Matrimonios Cristianos – Historia, Teología y Sexualidad 3

 

Continuemos.

Son interesantes también las opiniones sobre la masturbación. En el siglo XVIII un clérigo anónimo inglés usó expresiones durísimas para referirse a la masturbación. Establecía un paralelo entre la masturbación y el pecado de Onán (Gn.18:6-10). Ésta es una de las enseñanzas más erróneas difundidas.

Dice la Biblia que Judá y Sua se casaron y tuvieron un hijo llamado Er, otro hijo menor llamado Onán, y un tercer hijo llamado Sela. Er se casó con Tamar, muere Er y Judá por la ley del levirato le dijo a Onán que le diera un hijo varón. Al tener relaciones, Onán «vertía en la tierra» (es decir practicaba el coito interrumpido). La ley del levirato (levir: hermano de esposo) exigía que si un hombre moría sin dejar un heredero varón, su hermano estaba obligado a casarse con la viuda y proporcionarle un hijo, que llevaría el nombre del muerto y recibiría la parte correspondiente de la herencia familiar (Dt.25:5- 10).

El levirato aseguraba un heredero al israelita muerto, evitando de este modo peleas y litigios que resultarían inevitables en el caso de que la viuda buscara un nuevo marido fuera de la familia. Sobre este trasfondo hay que entender el famoso pecado de Onán, que no tiene nada que ver con la masturbación, el «desperdicio de semen» ni «prácticas anticonceptivas rechazadas» por Dios.

Su temprana muerte se debió, no a que derramara su semen en la tierra, sino por negarse a cumplir su obligación de engendrar un heredero a su hermano muerto, ya que el castigo frente a quien no hiciera esto era ser degradado y deshonrado públicamente (Dt.25.7-10). Al simular que cumplía sus obligaciones como cuñado, pero impidiendo al mismo tiempo la posible concepción de un heredero varón, Onán trataba de robar la herencia de su hermano. Ése fue su pecado a los ojos de Dios.

En 1758 un médico francés llamado Tissot, escribió “El onanismo: disertación sobre las enfermedades producidas por la masturbación”. Decía que toda actividad sexual era peligrosa para el cuerpo porque agotaba los nervios hasta la locura, que la masturbación llevaba siempre «al exceso» (idea errónea que muchos tienen hoy) y que la melancolía, epilepsia, tumores, hemorroides, ceguera, imbecilidad, eran un preaviso del fuego del infierno. Así nace el concepto de la «locura por masturbación» pudiendo llegar aun a producir la muerte.

Luego, otros escribieron que no sólo era pecaminosa sino que desde la «ciencia» era perjudicial en todo sentido. Para combatir esta enfermedad se crearon jaulas genitales, parecidas a los cinturones de castidad, e introducían los penes de los varones en tubos forrados de clavos para impedir las erecciones.

Otros llevaban a cabo operaciones quirúrgicas donde se extirpaba el clítoris, quemaban la piel genital mediante corriente eléctrica o un hierro candente, y como método extremo se usaba la castración.

Por horroroso que parezca, ponemos el caso de un médico cirujano del hospital St. Johns, que sometió a una niña de 7 años que se masturbaba y se la consideraba nerviosa, a múltiples tratamientos sin efecto positivo, desde la colocación de emplastos hasta la intervención quirúrgica del clítoris. Junto con otros médicos consideraron la operación «exitosa».

El reverendo Sylvester Graham en 1830 elaboró una harina especial para combatir la lujuria; hoy son los bizcochos que llevan su nombre. En 1898, uno de sus seguidores John Kellog, creó un cereal para el desayuno para ayudar a disminuir el deseo sexual: ¡los famosos copos de maíz!

Los médicos sugerían también a los padres envolver a sus hijos en sábanas mojadas frías, atar las manos a los postes de la cama o atar las piernas juntas.

Afortunadamente, con los años aparecen los propugnadores del placer sexual como algo natural y bueno, y los descubrimientos científicos sobre la sexualidad en general.

Así entonces, llegamos a algunas conclusiones sobre la visión histórica de la sexualidad:

  • La sexualidad como algo sucio y pecaminoso.
  • Algo inhumano, animal.
  • Como medio de procreación.
  • Como algo meramente carnal sin afecto.
  • La mujer, la tentadora y pervertidora, el hombre la víctima.
  • El placer, medio de alejarse de Dios.
  • Exaltación del ascetismo y virginidad.
  • Desespiritualización del sexo.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Sexualidad y Erotismo en la Pareja”

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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