LA PRIMERA VEZ

EL AMBIENTE DEBE SER PROPICIO A LA OCASIÓN

En un lugar confortable, tranquilo, muy reservado, lejos de los familiares, lo que hace que las inhibiciones disminuyan, afloran con mayor naturalidad sentimientos que, por asociación con el resto de las vivencias, son más inten­sos, agradables y duraderos.

Un lugar acogedor inspira romanticismo y es más fácil expresar el amor en plenitud que si están en un lugar incómodo, no preparado o donde otros conviven (muchas parejas expresan que no pueden lograr orgasmos cuando salen de vacaciones con sus padres o permanecen en la casa de ellos, aun con una habitación privada, por temor a ser escuchados o interrumpidos).

¿Cómo preparar y prepararse para la luna de miel?

  1. Cuiden la salud física. La preparación de una boda insume demasiado tiempo. Implica correr de aquí para allá y nunca terminar. Los detalles del vestido de la novia; el traje del novio, la ropa para el civil, programar la ceremonia religiosa; la torta, los «souveniers», el salón de fiesta, el alquiler de los platos; la decoración del templo; las invitaciones y un sin fin de detalles que toman tiempo y hacen que los novios corran con una veloci­dad inusitada. Esto puede provocar alimentación irregular o mala, con los consiguientes desajustes en la salud y hasta pérdida de peso. Pongan es­pecial cuidado en esto. Ustedes deben estar 100 % sanos para disfrutar la luna de miel. Les sugerimos que para evitar estos trastornos deleguen en familiares y amigos detalles de la boda y eviten así la excesiva tensión en sus propios cuerpos.
  2. Consulten a un ginecólogo. Por lo menos un mes antes de la fecha de la boda, para recibir asesoramiento acerca de anticoncepción.
  3. Oren antes de hacer el amor: se suele pasar por alto esta recomendación a los novios en las sesiones de aconsejamiento prematrimonial. Fue Dios quien los guió a que se conocieran y comenzaran el noviazgo. Dios los guió al matrimonio. Dios bendijo ese matrimonio y es Dios quien debe guiar esta etapa de intimidad sexual. Cuando estén en el dormitorio, ya a solas y antes de comenzar con cualquier coqueteo o acto sensual, tómen­se de las manos y dirijan a Dios una oración de ayuda y dirección. El Espíritu Santo no quedó detrás de la puerta. Algunos creen que ésta es una etapa puramente carnal, donde las pasiones del viejo hombre afloran con toda sus fuerzas mientras que el Espíritu Santo espera fuera del dormitorio a que terminen. ¡Nada más lejos de la verdad! Dios está ver­daderamente interesado en que ustedes disfruten al hacer el amor y que puedan vivir las sensaciones más placenteras. Por lo tanto, no olviden orar a Dios.
  4. Disfruten de los primeros momentos. Para muchas parejas suele ser una experiencia fascinante poder tomar un baño juntos la primera noche de boda, antes de hacer el amor. Esto permite que ambos puedan verse des­nudos por primera vez. De esa manera comenzarán a explorarse mutua­mente. Mirarán, tocarán y podrán acariciarse suavemente mientras se enjabonan. Es una experiencia de mutuo reconocimiento, gratificante, que tiende a bajar las tensiones y ansiedades propias de la primera vez. Tómense tiempo. Nadie los apura. Bésense, recorran el cuerpo completa­mente. No se sientan presionados. En nuestra cultura machista, el hom­bre suele estar ansioso por el rendimiento. Nos han hecho creer que el hombre es el que debe tomar la iniciativa y dominar la situación en todo tiempo. Pero no es verdad. ¡Hombre, mujer, líbrense de ese mandato cultural! Disfruten sin influencias ni imposiciones de la intimidad entre ambos.
  5. No apuren las etapas. La primera relación sexual no tiene que coincidir necesariamente con la primera noche de la luna de miel. Es necesario to­mar todo el tiempo que la pareja requiera para disfrutar sin tensiones de la intimidad; eso puede llevar unas horas o unos días. Para el varón es rela­tivamente fácil desvestirse, pero suele ser difícil para la mujer, sobre todo si fue criada según principios rígidos. Es importante que el esposo no «apure» a su amada, sino que le otorgue toda la contención y la ternura para que se sienta libre para amarlo. Habitualmente, la experiencia sexual en la primera noche suele ser decepcionante para uno o ambos cónyuges, máxime cuando, apresurados por la ansiedad, terminan quemando las eta­pas del descubrimiento.

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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